Las curaciones de Jesús, algo más que “milagros”

1 enero 2008

Propuesta para el análisis y la reflexión

José Joaquín Gómez Palacios
 
Actualmente existen muchas personas que no creen en los milagros. Afirman que son transgresiones de las leyes de la naturaleza y que no pueden darse. Otras personas creen en los milagros porque las leyes de la naturaleza las ha creado Dios, y Él puede modificarlas. Este problema es propio de quienes habitamos el siglo XXI. Para los autores de la Biblia, admitir milagros no entrañaba ninguna dificultad.
En el Antiguo y Nuevo Testamento se narran múltiples historias denominadas en su origen como “signos” o “manifestaciones extraordinarias”. Las palabras hebreas y griegas utilizadas para designar tales fenómenos  se han traducido a nuestras lenguas actuales como “milagros”. No obstante, su significado originario no expresa aquello que nosotros entendemos como “milagro”, sino signos que muestran el amor salvador de Dios. Los primeros autores e intérpretes de la Biblia afirmaban que la historia de Israel es obra de los “signos” de Dios. El Nuevo Testamento sigue en la misma línea.
Por este motivo, se debe procurar no poner el acento en el aspecto maravilloso de las narraciones que nos ocupan. Los cristianos que consignaron por escrito los Evangelios, no estaban preocupados por demostrar que Jesús es capaz de alterar las leyes de la naturaleza. Eso no era ninguna novedad en aquellos tiempos. La Grecia Antigua conocía las curaciones acaecidas en Epidaruro (Peloponeso), Lebena (Creta)… y en los múltiples templos levantados en honor a Asclepio, dios de la salud. Estos santuarios eran como grandes hospitales sagrados. La arqueología ha sacado a la luz una ingente multitud de brazos, piernas y manos de arcilla, hallados en los templos de Asclepio: ofrendas de acción de gracias (exvotos) por las curaciones recibidas.
 
Para analizar las curaciones realizadas por Jesús
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Los relatos de curación eran conocidos perfectamente por los contemporáneos de Jesús y por sus discípulos. Por este motivo, los textos que narran curaciones utilizan los esquemas usuales de la época.
Para desentrañar la novedad de las curaciones de los evangelios, debemos observar detalles del texto que nos desvelan nuevos matices. Estos pormenores suelen pasar desapercibidos, bien porque no nos fijamos en ellos, bien porque creemos conocer perfectamente la historia y no prestamos atención. Estos detalles están expresados frecuentemente con una escueta expresión.
Sugerimos el análisis de algunos de los milagros d el evangelio de Marcos. Y centramos nuestra observación en tres aspectos: la geografía del milagro (dónde se realiza), el tiempo del milagro (cuándo se desarrolla), y a quién cura Jesús y tipo de dolencia que remedia.
No desvelaremos todos los datos geográficos o temporales. Conviene una lectura atenta del texto para ir anotando los detalles en unas tablas de doble entrada.
 

  • La geografía de los milagros de Jesús

El evangelio de Marcos narra unos diecisiete milagros. Doce de ellos tienen lugar en territorio judío: once en Galilea y uno en Judea. Los cinco restantes acontecen en territorio pagano: Tiro, Sidón, Decápolis…
Estos datos geográficos son significativos. Para los judíos de aquel tiempo la presencia de Dios radicaba únicamente en el Templo de Jerusalén, erigido en la ciudad santa. La región de Galilea era una tierra de paganos, y en consecuencia, alejada de la acción de Dios. Ya Isaías le denomina como “Galil Haggoyim”, expresión hebrea que significa “Galilea de los Paganos”
Y aquí tenemos un primer elemento importante: Jesús elige, como lugar privilegiado para sus milagros, la región “marginada” religiosamente. Dicho de otra forma: El Templo de Jerusalén no es el único lugar de la presencia y el amor de Dios. Porque “no tienen necesidad de médico los sanos, sino los enfermos”. La geografía de los milagros de Marcos expresa que la misericordia de Jesús es universal y abierta a todos. (Leemos los textos y completamos la Tabla 1).
 
Tabla 1. Lugar de las curaciones
 

Texto Milagro Territorio Lugar
Mc 1, 21-28 Expulsa a un espíritu malo Galilea · Cafarnaún Sinagoga
Mc 1, 29-31 Cura a la suegra de Pedro Galilea · Cafarnaún Casa
Mc 1, 32-34 Cura a muchos enfermos
Mc 1, 39-45 Cura a un leproso
Mc 2, 1-12 Cura a un paralítico
Mc 3, 1-6 Cura el brazo a un hombre
Mc 4, 35-41 Calma la tempestad
Mc 5, 1-20 Cura a un endemoniado Gerasa. Ciudad pagana
Mc 5, 21-34 Cura a una mujer con flujos de sangre
Mc 5, 21-34 Reanima a la hija de Jairo
Mc 8, 22-26 Cura a un ciego
Mc 9, 14-29 Cura al hijo epiléptico de un hombre
Mc 7, 24-30 Cura a la hija de una mujer pagana
Mc 7, 31-37 Cura a un sordomudo
Mc 10, 46-52 Cura a un mendigo ciego Jericó Vera del camino

 
Completados los datos, valoramos las siguientes afirmaciones:
– Los primeros cristianos no estaban preocupados por el aspecto “milagroso” de las acciones de Jesús. Mediante detalles “geográficos” nos transmiten que el amor de Dios no conoce fronteras. Jesús cura dentro del país de los judíos y fuera de él. El amor de Dios manifestado en Jesús es universal.
– Jesús cura allí donde hay una persona que sufre: en una sinagoga, a la vera de un camino, en una casa… Lo que importa es devolver la alegría y la esperanza a quien se halla abatido por el dolor y la soledad.
– Jesús no realiza ninguna curación en el Templo de Jerusalén. Y es que la presencia de Dios no puede encerrarse en los muros de un Templo. Las curaciones de Jesús, realizadas en múltiples lugares, anuncian que todo lugar es sagrado si se practica la misericordia y la solidaridad.
 
– A la luz de las conclusiones deducidas de la “geografía de los milagros” de Jesús, ¿qué actitudes podríamos reforzar en nuestro comportamiento?
 

  • El tiempo en el que acontecen las curaciones de Jesús

 
El momento en el que ocurre cada milagro de Jesús no está puesto al azar. Cada vez que se cita el día de la semana o la hora en la que acontece el milagro, tiene una intencionalidad. Los datos cronológicos no son sólo acotaciones temporales, sino que expresan un mensaje religioso. (Leemos en el evangelio de Marcos la temporalidad de algunos milagros y completamos la Tabla 2).
 
Tabla 2. El tiempo de las curaciones
 

Texto Milagro Día de la curación Hora
Mc 1, 21-28 Expulsa a un espíritu malo Sábado
Mc 1, 29-31 Cura a la suegra de Pedro Sábado
Mc 1, 32-34 Cura a muchos enfermos Primer día de la semana Puesto el sol
Mc 1, 39-45 Cura a un leproso
Mc 2, 1-12 Cura a un paralítico Algunos días después
Mc 3, 1-6 Cura el brazo a un hombre Sábado
Mc 4, 35-41 Calma la tempestad
Mc 5, 1-20 Endemoniado
Mc 5, 21-34 Cura a una mujer con flujos de sangre
Mc 5, 21-34 Reanima a la hija de Jairo
Mc 8, 22-26 Cura a un ciego
Mc 9, 14-29 Cura al hijo epiléptico de un hombre
Mc 7, 24-30 Cura a la hija de una mujer pagana Enseguida
Mc 7, 31-37 Cura a un sordomudo
Mc 10, 46-52 Cura a un mendigo ciego

 
Tras completar la tabla, el grupo comenta las siguientes valoraciones:
 
– Jesús curaba frecuentemente en sábado; día sagrado para los judíos y en el que estaba prohibida cualquier actividad. Para Jesús lo “sagrado” no es el tiempo ritual del “sabat”, sino hacer el bien a quien se halla en necesidad.
– El evangelio de Marcos presenta una dura crítica a dos instituciones judías: el sábado y la sinagoga. Los fariseos habían convertido al sábado en un cúmulo de prescripciones que no contribuían a liberar a las personas. La sinagoga, lejos de ser lugar de encuentro con la Palabra y con los hermanos, era una institución asfixiante. Jairo, jefe de una sinagoga, busca a Jesús fuera de este edificio para que resucite a su hija adolescente. La sinagoga se muestra inútil para ofrecer salvación.
– Jesús cura a muchos enfermos “cuando se puso el sol” del sábado, es decir “el primer día de la semana”. La expresión “el primer día de la semana” era para los primeros cristianos un recuerdo del día de la resurrección de Jesús. Con la resurrección de Jesús ha llagado un tiempo nuevo.
 
– ¿Qué pistas de actuación nos ofrece “el tiempo” de los milagros?
 

  • Las dolencias que cura Jesús.

 
La palabra de Jesús no es una expresión vacía. Es una palabra que se cumple y da frutos de vida. Ojos, oídos, brazos, piel… son partes concretas del cuerpo que experimentan un cambio positivo. Las personas enfermas pueden “ver”, “oír”, “caminar”…a partir del encuentro con Jesús. La salvación interior va unida a una liberación social activa. (Completamos Tabla 3).
 
Tabla 3. Las dolencias que sana Jesús
 

Texto Milagro Órgano curado Acción recuperada
Mc 1, 21-28 Expulsa a un espíritu malo Mente
Mc 1, 29-31 Cura a la suegra de Pedro Fiebre Se puso a servirles
Mc 1, 32-34 Cura a muchos enfermos
Mc 1, 39-45 Cura a un leproso Piel
Mc 2, 1-12 Cura a un paralítico Cuerpo entero
Mc 3, 1-6 Cura el brazo a un hombre
Mc 5, 1-20 Endemoniado
Mc 5, 21-34 Cura a una mujer con flujos de sangre
Mc 5, 21-34 Reanima a la hija de Jairo
Mc 8, 22-26 Cura a un ciego Ojos Ver
Mc 9, 14-29 Cura al hijo epiléptico de un hombre
Mc 7, 24-30 Cura a la hija de una mujer pagana
Mc 7, 31-37 Cura a un sordomudo
Mc 10, 46-52 Cura a un mendigo ciego

 
Concluida la tabla, el grupo comenta y reflexiona:
 
– La salvación que trae Jesús es concreta. Quienes se acercan a Jesús, experimentan un cambio que les permite “ver, oír, hablar, caminar” de forma nueva. Así se convierten en testigos de la salvación recibida.
– Jesús cura a ciegos, leprosos, endemoniados… Eran enfermedades que acarreaban una fuerte exclusión social. La curación de Jesús les integra nuevamente en la dinámica social. Les devuelve la dignidad humana y religiosa y les capacita para la acción.
– ¿Qué tipo de ayuda ofrece nuestro compromiso cristiano?
 
Pistas para el compromiso cristiano
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La forma de actuar de Jesús es un modelo para la vida del creyente. De los puntos analizados obtenemos pistas para nuestro compromiso cristiano.
–          La actuación de Jesús en favor de los enfermos es universal: no conoce fronteras, ni etnias, ni tiempo. Los milagros contienen un mensaje integrador.
–          Jesús actúa con libertad para ofrecer una salvación integral: espiritual y física; individualizada y social.
–          Las actuaciones curativas de Jesús facilitan la integración social y religiosa de quienes habían sido excluidos por un orden injusto. La curación es salvación personal e integración social.
–          Las curaciones narradas en los evangelios no son gestos mágicos: Jesús dialoga con el enfermo, comparte sus preocupaciones, se interesa por su persona… Le acompaña personalmente y le ofrece un futuro lleno de alegría y esperanza.
 
Tras haber analizado brevemente la geografía, el tiempo y el tipo de dolencias curadas, probablemente estemos en condiciones de intentar realizar algún “milagro” (signo) con el estilo liberador de Jesús de Nazareth.
 
Bibliografía
González Ruiz, José María. “Evangelio según Marcos”. Ed. Verbo Divino. Estella 1988
Peláez, Jesús. “Praxis curativa de Jesús en Marcos”. Revista Éxodo. Diciembre 2000.
Mertens, Heinrich. “Manual de la Biblia”. Herder. Barcelona 1989