Hace tiempo leí un texto de Don Alberto Caviglia que me impresionó profundamente. Decía así: «El patio es Don Bosco entre los jóvenes». Me llama también poderosamente la atención cómo los encuentros más importantes pedagógicamente que nos ofrece Don Bosco se produjeron en el patio. Y creo que esto como educadores nos tiene que hacer reflexionar sobre nuestra actitud en el patio. Es más, el patio no se puede quitar de la vida de nuestro fundador, sino no sería Don Bosco. Hemos de entender el patio como toda relación informal, espontánea y cercana con chicos y jóvenes. La música, el teatro, las excursiones, el recreo, las fiestas, el deporte, los campamentos, las convivencias, las redes sociales… son nuestros «patios salesianos».
Lo importante no es el espacio o el lugar. No se trata de un patio grande o pequeño y lo digo desde la experiencia de estar, probablemente, en un colegio con uno de los patios más pequeños del mundo salesiano, se trata de una forma de estar. Estar con una actitud atenta y disponible al joven. Estar a tiro de quien pide ayuda, incluso muchas veces sin palabras, o de quien necesita una palabra amiga, una «palabra al oído», de ánimo, de corrección, de preocupación. Estar como educador apasionado con su tarea. Estar para escuchar. Estar para acompañar. Estar para animar. Estar para corregir. Estar para… Lo importante y esencial es la actitud del educador en el «patio», y como educadores salesianos tenemos patio en el centro juvenil, en el colegio, en la parroquia, en las plataformas sociales, en definitiva, allí donde estemos y haya jóvenes.
Espontaneidad, libertad, confianza, cordialidad, cercanía, preocupación, interés… son palabras que nos hablan de la verdadera actitud del educador de patio salesiano que debe estar atento a cada chico y debe ofrecer unas actitudes básicas que garanticen o posibiliten esa relación educativa informal que puede dar frutos mucho más interesantes que la relación correcta y formal de un aula.
Hace tiempo en un campamento de verano una animadora, que también era profesora en uno de nuestros colegios, me dijo que había conocido más a los chicos en la semana de campamento que durante todo el curso escolar. Estas palabras quedaron profundamente grabadas en mi memoria y me hicieron caer, una vez más, en la cuenta de las múltiples y variadas oportunidades que nos ofrece el patio salesiano entendido correctamente, pues patio es todo espacio o momento en el que el chico o el joven se relaciona con confianza y apertura sincera con un educador. Así que, como no nos faltan ni jóvenes, ni patios, aprovechemos a tope las ocasiones que se nos brindan para trabajar con nuestros jóvenes «siendo Don Bosco hoy» para cada uno de ellos.
Óscar Bartolomé Fernández, SDB
Director de la Obra salesiana de Lugo
Miembro de la Comisión Nacional de Animación Vocacional