El 5 de abril, Pepe Rodríguez presentó el libro Adicción a la sectas (Ediciones B). Al hilo de esa presentación se dieron algunos datos y surgieron algunas opiniones que recordamos aquí. Al margen de su origen y de la posible parcialidad de su planteamiento, pueden servirnos para afrontar un asunto cada vez más preocupante entre padres y educadores, y de más riesgo para miles de adolescentes y jóvenes.
¡ Situación
– Hay muchos que confiesan que nuestra sociedad está enferma, a juzgar al menos por su cara sombría: «Allí donde habita el olvido de padres y educadores anida el huevo de la serpiente».
– «Si no sabes adónde vas, acabarás en otra parte». Eso se decía hace décadas para señalar lo que les ocurría a quienes, llegados a una encrucijada, temían andar. Las encrucijadas se han hecho más intrincadas, y los destinos, más numerosos, disminuyen de sentido.
– Los sistemas de creencias tradicionales se han destruido o han cambiado tanto que son irreconocibles. Un ejemplo: «Mi hijo me dijo que yo no era más que una casualidad en el proceso evolutivo y que si me oponía a su permanencia en la secta, sufriría el castigo en mi propia vida. ¿Cómo puede decir esa idiotez un estudiante de biológicas?»
– A falta de expectativas y como tabla de salvación en naufragio vital, se acude a las sectas como chaleco de supervivencia. Lo mismo que a las drogas. O al alcohol. O al juego compulsivo.
¡ Los datos
– Existen en España 200.000 sectadependientes, enganchados a un analgésico espiritual que les dé sentido y seguridad.
– Algo más de 1.300.000 jóvenes españoles de 14 a 29 años corren el peligro de caer en manos de las sectas, de abrazar la fe de milagreros, agoreros y redentores de todo tipo y caer con ellos en el precipicio.
¡ Quiénes
– Cualquier persona puede ser captada por una secta si es abordada en el momento oportuno. Sólo hace falta que sufra, que no tenga asideros donde agarrarse y que el señuelo adecuado se cruce en el camino.
– El grupo de riesgo es el vagón de los chicos malos. «Malaventurados los adolescentes marginados, los que tienen problemas, los que no reciben ayuda en el hogar, los afiliados a la deuda existencial… De ellos puede ser el infierno del fanatismo autodestructor. Ellos serán carne de cañón para el engorde de las filas sectarias».
¡ Causas y soluciones
– «La sociedad en general está conformando personalidades frágiles. A la gente les hace falta algo que reduzca su nivel de ansiedad.»
– «¿Qué pintamos los padres en casa? Hemos dimitido como educadores, como cuidadores. Le dejamos la responsabilidad a los políticos, a la escuela…»
– Para poner freno al derrotismo y prevenir estas situaciones desde la familia, el autor apuesta por algunas actitudes básicas: No pegar, fomentar la tolerancia, huir de la superprotección… Y hablar con los hijos.
HERMINIO OTERO
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