“Dios escribe derecho con renglones torcidos…”
mas en mi caso, no se qué va a hacer con tanto borratajo.
Yo te alabo, Padre, Señor del cielo y de la tierra,
porque, saltándote “todas las reglas del juego”, me has escogido a mí,
aun sabiendo que esa decisión te traería continuos dolores de cabeza.
Sí, Señor, no sé cómo lo has hecho… Has tenido que sufrir en tus propias carnes
la desilusión y la tristeza a causa de mis errores y de mi falta de fe
y, sin embargo, Tú… ¿qué has visto en mí que tanto te ha cautivado?
Te entrego una vida mediocre, plagada de horas sextas y nubes oscuras,
¿y Tú, erre que erre, encaprichado a no poder más con mi pobre vida?
Tenías un elenco de buena gente, donde elegir hubiera sido
un bonito juego de azar sin riesgo alguno de perder la partida,
mas Tú, cabezota como un niño que solo desiste de su actitud
cuando ve satisfecho sus deseos, no has parado hasta hacerme tuyo.
Llevo media vida hartándome de placeres mediocres
para no enfrentarme a la realidad de mi vida…,
así que Tú verás, Señor, pues a Ti no te hace falta
apartar la tapadera para saber lo que hay en la olla.
La verdad es que tengo dolor de ojos de tanto apretarlos
en busca de una respuesta a tu alocada decisión,
mas sé que ésta es firme, rotunda, sin posibilidad de negociación…
y eso me asusta, aunque también me enorgullece.
Así que aquí estoy Señor, Tú lo has querido,
y, aunque “te vas a tener que agarrar muy a menudo a los machos,”
también quiero decirte que, con tu ayuda, convertiremos
“los borratajos de mi vida” en un gran best-seller,
en esa hermosa obra de arte que Tú, con tanto esmero, habías pensado para mí.
José María Escudero