Todas las demandas de empleo que aparecen en el siguiente texto derivan del único oficio, de la única profesión a la que María se dedica en cuerpo y alma las 24 horas del día: Ser madre, ¡ser su Madre!… Por lo tanto, sólo aceptando y viviendo esta hermosa relación entre madre e hijo (María ya dado el sí), podrá “contratar” y hacerse con los servicios de María para toda la vida. |
- Auxiliar de Dios. Preferiblemente para atender, acompañar y alentar a los bienaventurados. Si usted se encuentra en esta situación (compruébelo en Mt 5, 1-12), no dude en ponerse en contacto conmigo.
- Conductora del Reino. Con amplia experiencia en las carreteras y caminos de la vida. ¡Su compañera de ruta ideal! Cualquier destino es posible, eso sí, haciendo siempre escala en el corazón de Dios o, lo que es lo mismo, en la vida del hermano.
- Limpiadora de malos rollos. Para personas necesitadas de un buen lavado de corazón. Llevo conmigo el producto estrella: “La misericordia de Dios” ¡No falla, se lo aseguro!
- Repartidora de la Buena Noticia. Entrego, diaria y puntualmente, la carta que Dios le envía cada mañana. Y si usted lo desea, le ayudo a descubrir y a comunicar a sus hermanos las grandes noticias de cada día.
- Técnica en reparación de corazones averiados. Le instalo una, dos, las veces que sean necesarias el programa “La voluntad de Dios.” Notará inmediatamente la mejoría. Por si duda de mi palabra, le ofrezco una garantía para toda la vida.
- Agente del Seguro de Dios. Si su vida corre el riesgo de venirse abajo, consúlteme sin ningún compromiso. Con el seguro de Dios yo paso automáticamente a ser su madre y usted, sólo tiene que pedírmelo, mi hijo.
- Esteticién del corazón. Especialista en liposucción. Le extraigo esos brotes de pesimismo, apatía y egoísmo que tanto afean su vida, y moldeo su corazón al estilo de Jesús de Nazaret. No se requiere pasar por el quirófano, tan sólo ponerse, con total confianza, en las manos de Dios.
- Espeleóloga del alma. Me introduzco (eso sí, si deja la puerta bien abierta) en su interior, despertando al niño soñador que lleva dentro, pues debe saber, palabra de madre, que sólo envejece aquel que pierde de vista sus sueños.
- Moza de equipajes, cargas y cruces. Arrimo el hombro y el corazón a todos aquellos hijos que tienen que soportar un día sí y otro también el peso de la injusticia de sus… (lo que voy a decir es duro y más para una madre, pero debo comunicárselo) de sus propios hermanos.
- Surtidora de fe. En las noches oscuras, en los días nublados, cuando el túnel parece no tener salida, sólo la fe en Dios, hará nacer en usted un nuevo y soleado amanecer.
J. M. de Palazuelo