LOS PAPELES DEL CORAZÓN

1 diciembre 2010

Querido José
¡Pufff! ¡Qué difícil se me hace poner por escrito los sentimientos que ahora mismo invaden mi corazón! Bueno, espero que me entiendas; mira, me ahorro protocolos y presentaciones y voy directamente al grano…
Me han contado que tú, cuando vivías con tu mujer, María, en Nazaret, unos papeles de un censo, de un decreto, te obligaron a abandonar tu tierra. Eso, al menos, recogen los evangelios. Pero tú (por ser el interesado) y yo (por experiencia), sabemos que lo que te hizo coger los bártulos (es un decir, porque no tenías nada) fueron los papeles del estomago, del condumio. El trabajo escaseaba y el niño que ibais a tener, se merecía un futuro mejor o… al menos un futuro.
Después las cosas se torcieron y a tu esposa se la adelantó el parto. Cuando preguntaste en aquella posada te dijeron, eso sí, con muy buenos modales, que no había sitio… Entre tú y yo, si hubieras llevado contigo los papeles del bolsillo, de la cartera (unos cuantos miles), todo el mundo se hubiera movilizado para darte sitio y cama e incluso atención médica… Pero, claro, tú no tenías de eso y el niño nació en una cueva, en un pesebre.
Y por si todavía no se había llenado el cupo de desgracias, llegó otra; cuando lo que tu mujer necesitaba era reposo, tuvisteis que salir corriendo, pues Herodes quería acabar con la vida del niño. Seguramente porque los papeles que traía consigo el pequeño Jesús, los papeles del corazón, ponía en peligro a los grandes de este mundo… Y con el niño a cuestas, pusisteis rumbo a otro país, a otra cultura, convirtiéndoos en los primeros emigrantes de la historia…
En fin, amigo José, te preguntarás por qué te cuento esto; muy fácil, muchos de mis hermanos, entre los que me incluyo yo, estamos pasando por idéntica situación. En lugar de censos y decretos, hay guerras y miseria; en lugar de caravanas y animales para viajar, hay pateras y bajos de camión; y en lugar de posadas y pesebres, hay comisarías y estaciones de autobuses…
No me alargo más, espero y deseo que alguna vez todo esto cambie, al menos estas líneas me han servido para desahogarme un poco, que lo necesitaba. De momento, nada más, recibe un saludo de hermano…

José María Escudero

  1. Los papeles del corazón que trae consigo el niño Jesús siguen siendo rechazados, año tras año, por los que decimos tener todo en regla… Deseo con todo mi corazón que alguien que esté leyendo esta carta se acerque este año a la ventanilla de Belén y recoja estos papeles. Cuantos más lo hagan, mucho mejor, pues está en juego un mundo más fraternal, más tolerante, más justo.

Para hacer
José responde a esta carta y nos concreta lo que podemos hacer.
Buscamos cómo llevar a cabo alguna de esas concreciones.
 
 

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