Los senderos de la vida: Ecología y educación

1 junio 2002

[vc_row][vc_column][vc_column_text]José J. Gómez Palacios
 
Pie Autor
José J. Gómez Palacios es director y profesor del Colegio Salesiano «San Antonio Abad» de Valencia.
 
Síntesis del Artículo
Un diario perdido da pie a una «aventura ecológica», donde los grandes temas de la actual crisis –tierra enferma, el grito de los más pobres, la urgencia de respuestas adecuadas…– van siendo analizandos por un grupo de chavales, siguiendo el hilo de los comentarios que provoca dicho diario. El artículo se convierte, así, en una propuesta concreta, didácticamente estructurada, para actuar de cara a descubrir con los adolescentes y jóvenes el camino de una «ecología interior, radical y profunda».
 
 
 
 
 
 
 
 
Los días 12 y 13 de abril de 2002 realizamos una excursión a la Sierra de Mariola, situada en el límite de Valencia y Alicante. Treinta alumnos y alumnas de 4º de ESO iban a sumergirse en un paisaje montañoso rico en manantiales y hierbas aromáticas. Para quienes habitamos entre el ruido y el asfalto es un privilegio pasar dos días en un albergue de montaña compaginando el estudio del medio natural con la convivencia.
La Sierra de Mariola, tras las lluvias del pasado invierno, comenzaba a vestirse de primavera. Nuestro estudio iba a centrarse en la importancia de las hierbas aromáticas que crecen en este ancestral entorno ecológico de particular belleza. Nuestro tema contemplaba también el impacto de la actividad humana sobre el medio en épocas antiguas y actuales.
Me adelanté al autobús que conducía a los muchachos y muchachas. En varias cajas llevaba los materiales de trabajo y las fichas que guiarían la exploración del ecosistema, los talleres ecológicos y las dinámicas de grupo. Debía revisar la casa y preparar todos los detalles que garantizan la buena marcha de una convivencia: salas de trabajo, comedor, habitaciones con literas, servicios, papeleras, cubos de basura con sus correspondientes bolsas de plástico, etc.
Revisada la planta baja, que alberga el comedor y las salas de trabajo, subí a la parte superior donde se hallan las habitaciones con literas. Todo estaba limpio y en orden. Pero bajo una de las literas descubrí varias hojas de cuaderno pequeño escritas a mano, arrancadas cuidadosamente…; tal vez olvidadas. Las recogí para preservar la limpieza y tirarlas.
Antes de depositarlas en los grandes cubos de basura, repartidos por doquier, me detuve a leerlas… El escrito contenía un breve y escueto diario, escrito a mano con bolígrafo. La letra era regular. La autora había rotulado el siguiente título: «Los senderos de la vida. Mi ecología». Continué leyendo aquellas breves reflexiones. En vano busqué un nombre o alguna pista que me condujera a la identidad de la autora. Al final de los escritos tan sólo aparecía una línea y una pequeña flor dibujada de forma esquemática.
Enseguida pensé que tenía entre mis manos una posible «guía educativa» capaz de ayudarme a descubrir nuevos caminos ecológicos, y decidí hacer de aquel hallazgo herramienta pegadógica para los chicos y chicas que llegarían de un momento a otro.
El presente artículo contiene el breve texto de aquellas anónimas hojas escritas a mano, halladas bajo la litera del albergue, y las subsiguientes reflexiones que realizamos. Tras la lectura de cada trozo del diario, debatimos ideas y propusimos tareas y compromisos para una ecología integral.
El texto del diario aparece en letra cursiva. El resto corresponde a las reflexiones realizadas por el grupo, convenientemente elaboradas, organizadas y distribuidas para ser presentadas en el presente artículo.
 
1                      Guerreros del Arco Iris para cuidar una Tierra enferma
 
      Día primero: reflexión de la mañana
 
Por fin hemos llegado al albergue. Hemos dejado todas nuestras cosas en la parte de arriba donde están las literas. Prohibido comer en las habitaciones. Luego hemos bajado y nos han explicado la profecía de los «Guerreros del Arco-Iris». Dice esta leyenda de los Pieles Rojas que cuando la tierra esté definitivamente sucia, contaminada y agotada, surgirá una nueva raza de hombres y mujeres comprometidos en defender la vida y devolver a la naturaleza toda su belleza. Ellos y ellas serán Los Guerreros del Arco-Iris. Suena bien.
Me hubiera gustado saber algo más de esta profecía, y si esta raza de indios es real o no; pero tras la explicación nos han enviado a dar una vuelta por los alrededores del albergue escuchando el canto de los pájaros y respirando el olor del tomillo y romero que comienza a brotar. Me ha gustado mucho el paseo. Aquí se escucha el canto de los pájaros y puedes respirar a pleno pulmón… pero allá en el barrio, todo es ruido y contaminación. ¿No estará poniéndose muy enferma la Tierra sin que nos demos cuenta de sus males?
 
Equipo de médicos» para diagnosticar las enfermedades del Planeta
 
q Los síntomas: una preocupación que no cesa
Leído el texto, nos constituimos en «equipo médico» con la misión de diagnosticar las enfermedades que aquejan al planeta tierra. De entre las muchas aportaciones realizadas cabe destacar las siguientes.
La deforestación es una de las heridas que laceran más fuertemente a nuestro mundo: el 42% de las selvas tropicales ya ha sido destruido. El calentamiento de la Tierra y las lluvias ácidas pueden diezmar definitivamente el bosque boreal. La Amazonía y las selvas tropicales ven disminuir alarmantemente su extensión a causa de la tala indiscriminada de árboles.
La desertización avanza de forma inexorable. Los desiertos agrandan su extensión, en todas las direcciones, unos 25 kilómetros al año. Esto supone un problema para las gentes que viven en los límites del desierto, en «El Sahel». Esta palabra significa «frontera». Describe una ancha franja de tierra que limita con el desierto del Sahara. Abarca varias naciones: Mauritania, Malí, Níger, Sudán, Etiopía. Se extiende a lo largo de unos 5.000 kilómetros.
 
La superpoblación es otra variable que incide en el problema. En 1998 éramos cerca de 6.000 millones de personas en el planeta Tierra con un crecimiento del 3-4% al año, en tanto que la producción de alimentos aumentó sólo un 1,3%.
Cálculos estimativos afirman que entre 1500 y 1850 se eliminaba una especie cada 10 años. Entre 1850 y 1950, una especie por año. A partir de 1990 desapareció una especie por día. De seguir este ritmo, en el año 2005 desaparecerá una especie por hora. Grandes especies de animales, que llevan millones de años deambulando sobre la faz de la tierra, se hallan en peligro de extinción: ballenas, tigres, linces, rinocerontes, osos… se deslizan peligrosamente por un plano inclinado que puede llevarles a la desaparición definitiva.
En conclusión: existe una máquina de matar dirigida contra de la vida bajo sus más variadas formas. La supervivencia de la vida en el planeta Tierra está en peligro a causa de una dudosa y discutida idea de progreso.
 
q La causa: una peligrosa idea de progreso
La crisis ecológica, en la que se sumerge progresivamente el ser humano, tiene mucho que ver con la concepción de progreso que subyace en nuestra civilización. Lo que era evidente durante siglos, ahora es sometido a discusión. ¿Cuál es esa concepción del mundo que amenaza con poner en peligro la vida? Pues que todo debe girar alrededor de la idea de progreso, y que ese progreso se mueve entre dos infinitos: el infinito de los recursos de la tierra y el infinito del futuro.
Hasta hace muy poco se pensaba que la Tierra es inagotable en sus recursos y que podemos avanzar indefinidamente hacia un futuro de desarrollo ilimitado. Pues bien, esos dos infinitos son una simple quimera. La conciencia de crisis reconoce que los recursos tienen límites, ya que no todos son renovables; y que un crecimiento indefinido hacia el futuro es imposible, porque no podemos universalizar este modelo de crecimiento para todos y para siempre.
 
En los últimos siglos se ha pensado –desde las sociedades más desarrolladas tecnológicamente– que lo importante es acumular una gran cantidad de bienes de consumo, de riqueza material, de bienestar… a fin de poder disfrutar durante el breve paso por este planeta. A realizar este propósito ayudan ciencias como la física, la geología, la oceanografía, la biología, la termodinámica, la biogenética, la zoología, la antropología, la astronáutica y la cosmología…
No podemos prescindir de esas ciencias. Forman parte de los logros más importantes del ser humano. Pero esas ciencias deben desarrollarse atentas unas de otras, poniendo a toda la vida, sin exclusiones, en el centro de su preocupación.
«La ecología es la ciencia de la sinfonía de la vida, es la ciencia de la supervivencia». Partiendo de esta ética de responsabilidad para con la creación, la ecología está comenzando a abandonar su andadura como movimiento verde, o de protección y conservación de especies en extinción. La ecología se está convirtiendo en una crítica radical al modelo de civilización que estamos construyendo.
 
q Proyecto de actividad
Al llegar a este punto nos propusimos un proyecto de actividad colectiva a realizar detenidamente:«Equipo de médicos para diagnosticar las enfermedades del planeta Tierra».
El grupo, convenientemente distribuido en subgrupos, buscaría datos sobre la situación actual de nuestro planeta a causa del «desarrollismo». Tras la búsqueda de datos, cada grupo los presentará al resto de compañeros y compañeras de forma clara y creativa.
 
 
 
2                                 El genocidio silencioso de millones de personas
 
      Día primero: reflexión de la tarde
 
Esta mañana he aprendido que los bosques se mueren a causa de la contaminación, la lluvia ácida y la tala de árboles. También sé que muchas especies animales huyen desesperadamente en busca de un territorio en el que sobrevivir y desarrollarse en libertad… Pero ¿y las personas?
Cuando se habla de ecología nadie dice nada sobre esos cientos de millones de personas que sufren. Estos hombres y mujeres también se hallan «en vías de extinción», aunque nadie lo quiera reconocer. Creo que se debería hablar de ellos y ellas, que son los primeros que padecen un mundo empobrecido y mal repartido.
Nos han dicho que a causa del cambio climático, que producen las grandes industrias del norte, hay tormentas, inundaciones y graves sequías que impiden las cosechas en el sur. Y cuando no hay alimentos suficientes miles de niños mueren cada día. ¿Por qué la ecología consiste tan sólo en cuidar de nuestros paisajes y especies animales y no en mirar los ojos tristes de tanto niño hambriento?. Me gustaría que me explicaran todo esto.
 
Una ecología social que tiene en cuenta a los más pobres de la tierra
 
q Millones de pobres «en vías de extinción»
El ser más amenazado de la naturaleza hoy en día es el pobre. El 79% de la humanidad vive en las extensas regiones que hemos dado en llamar «el Sur Pobre». Allí la vida se desarrolla con dificultad. Los medios de supervivencia son escasos. Grandes masas de población se ven obligadas a una economía de supervivencia que no cubre los mínimos vitales.
Estudios científicos afirman que unos 1.000 millones de personas viven en estado de pobreza absoluta, sin acceso a una alimentación que garantice su vida, sin agua potable con la que cubrir sus necesidades higiénicas mínimas; expuestos a enfermedades para las que no existe la más elemental asistencia sanitaria.
La mitad de la población mundial soporta una alimentación insuficiente. La carencia de alimentación adecuada en muchas madres provoca deficiencias notables en sus hijos, que nacerán sin la oportunidad de un desarrollo sano. La alimentación deficiente de millones de bebés, impide su crecimiento normal y les coloca en inferioridad de condiciones, provocándoles secuelas irreversibles para el resto de sus días… 60 millones de personas mueren anualmente de hambre y 14 millones de jóvenes, de menos de 15 años, fallecen cada año a consecuencia de enfermedades derivadas del hambre.
 
La pandemia del sida hunde sus letales raíces en casi el 20% de la población africana. Las terribles secuelas derivadas de este drama silencioso son sufridas por una ingente cantidad de niños y niñas que, ante la enfermedad y muerte de sus padres y familiares cercanos, se ven abocados a la indefensión y el abandono.
Frente a estos problemas, la solidaridad entre los seres humanos es prácticamente inexistente. La mayoría de los países ricos ni siquiera destina el 0,7% de su Producto Interior Bruto (PIB), indicado por la onu hace ya veinte años, a la ayuda a los países necesitados. El país más rico, los ee.uu., destina únicamente el 0,15% de su pib. España se mueve en un 0,21%. La Unión Europea pretende alcanzar el 0,39 dentro de quince años.
La ecología no es tan sólo una cuestión científica nacida de las ciencias experimentales. Sería una falta de ética con la humanidad del planeta hacer de la ecología una cuestión de erudición científica o de preservación del ecosistema. La ecología actual se halla íntimamente ligada al modelo de civilización generado por los países desarrollados industrialmente.
La ecología debe abrirse a la solidaridad. La nueva ecología debe exigir una revisión de nuestros modos de vida y hacernos vivir con «com-pasión» (sufrir con otros…) con aquellas personas que ven amenazada su existencia a causa del deterioro que se está produciendo a causa del modelo de civilización que estamos desarrollando: un modelo que esquilma bosques, especies animales… y a millones de personas.
 
q Proyecto de actividad
La nueva conciencia ecológica propugna nuevos horizontes de investigación y acción orientados a la solidaridad. Llegados a este punto de nuestra reflexión, diseñamos las líneas generales de un trabajo de investigación: «Una relectura ecológica desde los ojos de los niños».
Con este nuevo trabajo intentaremos descubrir las consecuencias que provocan entre los menores menos favorecidos del mundo los actuales proyectos de desarrollo; proyectos que no tienen en cuenta el equilibrio y la justa distribución de los recursos. Entre los posibles puntos a investigar: trabajo y explotación laboral infantil; causas y secuelas de la malnutrición infantil; incidencia de las catástrofes naturales en la vida de los menores que habitan países en vías de desarrollo; repercusiones de la pandemia del sida en los menores.
 
 
3                                 Un gran «hospital» para curar al mundo
 
Día segundo: reflexión de la mañana
Esta mañana hemos realizado un sendero ecológico observando la flora y la fauna. Debíamos poner especial atención a la nidificación de las aves recién iniciada. Hacía un sol muy agradable. Ya sé distinguir entre romero, tomillo y la hierba de olivas… Huelen muy bien. He cogido varias ramitas en una bolsa de plástico. Con ellas haré un «saquito aromático» para mi amigo invisible. Algunos compañeros estaban haciendo el tonto. Yo me he ido lejos para no oírlos.
Mientras recogía tomillo y romero he estado pensando que todo son palabras y más palabras. Ya sé que esto de la ecología no es sólo realizar senderos ecológicos y aprender a cuidar la naturaleza. He aprendido que la ecología también afecta a la solidaridad y el desarrollo de nuestro mundo, pero ¿qué podemos hacer? Lamentarnos, hablar de solidaridad… Bla, bla, bla… Me gustaría que saliéramos de aquí con alguna idea clara para hacer algo. Si el mundo y la sociedad están enfermos, habrá que «inventar medicinas» para curar sus enfermedades.
 
q A la búsqueda de soluciones
El grupo aportó «terapias» para intentar devolver el esplendor a la vida que languidece en un mundo enfermo y a las personas que malviven por culpa de un concepto equivocado de desarrollo y progreso. Los nuevos «Guerreros del Arco-Iris» diseñaron una serie de tratamientos de urgencia que agrupamos en tres grandes bloques: terapias técnicas, terapias sociales y terapias solidarias.
 

  • La tecnología como terapia para un mundo enfermo

Una primera solución para intentar recuperar el mundo es poner la moderna tecnología al servicio de la conservación y cuidado del planeta. Es paradójico pensar que aquellas tecnologías inventadas por la persona tras decenas de siglos de esfuerzo, se hayan vuelto contra la persona y el planeta por la ambición del mismo ser humano que las inventó.
Nuestra sociedad comienza a desarrollar, afortunadamente, técnicas y procedimientos que tienen como objeto preservar el medio ambiente o disminuir los efectos no deseados, producidos por el tipo de desarrollo que ha creado la sociedad de consumo, con sus terribles secuelas sobre las poblaciones y sobre la naturaleza.
La ciencia tecnológica, si ha contribuido a destruir el planeta en épocas pasadas, puede también ayudar a salvarlo y recuperarlo. Pero esta idea tiene sus límites. Sólo ataca las consecuencias; no se desciende a identificar las causas de la depredación y agresión al conjunto de seres de la naturaleza con sus relaciones de equilibrio. Hay que seguir buscando soluciones.
 

  • La justicia y los derechos como terapia ecológica

Los estados y las grandes empresas no tienen en cuenta, en multitud de ocasiones, el medio ambiente. Actúan bajo la presión de la competencia y de la necesidad de garantizar ganancias a costa de la contaminación, de la deforestación, del empobrecimiento y explotación de los trabajadores con salarios de miseria.
En la última década se ha introducido el concepto de «desarrollo sostenible». Esta idea está suponiendo un gran avance, aunque tal vez sea sólo una medida provisional e insuficiente. Mediante el desarrollo sostenible, se promueven estrategias de un desarrollo sostenido que garantice el equilibrio de los ecosistemas, incluyendo el trabajo humano. El desarrollo sostenible es solidario con las generaciones futuras. Éstas tienen derecho a una sociedad equitativa, justa y participativa ubicada en un medio ambiente saludable.
Pero la idea de «desarrollo sostenible», con ser un gran logro, no soluciona algunos problemas que se hallan en los cimientos. Cuando existe tensión entre desarrollo y conservación del medio ambiente, se opta por el deterioro del medio a favor del desarrollo. Y esto ocurre así porque no nos atrevemos a cuestionar radicalmente el modelo de desarrollo creciente y lineal en el que nos hallamos sumergidos. Éste constituye todavía uno de los ideales sociales más fuertes.
Difícilmente se dará solución a los graves problemas mientras no se ponga en cuestión un estilo de desarrollo que es competitivo, que no tiene en cuenta las profundas desigualdades existentes entre Norte y Sur, y las carencias alimenticias, sanitarias, escolares… de cientos de millones de personas.
Cualquier nuevo proyecto ecológico debe tener en cuenta la justicia y contemplar los derechos fundamentales y básicos de cada persona del planeta. Las sociedades desarrolladas deberán aprender una cierta «austeridad voluntaria» en aras de una mejor y más equitativa distribución de los bienes.
 

  • La ecología social y humana como terapia

Muchas sociedades comienzan a organizar sus relaciones con el medio buscando garantizar el desarrollo y reproducción de la vida. Se comienza a definir la relación entre campo y ciudad buscando un sano equilibrio. Hay preocupación, en muchos lugares, por decidir cómo se hace una urbanización que incluya la calidad de vida y no sea una brutal agresión al paisaje. Comienzan a diseñarse hospitales ecológicos. Se controlan las emisiones de gases a la atmósfera y vertidos a los ríos para que no dañen a los ciudadanos… Aquí la ecología hace patente lo que su nombre indica: la ciencia doméstica, la ciencia del hábitat humano es una buena terapia, pero quizás no sea suficiente.
Todas estas nuevas precauciones son importantes. Con ellas el ser humano está avanzando. Pero cabe hacerse las siguiente preguntas: ¿Todas estas actuaciones se llevan a efecto dentro del modelo vigente de relación social, de organización económica, de producción… sin cuestionarlo de raíz? ¿O inauguran algo nuevo, apuntando hacia un modelo alternativo al actual? ¿No se están poniendo remiendos a una situación en lugar de crear nuevas formas de relación social y ecológica que abra esperanzas más prometedoras entre los seres humanos?
La ecología social, que busca mejorar la calidad humana respetando el entorno, es otra excelente terapia. Pero sigue siendo insuficiente porque se sustenta sobre el actual modelo de desarrollo que contiene en sí grandes contradicciones.
 
q Proyecto de actividad
La humanidad ha hecho camino en el tema ecológico. Existen iniciativas que van creando conciencia entre las personas y que aportan soluciones eficaces a problemas concretos, aunque estas «terapias» no puedan considerarse todavía como definitivas.
Como medio para comprender este ya largo camino, decidimos descubrir el itinerario que ha recorrido la ecología: «Historia de la ecología. De la preservación del medio a la defensa de la humanidad excluida». En este nuevo proyecto de trabajo los aspectos científicos y experimentales se integran con nuevas dimensiones éticas, sociales y religiosas.
 
 
4                                 Por una ecología interior, radical y profunda
 
Día segundo. Reflexión de la tarde.
Cuando ayer llegué al albergue, pensaba que esto de la ecología consistía en clasificar plantas y tomarles cariño, descubrir cada rincón de la Sierra de Mariola y aprender a estar serena para contemplarlo. Pensaba que lo importante era hacer campañas para que no se queme el bosque, para que estén limpios los mares y consigamos salvar las especies en vías de extinción…. pero estoy descubriendo que esto de la ecología es más serio de lo que pensaba.
Es muy difícil porque supone cambiar todo. No cuidaremos de la vida de las personas y de la naturaleza hasta que cada hombre y mujer aprenda a vivir de otra forma. La ecología no consiste tan sólo en reciclar, reutilizar y ahorrar energía, sino en vivir de otra manera más solidaria. Pero ¿cómo? Me gusta la idea, pero la veo muy difícil.
 
q Cambiar nuestro interior para renovar la vida
La ecología mental: la naturaleza está dentro de nosotros
El estado del mundo va ligado al estado de nuestra mente. Si el mundo está enfermo eso es síntoma de que nuestra psique también está enferma. Si existen agresiones contra la naturaleza y voluntad de dominio es porque dentro del ser humano funcionan visiones, arquetipos y emociones que conducen a exclusiones y a violencias. La ecología está condicionada por la forma que tenemos de relacionarnos con las personas y las cosas.
A un estilo de relación, fundamentado en el dominio y la competitividad, se corresponde una actitud de expolio de la naturaleza. La forma que tenemos de relacionarnos con las cosas genera en nuestro interior una forma de ser. La ecología mental intenta construir un tipo de persona que sea más amable con el medio natural y social y que fortalezca un pacto de respeto y equilibrio con el universo.
 
La ética ecológica: la responsabilidad por el planeta
La ética de la sociedad dominante hoy es utilitarista y antropocéntrica. Considera al conjunto de los seres como algo al servicio del ser humano, que puede disponer de ellos a su antojo atendiendo a sus deseos y preferencias. Cree que el ser humano, hombre y mujer, es la corona del proceso evolutivo y el centro del universo.
Lo ético sería intentar poner límite a los deseos humanos porque éstos conducen fácilmente a buscar la ventaja individual a costa de la explotación de clases, sometimiento de pueblos, competitividad, destrucción de la naturaleza… La nueva ecología pide una ética personal sustentada en la responsabilidad y acogida a los otros y al medio.
 
Una ecología radical y profunda
Existe un aspecto de la ecología que urge descubrir. Es la ecología radical y profunda. Este nuevo aspecto pretende hacernos descubrir que en el fondo de todo subyace un problema: nuestra civilización está sustentada en el ansia de dominio y poder. Hasta que este comportamiento no cambie, difícilmente cambiará nuestra relación con las demás personas y con el entorno natural.
¿Cuál es el sentido fundamental de las sociedades actuales? Es el progreso, la prosperidad, el crecimiento ilimitado de los bienes materiales y servicios. ¿Cómo se alcanza ese progreso? Mediante la utilización, explotación y potenciación de todas las fuerzas y energías de la naturaleza y de las personas. El gran instrumento para ello es la ciencia y la técnica que han producido un mundo industrializado hasta límites inhumanos, la informatización y la robotización. Estos instrumentos no han surgido por pura casualidad sino de la voluntad de poder, de conquista y de lucro.
El objetivo básico quedó bien formulado por los fundadores de nuestro mundo moderno, Galileo Galilei, René Descartes, Francis Bacon, Isaac Newton y otros. Descartes enseñaba que nuestra intervención en el mundo busca hacernos «dueños y poseedores de la naturaleza». Francis Bacon decía: debemos «subyugar a la naturaleza, presionarla para que nos entregue sus secretos, atarla a nuestro servicio y hacerla nuestra esclava». Con ello se creó el mito del ser humano como héroe civilizador. En una palabra: el ser humano está por encima de las cosas para hacer de ellas objetos e instrumentos de la felicidad y del progreso.
De esta forma ha ido quedando en el olvido la comunión del ser humano con la naturaleza en íntimo respeto y admiración. El modelo de persona humana propuesto, desde hace varios siglos, es aquel que ensalza a quien es capaz de someter, dominar, desentrañar… Actitudes todas ellas que imposibilitan una auténtica visión ecológica que no se limite a conservar las especies y el entorno natural, sino a enseñar una nueva y distinta relación de ser humano con las personas y el medio que le acoge. Un nuevo estilo de vida.
 
q Proyecto de trabajo
Pensábamos clasificar unas cuantas plantas aromáticas y tomar conciencia de nuestra responsabilidad para con el medio que nos acoge. Pero nuestra reflexión nos ha conducido hasta las puertas de un nuevo modo de ser y vivir; una nueva ética que apunta a un cambio profundo.
La propuesta de actividad surgida fue concretada bajo el siguiente título: «Un nuevo modo de ser persona para construir una nueva ecología».
Análisis de las relaciones de dominio y exclusión existentes en el grupo. Crítica de las relaciones de dominio que detectamos en el mundo. Intento de concreción de la «austeridad voluntaria». Técnicas de serenidad y relajación para acoger a los demás, etc.
 
Día segundo: poco antes de partir
 
Ya he hecho la mochila y la he bajado a la entrada, cerca de donde vendrá el autobús a recogernos. Hemos limpiado el interior del albergue y hemos dado una batida por los alrededores para que todo quede como lo encontramos al llegar.
El atardecer es suave e invita a quedarse. Antes de partir hemos tenido un poco de tiempo libre para «despedirnos» de estas montañas que han sido nuestra casa durante dos días.
Pero yo he aprendido que a partir de ahora mi casa es el mundo y que vale la pena luchar por conseguir que todos los hombres y mujeres de este planeta sean mis hermanos. Vale la pena intentar vivir de otra forma, con las manos abiertas… como los sencillos pétalos de las flores silvestres de esta Sierra de Mariola[1].
[1] Nota del autor: Si la autora de este breve diario llegara a leerlo, ruego me disculpe por haberlo hecho público sin su permiso. Al mismo tiempo le agradezco, en nombre propio y en el de mis alumnos y alumnas, las pistas de trabajo que nos ofreció y la nueva y rica sensibilidad ecológica que apunta en su escrito.[/vc_column_text][/vc_column][/vc_row]