(¡PÁSALO!… ¡VÍVELO!)
¿Lo van a celebrar los pastores y nosotros no?
Abre bien los ojos, agudiza la memoria, prepara el corazón…
El macrobotellón navideño te abre sus puertas.
¡Celebremos a lo grande el Nacimiento del Niño Dios!
- ¿El lugar? Cualquier espacio sirve, siempre que sea amplio y pueda entrar, gratuitamente, un montón de peña. Tal vez tengas que hacer alguna reformilla en tu corazón.
- ¿A qué hora quedamos? Eso depende de las ganas que tengas de que Jesús nazca en ti… Ah, te aconsejo que no llegues a última hora. ¡Mira que Jesús quiere verte! ¡Anda, que si le tienen que meter en la incubadora porque tú te retrasas!
- ¿El precio? Tu tiempo… ¿De cuántos segundos, minutos, horas, días… dispones para celebrar, a lo grande, el Nacimiento del Niño Dios?
- Amigo, no lo dudes más. Este botellón es único. Pueden pasar cientos de ellos que luego apenas recuerdas, y de pronto vives uno (este) que siempre llevarás en tu corazón. ¿Vas a dejar que te lo cuenten?
- No rompas la cadena… ¿Cuál sonará más: Belén o tu corazón?
- Corta, pega, adjunta, grita, da toques y pásalo a todos los que puedas… Y sobre todo, ¡¡vívelo!!
José María Escudero
PD1: Si rompes la cadena te amargarás unas Navidades más y, lo que es peor, Dios nacerá a miles y miles de kilómetros de ti.
PD2: No se te ocurra vivirlo solitariamente: la resaca sería enorme. Además, ya sabes: “Donde dos o más están reunidos en mi nombre…, allí puedo nacer yo”
PD3: El alcohol está agotado… Sólo se sirven litros y litros de buen rollo.