Macrobotellón

1 mayo 2006

La convocatoria por móviles e Internet de un macrobotellón en toda España  para el viernes 16 de marzo de 2006 nos da pie para recordar algunos datos y formular algunas cuestiones.
Los datos: Según datos publicados en El País (16.3.06), más de medio millón de jóvenes hacenbotellón cuando salen los fines de semana. Esto significa que seis de cada 100 españoles de entre 15 y 29 años consumen alcohol en la calle junto a sus amigos, según se desprende del último estudio del Instituto de la Juventud sobre el ocio juvenil. Los menores de 18 años son más habituales: casi la mitad de los jóvenes de esas edades que consumen alcohol lo hacen en la calle. Las razones que aducen son, sobre todo, de carácter económico: por el mismo dinero pueden beber mucho más y controlar la calidad de lo que están tomando.

  • Quiénes lo hacen. Jóvenes de ambos sexos, de todo tipo de clases sociales, de entre 14 a 30 años. Los que más lo practican tienen entre 15 y 25 años.
  •  Por qué. El consumo de alcohol es el elemento central del botellón, según todas las encuestas e informes. Permite beber más barato que en los bares y es un castigo a los locales que dan copas con alcohol de baja calidad, de garrafón. Otra de las razones más esgrimidas es la socialización: estar con amigos, escuchar música, ligar, bailar, etcétera.
  •  Cuánto cuesta. Depende de la ciudad. En Madrid, por ejemplo, los menores gastan una media de tres euros en alcohol. Una copa en un bar cuesta entre 6 y 10 euros.
  •  Qué se bebe. Combinados (licor de alta graduación con refresco), calimocho (mezcla de vino concoca–cola) y cerveza son, por este orden las bebidas preferidas de los botelleros, según un informe de 2003 sobre menores de entre 14 y 18 años.
  • Hasta qué hora. Hasta la 1.00, los que tienen entre 15 y 18 años. A esa hora se incorporan los grupos de 18 a 20. Sobre las 2.00, empiezan a irse a casa los más pequeños y llegan los mayores de 20. Un estudio realizado en Cáceres en 2002 indicaba que, a las tres de la madrugada, el lugar de reunión habitual (la Plaza Mayor de la ciudad) estaba invadido por unas 3.000 personas, y que empezaba a despejarse media hora después. Casi el 80% de los menores de 18 años tiene que estar en su casa antes de las tres, según una encuesta del PND de 2004.

■ La interpretación: Javier Elzo (El Periódico, 17.3.06) resume que el macrobotellón no es un fenómeno aislado, sino una extensión puntual del hábito del botellón en muchos jóvenes (y menos jóvenes) españoles, desde hace unos años. A su vez, el botellón es la consecuencia de una forma de beber nocturna durante los fines de semana y de las medidas adoptadas para su control. Y todo ello viene de la tardía emancipación familiar de los jóvenes y del cambio en los usos horarios en la sociedad española en las últimas décadas.
El macrobotellón es como un botellón normal, pero con las nuevas tecnologías de internet y móviles adquiere un carácter y una significación más amplia. Aumenta la sensación de identidad joven, identidad real (son muchos en cada lugar físico) e identidad virtual (son muchos más en la red). Además, con su presencia en los medios consiguen un protagonismo que, en estos momentos en que esa autoestima está de capa caída, falta les hace. La gran mayoría  de los jóvenes solamente buscan estar entre ellos. No todos se emborrachan e, incluso, en el botellón semanal hay colectivos que beben con moderación y otros no beben bebidas alcohólicas buscando comunicarse, hablar, lo que no podían hacer en las macrodiscotecas y en la mayor parte de los bares, pubs, etcétera, donde el volumen sonoro, las luces y todo el ambiente está pensado en el consumo. Hay colectivos de jóvenes, chicos y chicas, que rechazan de su grupo de botellón a los grandes bebedores porque les amargan la noche. En no pocos casos el botellón fomenta la comunicación.
¿Qué hacer? Elzo sigue diciendo que, para empezar, conviene no rasgarse las vestiduras.

  • A corto plazo hay que tener en cuenta que los hábitos sociales no se cambian por decreto; que el derecho de los vecinos a descansar es prioritario sobre el de los jóvenes (y menos jóvenes) a divertirse las noches de los findes; que los actos vandálicos deben ser sancionados, empezar ya, con inteligencia y mesura, a terminar con la impunidad reinante.
  • El objetivo final debe ser que, dentro de 10 años, o quizá menos, la diversión comience antes y termine antes. La noche, salvo casos muy excepcionales (y cada fin de semana no puede ser una excepción) es para descansar y dormir. Hay que acomodar más la vida social con la biología.

Quizá esto del macrobotellón sea una buena ocasión para iniciar una reflexión sobre los horarios de los españoles y otras muchas cuestiones a las que tenemos que dar respuesta como ciudadanos y como educadores.

Cuaderno Joven

 

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