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CREER, CUESTIÓN DE JUSTICIA Y AMOR
Tras la Encarnación, no sólo advertimos la equivalencia que ya estableció la religión bíblica entre conocer a Dios y practicar la justicia –“Quien quiera conocer y comprender al Señor, [sepa] que es el que en la tierra establece la lealtad, el derecho y la justicia y se complace en ellas” (Jer 9,23)–, sino que una «espiritualidad de encarnación» nos persuade de que creer, más que problema de reconocimiento y afirmación de Dios, es cuestión de solidaridad, de justicia y de amor. «Venid benditos…»: los benditos son aquellos que han servido al hombre por el hombre; por eso, incluso si su relación con Cristo no era muy clara, han realizado la misión esencial.
q Mateo 25,31-46
Tras leer el texto y, en su caso, completar los «bocadillos» de la historieta, se abriría el diálogo titulándolo, por ejemplo, «Qué significa ser creyente» o ser cristiano. En este mismo número de la revista se ofrecen diferentes pistas al respecto. Por otro lado, no vendría mal referir estos temas al significado del DÓMUND, así como al verdadero sentido de la religión y al necesario e incluyente pluralismo religioso. Ofrecemos a continuación y un sencillo comentario sobre la parábola.
q La parábola del «juicio final»
La necesidad de amar a los pobres y necesitados aparece con claridad diáfana en la llamada parábola del «juicio final» (Mt 25,31-46), donde no se está dando una enseñanza acerca del más allá, sino indicando una forma de comportamiento claramente solidaria como experiencia fundamental del creyente.
- V. 32:Se utiliza una terminología de pastores: «se reunirán», «separará»… Pero tiene un tinte referido al Señor, que es el Pastor que cuida de su pueblo. Esta separación se hacía tradicionalmente entre los pastores por varios motivos; uno de ellos: las cabras precisan de mayor calor y son colocadas en cuevas, mientras las ovejas deben tener un redil más fresco.
- V. 33:El color blanco de las ovejas les hace ser preferidas, simplemente porque el color blanco simboliza la pureza. El color oscuro de las cabras simboliza lo malo.
- V. 35:Se enumeran seis obras de amor y misericordia; todas ellas habituales entre los judíos, menos la última –«visitar a los encarcelados»– que no aparece en las listas judías de obras de caridad.
- V. 37-39:No comprenden… ¿Cuándo han mostrado amor directamente al rey, es decir, a Jesús?
- V. 40:«Cada vez que lo hicisteis con un hermano mío de estos más humildes». Frase fundamental en la parábola que equipara a Jesús con los pobres y necesitados. Gran novedad: los pobres y necesitados son identificados con Jesús.
- V. 45:La culpa de estos no consiste en haber hecho acciones negativas, sino en no haber practicado el bien, ayudando desde la solidaridad.
Los comentarios de esta parábola hacen referencia a textos antiguos egipcios y rabínicos, que hablan de las obras de misericordia y su relación con el más allá. Pero existe una diferencia fundamental: en el «Libro de los Muertos» egipcio y en el «Talmud» de los rabinos, los muertos llegan al juicio y se glorían de sus obras buenas, siendo muy conscientes de lo que han hecho de positivo… «He dado contento a Dios –se dice en el primero de esos dos textos– haciendo lo que él quiere: he dado pan a los hambrientos, agua a los sedientos, vestidos a los desnudos…».
Esto contrasta mucho con la idea de la parábola, en la que quienes practican el bien ni sospechan que el Mesías ha salido al encuentro de ellos en la persona de los pobres y necesitados. La idea de la presencia de Jesús en los necesitados es tan original que solo puede atribuirse a Él. De esta parábola se desprenden otras muchas ideas esenciales en el «creer cristiano»: la salvación se halla ligada no tanto a la creencia (ortodoxia), cuanto a la acción positiva a favor de los pobres (ortopraxis), abriendo así nuevos caminos para entender la fe, etc.
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