3. Artífices de paz
Amados jóvenes, sabéis bien cuánto me preocupa la paz en el mundo. La espiral de la violencia, el terrorismo y la guerra provoca, todavía en nuestros días, odio y muerte. La paz -lo sabemos- es ante todo un don de lo Alto que debemos pedir con insistencia y que, además, debemos construir entre todos mediante una profunda conversión interior.
►Por eso, hoy quiero comprometeros a ser operadores y artífices de paz.
· Responded a la violencia ciega y al odio inhumano con el poder fascinante del amor.
· Venced la enemistad con la fuerza del perdón.
· Manteneos lejos de toda forma de nacionalismo exasperado, de racismo y de intolerancia.
· Testimoniad con vuestra vida que las ideas no se imponen, sino que se proponen.
· ¡Nunca os dejéis desalentar por el mal!
►Para ello necesitáis la ayuda de la oración y el consuelo que brota de una amistad íntima con Cristo.
· Sólo así, viviendo la experiencia del amor de Dios e irradiando la fraternidad evangélica, podréis ser los constructores de un mundo mejor, auténticos hombres y mujeres pacíficos y pacificadores.
4. Jóvenes apóstoles de los jóvenes
Mañana tendré la dicha de proclamar cinco nuevos santos, hijos e hijas de esta noble Nación y de esta Iglesia. Ellos “fueron jóvenes como vosotros, llenos de energía, ilusión y ganas de vivir. El encuentro con Cristo transformó sus vidas (…) Por eso, fueron capaces de arrastrar a otros jóvenes, amigos suyos, y de crear obras de oración, evangelización y caridad que aún perduran” (Mensaje de los Obispos españoles con ocasión del viaje del Santo Padre, 4).
►Queridos jóvenes, ¡id con confianza al encuentro de Jesús! y, como los nuevos santos, ¡no tengáis miedo de hablar de Él! Pues Cristo es la respuesta verdadera a todas las preguntas sobre el hombre y su destino.
►Es preciso que vosotros, jóvenes, os convirtáis en apóstoles de vuestros coetáneos.
· Sé muy bien que esto no es fácil. Muchas veces tendréis la tentación de decir como el profeta Jeremías: “¡Ah, Señor! Mira que no sé expresarme, que soy un muchacho” (Jr 1,6).
· No os desaniméis, porque no estáis solos: el Señor nunca dejará de acompañaros, con su gracia y el don de su Espíritu.
PARA HACER
¿Cómo puedo ser yo artífice de paz? Concretar las propuestas que aquí se hacen señalando también cómo superar las dificultades.
Estamos contra la guerra (contra todas las guerras) y a favor de la paz. Comenzamos con el cambio interior… ¿Cómo? ¿Cómo nos puede ayudar también la oración?
¿Cómo puedo hablar de Jesús sin decir palabras?