Miguel Ángel Fernández, sdb
Asociación Lumbre, Madrid
Hace dos años que estoy trabajando en la asociación Lumbre. Esta entidad social es realidad gracias a la colaboración entre las Hijas de la Caridad y los salesianos. Su situación es céntrica en Madrid, pues está a cinco minutos de la Puerta de Sol.
Yo aquí realizo actividades dirigidas a inmigrantes mayores de 18 años, en su mayoría de origen árabe aunque hay latinoamericanos y africanos en general.
Al principio, yo tenía mis dudas y temores pues hasta ahora no había realizado un trabajo tan directo relacionado con inmigrantes, o sea mi experiencia era nula en este campo.
Bueno, con un poco de temeridad, un día empiezo mi trabajo en esta entidad. Empiezo por ayudar a que puedan defenderse en el mundo de internet. El ordenador es algo normal y no tiene que ser un problema, estos son los principales objetivos que quiero conseguir. En definitiva, hacer más fácil la informática.
Entre ordenadores vamos conviviendo día a día. Yo en medio de esta experiencia particular voy sacando conclusiones. La primera es descubrir que estos inmigrantes son personas. Parece una conclusión muy obvia pero, no sé como explicarlo, esto para mí es fundamental. Ante mi se descubre un mundo que abre mis ojos a una realidad que aclara dudas y temores.
Así, nos dejamos arropar por la cálida rutina del día a día. Vamos conociéndonos un poco más, se habla de países, de costumbres, de….Es una experiencia enriquecedora por la cantidad de información tan diversa que se recibe. También, explican su realidad y la de sus países. Se olvida que su punto de vista es más autorizado que nuestra visión a miles de kilómetros, algo manipulada por otros intereses.
En nuestras conversaciones, especialmente al tomar el te a media tarde, surge un tema que me sorprende que es el de la religión. Hace mucho tiempo que yo no encuentro un momento o situación para conversar sobre religiosidad de una forma tan natural. Envidio su sensibilidad en este campo, que yo tengo que actualizar. Aunque no tenemos la misma religión, hay puntos de encuentro y sobre todo respeto al otro. Su curiosidad por conocer la otra religión es comparable a mi deseo por conocer su religión. Al final, yo tengo que actualizarme para estar a su altura de interés. Este aspecto es el más interesante de mi experiencia en este trabajo.
También la gratitud aquí es común, siempre voy agradecer aquella tarta de queso realizada para mí. Esa tarta es unos de los pequeños detalles que muestran el aprecio que tienen de una forma desinteresada. Esto es solo una muestra, hay muchos mas detalles a diario que confirma esta gratitud.
Ahora no quiero continuar sin mencionar a Maria Luisa. Esta religiosa Hija de la Caridad, es una guía imprescindible para realizar el trabajo aquí. Es admirable la relación que tienen con ella a quien denominan «sor» con cariño pero con respeto al mismo tiempo. Ella siempre está, hace que todas las cosas parezcan normales y que transcurra con tranquilidad durante todo el día. Estas cualidades son características fundamentales en ella.
Para finalizar el testimonio de mi experiencia puedo asegurar, como otros muchos, que yo creía que iba a dar o aportar muchas cosas aquí pero la realidad es que yo he recibo mucho más al final.
Miguel Ángel Fernández