MIÉRCOLES DE CENIZA

1 marzo 2011

Álvaro Ginel
 
Esta celebración acaba de ser publicada en un libro editado por la CCS titulado “Los domingos de cuaresma. Ciclo A. Propuestas para la animación de la Eucaristía dominical”.
La Cuaresma surge para preparar de manera más intensa a los que se van a bautizar en la noche pascual. A partir del s. IV, la Cuaresma comienza a ser un tiempo de penitencia.
El Miércoles de ceniza no es lo más importante de la Cuaresma. Es sólo la puerta de entrada. La realidad es que la ceniza convoca a mucha gente que después no se acordará más de la Cuaresma. Tiene algo de folklore y de “magia” y está arraigada en el pueblo. Nosotros estamos aquí y sabemos que el Señor nos convoca para iniciar un camino de conversión. No es el día más importante de Cuaresma. Comenzamos a caminar hacia la Pascua. La Pascua es lo importante.
El Miércoles de ceniza es, junto con el Viernes Santo, un día penitencial de ayuno y abstinencia.
 
Procesión de entrada y canto
–          Cruz  acompañada con dos velas.
–          Recipientes con la ceniza.
–          Presidente.
 
Seleccionar bien el canto de entrada: que exprese la llamada a la conversión. Toda esta primera parte, (sin el acto penitencial inicial que es sustituido por la imposición de la ceniza), tiene un marcado sentido de acogida del tiempo de gracia que el Señor nos otorga.
 
► Saludo
Presidente
V./ Dios nos llama a la conversión. Dios nos brinda un tiempo especial para volvernos hacia Él. Que su paz esté con vosotros.
R./ Y con tu Espíritu
 
► Acogida de la Palabra de Dios
Para dar importancia a la Palabra de Dios, desde el fondo de la nave, una persona trae procesionalmente el libro del Leccionario. Lo presenta al Presidente, y éste a toda la asamblea.
 
Presidente
V./ El Señor quiere que seamos un grupo de seguidores. Nos invita a seguirle. Ahora es el tiempo de la gracia. Ahora es el tiempo de la salvación. Escuchad su voz. Obedecedle de todo corazón.
R./ Escucharemos al Señor, Dios nuestro. Obedeceremos su voz.
 
Se coloca con dignidad el Leccionario en el ambón.
 
► Silencio
 
► Oración
Cfr. Misal. En situaciones especiales se podría orar también con esta propuesta.
 
Señor, fortalécenos con tu auxilio
al empezar estos santos días de la Cuaresma.
Que la escucha de tu Palabra,
las súplicas de los santos,
la austeridad de nuestras prácticas cuaresmales
nos den fuerzas para dejar atrás nuestras incoherencias
y volvernos a ti de todo corazón.
Te lo pedimos por Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo y el Espíritu Santo por los siglos de los siglos. Amén.
 
Liturgia de la Palabra
 
► Lectura primera
Lectura del profeta Joel 2,12-18
 
► Salmo responsorial
Hacer un esfuerzo para que el salmo sea recitado por toda la asamblea. Copiado en una cartulina, podrían llevarlo al final de la celebración a sus casas y tenerlo como “salmo penitencial para toda la Cuaresma”, recitarlo personalmente o en familia, especialmente los viernes de Cuaresma.
 
Salmo 50
Misericordia, Dios mío, por tu bondad,
por tu inmensa compasión borra mi culpa;
lava del todo mi delito,
limpia mi pecado.
 
Pues yo reconozco mi culpa,
tengo siempre presente mi pecado:
contra ti, contra ti solo pequé,
cometí la maldad que aborreces.
 
En la sentencia tendrás razón,
en el juicio resultarás inocente.
Mira, en la culpa nací,
pecador me concibió mi madre.
 
Te gusta un corazón sincero,
y en mi interior me inculcas sabiduría.
Rocíame con el hisopo: quedaré limpio;
lávame: quedaré más blanco que la nieve.
 
Hazme oír el gozo y la alegría,
que se alegren los huesos quebrantados.
Aparta de mi pecado tu vista,
borra en mí toda culpa.
 
Oh Dios, crea en mí un corazón puro,
renuévame por dentro con espíritu firme;
no me arrojes lejos de tu rostro,
no me quites tu santo espíritu.
 
Devuélveme la alegría de tu salvación,
afiánzame con espíritu generoso:
enseñaré a los malvados tus caminos,
los pecadores volverán a ti.
 
Líbrame de la sangre, oh Dios,
Dios, Salvador mío,
y cantará mi lengua tu justicia.
Señor, me abrirás los labios,
y mi boca proclamará tu alabanza.
 
Los sacrificios no te satisfacen:
si te ofreciera un holocausto, no lo querrías.
Mi sacrificio es un espíritu quebrantado;
un corazón quebrantado y humillado,
tú no lo desprecias.
 
Señor, por tu bondad, favorece a Sión,
reconstruye las murallas de Jerusalén:
entonces aceptarás los sacrificios rituales,
ofrendas y holocaustos,
sobre tu altar se inmolarán novillos.
 
 ► Lectura segunda
Lectura de la segunda carta del apóstol san Pablo a los corintios 5,20-6,2
 
► Aclamación al evangelio
Durante la Cuaresma se suprime el canto del aleluya. Pero es aconsejable que haya un canto, pues es la manera de disponer a la asamblea celebrante a acoger la Palabra de Dios y de saludar al Señor que habla por medio de su Evangelio. En este tiempo cuaresmal el canto antes del Evangelio adquiere una importancia especial.
Si no se canta, se podría hacer un silencio breve. Todos de pie, esperamos la proclamación del Evangelio preparando el corazón con el silencio. En alguna ocasión, un coro o una voz en off podría advertir a la asamblea con alguna frase:
“No echéis en saco roto la gracia de Dios”. “Escuchad hoy su voz; no endurezcáis el corazón”.
 
► Lectura del evangelio
Del evangelio según san Mateo 6,1-6.16-18

► Homilía
Tiempo favorable
Este es el tiempo favorable, hemos escuchado en la primera lectura.
Ahora, en este momento y día en el que vivimos; ahora que tú y yo estamos viviendo dentro de nuestro corazón lo que tú sabes que vives y que te inquieta.
Ahora que nos pasa esto y aquello y te sorprendes y dices: ¿Cómo me puede pasar a mí esto? No me lo puedo creer, pero es verdad, me pasa, lo vivo, lo siento.
Ahora que nos ha caído encima lo que no esperábamos y hasta estamos tentados de decir: ¿Cómo Dios permitirá que me pasen estas cosas? ¿Qué mal he hecho yo para tener que vivir lo que vivo? (Me pregunto cómo un creyente puede expresarse así, pero son frases que se escuchan bien a menudo).
¡Ahora es el tiempo favorable, el tiempo oportuno, ahora es el tiempo en que Dios nos solicita para salvarnos y liberarnos! Dios es salvación y liberación, no es castigo ni venganza.
¡Ahora es cuando escuchamos la llamada a cambiar!
Este es el mensaje de hoy: Ahora es tiempo de Dios para nosotros, tiempo para ser más de Dios. De hecho, estamos hoy aquí, y no es por nada. Estamos y escuchamos esta palabra para nosotros por algo.
¿Qué quiere decir este ahora? Dios hoy espera otra cosa de nosotros. No se trata de que espere más o menos, sino de otra cosa. Dios nos quiere de otra manera. Dios nos lanza a poner en práctica algo que nos es posible y no lo estamos haciendo. Dios nos solicita hoy para emprender una manera “más divina” de ser que ahora es posible y antes no. Dios no nos lanza hoy a imposibles. Dios nos lanza a estar menos centrados en nosotros mismos, menos enganchados a personas, menos enganchados a cosas, más dispuestos para los demás, más capaces de hacer más hueco a Dios en la propia vida.
Es posible que ni sepamos verbalizar lo que Dios quiere de nosotros, o nos encontremos tan “divinamente” que nos extrañe el solo hecho de que “podamos ser de otra manera”. Hay realidades nuestras de las que no nos damos cuenta a no ser que otro nos espabile el oído y la vista… Muchas personas encuentran este discurso del Evangelio “desconcertante”. Estamos contentos con nosotros mismos, nos sonríe la vida, vamos tirando, hacemos y cumplimos “nuestros deberes de pareja y de padres…”. ¿Qué otra cosa diferente o nueva podemos ser o hacer? ¿Qué discurso es éste de que es tiempo favorable, tiempo de convesión? ¿Qué es eso de ahora es el día de la salvación?
 
Tiempo de salvación
La palabra salvación no suele ser bien entendida. Cuando decimos “me salvé”, “me salvé por los pelos”, “por poco no me salvo”, queremos decir que había un peligro y no nos tocó, nos libramos de algo desagradable, de algo  que no nos gusta mucho….
Cuando nosotros decimos que Dios es salvador y que es tiempo de salvación queremos decir que hay modos de vivir que nos atrapan, nos envuelven, nos ciegan, nos aletargan, nos esclavizan, no nos dejan ser todo lo que podemos ser, ni nos dejan abrir todas las ventanas de nuestro ser al aire de Dios y del soplo de su Espíritu… Salvarse es descubrir que con menos vivimos mejor, que siguiendo el estilo de vida de Jesús estamos mejor… Salvarse es pasar de mirarse uno y decir: “pues no estoy tan mal, pues yo no tengo nada de qué liberarme, pues no entiendo esa palabra…, a decir: ¡Cuánto tengo que quitar de mí! ¡Cuántas cosas me sobran! ¡Con cuántos caprichos vivo! ¡Cuántas veces me digo ‘pues no me da la gana; que cambie él, que ya estoy yo harto de cambiar yo y de dar el primer paso; que se fastidie y cambie él’!”. Tiempo de salvación es también descubrir la cantidad de veces que escurrimos el bulto y dejamos a la gente tirada, o no podemos salir de algo en lo que nos hemos metido… Sentimos que sería mejor no estar metidos, pero lo estamos y no tenemos fuerza para salir. Nos sentimos atrapados.
Salvación es la acción o intervención de Dios en nuestro favor que nos hace posible ser todo lo libres que podemos ser, todo lo abiertos que podemos estar a Dios y a los otros, todo lo divinos que podemos ser y Dios nos invita a ser…
En esto de “la salvación”, en el contexto cuaresmal, no es que nos propongamos nosotros cosas. No. Es que aceptamos y colaboramos con Dios para que Él haga en nosotros su obra. Nos salvamos y tenemos tarea de salvación en la medida en que la Palabra de Dios nos pone metas, nos descubre esclavitudes que nos amordazan. En las cosas de Dios no nos ponemos nosotros metas, nos las pone Dios por su palabra, por la escucha que de Él hacemos en la oración, por la ayuda de otros que nos hablan de Él.
 
Poco a poco
Esto de la salvación no es algo que se hace a base de bombo y platillo. ¡Qué va!  Esto de la salvación se hace “en silencio”, sin que la gente se dé cuenta… Tú sabes muy bien que cuando la gente se ha dado cuenta de que estabas muy cambiada, tú llevabas mucho tiempo trabajando los kilos que querías perder, o el genio que querías dominar… Y, al cabo de equis tiempo, la gente “te nota cambiada”… Hasta que se dejan ver algunas cosas, ¡cuántos kilómetros silenciosos, etapas en solitario, hemos tenido que hacer! Por eso, tú te dices: ¡¡Si supieras lo que me está costando!! Bueno, pues lo de Dios funciona así: a solas con Dios. Te lo sugiere Dios un día mientras cocinas o vas a la compra o en la oración y silencio diario o en el trabajo sientes que puedes dar contestaciones menos bruscas. Tenemos un día y una hora en la que nos damos cuenta de que hay otro camino, otra forma de vivir mucho más libre. Eso es la llamada a la conversión. Lo bonito del Evangelio de hoy es que nos sugiere hacer las cosas “en secreto”, poco a poco, ayudados por la presencia de Dios que lo ve todo y lo anima todo “en secreto”. Dios ve lo escondido, ese trabajo silencioso, donde tú vas sacando lo mejor de ti, salvándote, haciendo lo que puedes ser, limándote, orando a Dios y recibiendo de Dios ayuda… Dios ve lo que los demás no vemos. Y eso nos anima a seguir adelante haciendo el bien en silencio, sin necesidad de pregonarlo. Necesitamos la ayuda de Dios. Hay cosas que nunca se nos ocurrirán a nosotros, pero se le ocurren a Dios y nos las sugiere. Hay gente que nos admira por su creatividad en maneras de vivir el Evangelio; en el fondo, es que Dios les hace creativos, les susurra caminos nuevos… La intimidad es muy sugerente y creativa siempre.
Comenzamos la Cuaresma y, ¡qué bonito! se nos invita a recorrer un camino sin ruido, como se hacen las grandes cosas: poniendo alma, vida y corazón sin que nadie se entere. Sólo Dios.
 
Bendición e imposición de la ceniza
► Una breve catequesis sobre la ceniza
En la vida ordinaria tenemos expresiones como: “Quedó todo reducido a cenizas”. “Se me hizo cenizas, se me hizo añicos, no queda más que un montón de cenizas…”. Estas expresiones indican destrucción de algo. Las cenizas que aquí tenemos son la “destrucción o combustión de los ramos del Domingo de Ramos”.
En contexto religioso, echarse ceniza, revestirse de ceniza es un gesto penitencial que indica voluntad de cambio, de “reducir a cenizas algo nuestro” por el ejercicio de las prácticas cuaresmales.
Ceniza viene del latín «cinis-cineris». Muy fácilmente adquirió un sentido simbólico de muerte, caducidad, y, en sentido trasladado, de humildad y penitencia. En Jonás 3,6 sirve, por ejemplo, para describir la conversión de los habitantes de Nínive. Muchas veces se asemeja al «polvo» de la tierra: «En verdad soy polvo y ceniza», dice Abraham en Gén 18,27. La ceniza en el Miércoles de ceniza se impone a los fieles como respuesta a la Palabra de Dios que nos invita a la conversión, como inicio y puerta del ayuno cuaresmal y de la preparación a la Pascua. La Cuaresma empieza con ceniza y termina con el fuego, el agua y la luz de la Vigilia Pascual. Algo debe quemarse y destruirse en nosotros -el hombre viejo- para dar lugar a la novedad de la vida pascual de Cristo.
La ceniza “nos son polvos mágicos” para una acción de hechicería. No es raro que algunos lo puedan interpretar en este sentido. La conversión del corazón se realiza por la acción de Dios, por su invitación a cambiar y a dejar que Él ocupe más sitio en la vida del creyente.
 
► Bendición de la ceniza
Ver Misal.
Resaltar que se bendice a los que van a recibir la ceniza.
 
► Imposición de la ceniza
De uno en uno se acercan a recibir la ceniza. Si alguien prefiere, se impone a sí mismo la ceniza. Quien lo desee, se llevará en un sobrecito un poco de ceniza que colocará en su casa como recuerdo del camino cuaresmal que hoy empieza. (Colocar sobres o bolsitas de plástico para esto; quede claro que no es rito mágico sino un signo que viene en ayuda de nuestra debilidad y de nuestros olvidos).
Mientras dura la imposición de la ceniza, se puede cantar o un coro (o solista), recita pausadamente algunas frases como las que siguen.
 
            V./ Rasgad los corazones, no las vestiduras.
R./ Rasgad los corazones, no las vestiduras.
V./  Convertíos al Señor porque es bueno y compasivo y misericordioso, lento a la cólera, rico en piedad y se arrepiente de las amenazas.
R./ Rasgad los corazones, no las vestiduras.
V./ . Convertíos al Señor en este tiempo de Cuaresma. Dios tiene ganas de hacer misericordia con vosotros.
R./ Rasgad los corazones, no las vestiduras.
V./ Convertíos pero no andéis cabizbajos como los farsantes que sólo se preocupan de las apariencias.
R./ Rasgad los corazones, no las vestiduras.
V./ Convertíos porque Dios es compasivo y misericordioso, lento a la ira y rico en clemencia.
R./ Rasgad los corazones, no las vestiduras.
 
► Oración de fieles
Nos conocemos, tenemos pocas fuerzas.
R./ Señor, ten piedad.
Nos conocemos, nos cansamos.
Nos conocemos, nos da pereza salir de donde estamos.
Nos conocemos, queremos pero no queremos a la vez.
Nos conocemos, nos excusamos.
Nos conocemos, hay cosas que no queremos de verdad.
 
Te necesitamos, Señor.
Sin ti no podemos nada.
Ven en nuestro auxilio.
Por Jesucristo nuestro Señor. Amén.
 
 
Liturgia eucarística
 
► Procesión de dones
 Que no falte la procesión, al menos, del pan y del vino.
 
► Plegaria eucarística
 Podría ser la plegaria eucarística I de la reconciliación.
 
 
Ritos de comunión
 
► Padrenuestro
Manos levantadas. Invocar hoy al Padre es poner en primer plano su misericordia y su fidelidad.
 
► Silencio
Momento de intimidad y de paz al final de la comunión.
 
 
Ritos de despedida
 
►Bendición
El misal propone una bendición solemne para la Cuaresma. Es bueno hacerla hoy.
También este tiempo de Cuaresma es oportuno el uso de las Oraciones sobre el pueblo que el misal propone.
 
 
► Informaciones
Este es el momento de anunciar y de entregar por escrito el Plan cuaresmal de la comunidad, con horas y días, con animadores e invitados; celebraciones, momentos de reflexión, oraciones, lectio divina, comunicación de experiencias, celebración penitencial…
 
► Despedida
Se podría enviar a la asamblea tomando una frase sacada del evangelio o de otra lectura bíblica. Por ejemplo, para los días de ceniza:
“Cuando vayas a rezar, entra en tu habitación, cierra la puerta y reza a tu Padre, que está en lo escondido, y tu Padre, que ve en lo escondido, te lo pagará”.
Id en paz y haced como el Señor nos indica.
 
Un texto para entregar
Definición de Cuaresma
Cuarenta días previos a la Pascua en los que la Iglesia intensifica la catequesis de aquellos que van a recibir el Bautismo en la Vigilia Pascual.
Cuarenta días previos a la Pascua en los que la Iglesia pide a los fieles que renueven los compromisos bautismales: qué fe tienen y cómo la cultivan; qué escucha de la Palabra hacen; qué compromiso cristiano realizan.
Sugerencias para poner en práctica la finalidad de la Cuaresma
Leer un libro que renueve nuestras razones de creer o participar en grupos, conferencias, fines de semana, actividades encaminadas de refrescar la fe.
Centrarse en la Palabra de Dios y leer cada día el evangelio del día, despacio, acompañado de algún comentario que nos ayude a comprenderlo.
Tomarse tiempo para respirar, para hacer un poco de silencio, de oración, para interrogarse sobre la vida que llevamos.
Regalarse una hora a la semana para hacer algo que renueve la propia vida cristiana, o la de la familia…
Proponerse pequeñas metas de liberación: medir más el uso del tabaco, de la bebida, de la calidad de alimentos que consumimos, del dinero que usamos, de los caprichos que nos damos… Estas cosas las hacemos no para fastidiarnos, sino para descubrir cómo nos atan y nos poseen y nos esclavizan. Así descubrimos con más claridad que podemos vivir de otra manera. sin tanto… Es también una manera de privarme de lo mío para los demás. El ayuno, abstinencia y limosna son realidades muy unidas y son clásicas en la Cuaresma cristiana. Pero quede claro que no se trata de ser masoquistas, sino de descubrir nuestras ataduras a mil pequeñas cosas que nos hacen olvidarnos de Dios y de los otros. Todo lo que hacemos siguiendo el Evangelio es para “tocar” el corazón y renovarlo como Jesús nos pide. Si quitamos esta perspectiva y reducimos ls cosas a un puro hacer tranquilizante, no cumplen el objetivo evangélico.
Asomarnos a las necesidades de otros y encontrar, hablar, tratar con personas necesitadas: enfermos, emigrantes, gente con problemas, etc… No se trata de ir a ellos y encontrarlos para solucionarles los problemas, sino para escuchar sus problemas y para sensibilizarnos más hacia los otros y “descentrarnos”.