Momo: una aventura contrarreloj (Momo alla conquista del tempo, 2001).
Dirección: Enzo D’Alò. Guión: Enzo D’Alò y Umberto Marino. Argumento: Michael Ende. Producción: Vittorio Cecchi Gori. Música: Gianna Nannini y Francesco Sartori.
Esta película de animación pretende recrear en imágenes una de las más famosas novelas de los últimos años entre los lectores jóvenes. Se ha encargado de la realización el cineasta italiano Enzo D’Alò, que anteriormente adaptara otra novela, la de Luis Sepúlveda, Historia de una gaviota y del gato que le enseñó a volar (1998), con la que guarda bastante semejanza formal. También Johannes Schaaf adaptóMomo (1985), esta vez interpretada con actores reales, pero no consiguió demasiado éxito.
Las tres versiones nos llevan ante la pequeña y enigmática protagonista, Momo. Nadie sabe de dónde procede, pero crea a su alrededor un mundo mejor del que encontrara. Sabe escuchar y potencia lo mejor de cada uno.
“Entonces vinieron los niños y los mayores y trajeron la comida que les sobraba, uno un pedacito de queso, el otro un pedazo de pan, el tercero un poco de fruta y así los demás. Y como eran muchos niños, se reunió esa noche en el anfiteatro un nutrido grupo e hicieron una pequeña fiesta en honor de la instalación de Momo. Fue una fiesta muy divertida, como sólo saben celebrarlas la gente modesta. Así comenzó la amistad entre la pequeña Momo y la gente de los alrededores.”
La aparición de los Hombres Grises trastorna la situación inicial: van convenciendo a la gente, incluidos los amigos de la protagonista, de que es necesario ahorrar el tiempo. Nada es igual. Desaparecen la alegría y la imaginación. Triunfan las prisas y el consumo de nuevos productos. Nadie disfruta de la vida. Nadie visita a Momo. Tendrá que luchar contra los Hombres Grises, después de descubrir el terrible secreto que ocultan.
“Para decirlo del modo más resumido posible, porque también mi tiempo es precioso —continuó el hombre gris—, le hago la siguiente oferta: nosotros le devolvemos a la niña con la condición de que usted no vuelva a decir nunca ni una sola palabra sobre nuestra actividad. Además le exigimos, a modo de rescate, la suma de cien mil horas de tiempo ahorrado. Usted no se preocupe de cómo nos apropiamos del tiempo; eso es cosa nuestra. Usted limítese a ahorrarlo. Cómo lo consiga es cosa suya. Si está de acuerdo, nosotros nos encargamos de que, dentro de unos días, le suelten de aquí. Si no, usted se quedará siempre aquí y Momo se quedará para siempre con nosotros. Piénselo. Sólo le haremos una vez esa generosa oferta. ¿Qué dice?”
El final vuelve a la situación que creara la llegada de Momo. Como si nadie hubiera perturbado la vida feliz de la comunidad.
“En la gran ciudad se veía lo que hacía tiempo que ya no se había visto: los niños jugaban en medio de la calle, y los automovilistas, que tenían que parar, los miraban sonriendo o se apeaban para jugar con ellos. Por todos lados había corrillos de personas que charlaban amigablemente y se informaban largamente sobre el estado de salud de los demás. Quien iba al trabajo tenía tiempo para admirar las flores de un balcón o dar de comer a los pájaros. Y los médicos tenían tiempo para dedicarse extensamente a sus enfermos. Los trabajadores tenían tiempo para trabajar con tranquilidad y amor por su trabajo, porque ya no importaba hacer el mayor número de cosas en el menor tiempo posible. Todos podían dedicar a cualquier cosa todo el tiempo que necesitaban o querían, porque volvía a haberlo en cantidad.”
Augusto Fernández
Para la reflexión
- ¿Cuál de las tres versiones de Momo es la que más nos gusta? Lo que ofrecen, ¿es muy diferente o resulta parecido? ¿Qué detalles originales aporta cada una?
- Algunos interpretan la obra como una metáfora de la vida moderna (el consumismo, el agobio de la actividad constante, la falta de creatividad, la infelicidad de las personas). ¿Qué aspectos nos parecen los más claros? ¿En qué situaciones y en qué personajes se simbolizan?
- ¿Se puede relacionar a Momo con El Principito? ¿En qué elementos coinciden? ¿Cómo influye su presencia en quienes conviven con ellos?
- ¿Qué encontrarían el Principito o Momo si un día topáramos con ellos? ¿En qué cambiaría nuestra vida? ¿Preferimos que las cosas sigan como están o nos gustaría que se produjera ese encuentro?
- Imaginemos que acudimos a la plaza donde Momo se divierte con los amigos. ¿Qué hacemos? ¿Qué pregunta le planteamos? ¿Nos unimos al grupo?