Museos para recorrer el siglo XX y abrirse al XXI

1 julio 1999

El siglo XX ha sido una época de cambios acelerados sin precedentes. Diversos acontecimientos, basados en descubrimientos, invenciones y exploraciones múltiples, han transformado el mundo más profundamente y más de prisa que en cualquiera de los siglos anteriores. Por eso, para recorrer este siglo tan cambiante y abrirnos al siguiente, podemos visitar diversos museos simbólicos en los que descubriremos objetos significativos de personajes conocidos, palabras que fueron surgiendo cada año, acontecimientos y símbolos-clave. O, si se quiere, estos museos pueden considerarse como diversas salas de un único museo simbólico, abierto al siglo XXI, que será el tiempo y lugar de la historia de los jóvenes actuales. Hacia ahí miramos porque es una historia para hacer.
 
 

1            UN MUSEO IMAGINARIO DEL SIGLO XX

 
        La Revista de «El Mundo» (23.5.99) publicaba un número monográfico sobre «El museo del siglo»: cincuenta fotos de los objetos representativos de grandes personajes que hicieron historia. O, como dice José Antonio Marina, que prologaba este museo imaginario, «un catálogo para la reminiscencia: Cada una de esas cosas son la llave para abrir una puerta en el laberinto de la memoria. Hacen transitable el pasado».
Traemos el nombre de esos objetos, fotografiados en museos y colecciones de todo el mundo, y los clasificamos en diversas secciones. Aportamos también algunos datos sobre la importancia de los objetos elegidos para cada personaje.
Personajes y objetos dan una visión del siglo que termina. Precisamente desde estos personajes -tomados como modelo- y desde sus objetos representativos -tomados como símbolos- se podrá trabajar con adolescentes y jóvenes, no sólo para entender sus propias raíces ancladas en el siglo XX, sino para descubrir sus posibilidades en el XXI, al que se puede aplicar lo que decía Freud una centuria antes: «Este nuevo siglo nos interesa sobre todo porque encierra en él la fecha de nuestra muerte».
 
 
          Ciencia
 
n GAFAS Y MANUSCRITO de Sigmund Freud, psiquiatra austríaco (1900)
Inició una revolución moral con La interpretación de los sueños, obra de la que sólo se vendieron 351 ejemplares durante los seis primeros años. Con el tiempo se puso gafas para seguir escribiendo: «La actividad el psicoanálisis es difícil y exigente; no se deja manejar tan fácilmente como las gafas que uno se pone para leer y se quita para dar un paseo. La psicología es parte de uno mismo».
 
n La FÓRMULA DE LA RELATIVIDAD de A. Einstein, físico de origen alemán (1905)
Genio corroído por la obsesión de descubrir los secretos del universo, se aislaba durante semanas sumido en un estado de confusión. En 1905 propone a su colega Besso pasar todo el día intentando aportar soluciones a sus preguntas. Esa tarde vuelve a casa desesperado: no ha colocado ninguna de las piezas que le faltan en su rompecabezas del universo. Y pasa la noche más memorable de su vida: «Cuando me desperté, una tormenta había estallado en mi cerebro». Al cabo de muchas horas sin dormir, atormentado, descubre la equivalencia entre la energía y la masa. Había encontrado la clave de la creación: el secreto de la luz, del espacio y del tiempo. Redacta en 31 páginas el manuscrito que revoluciona el mundo.
 
n El COFRE DE RADIO de Marie Curie, física polaca (1921)
Cuando Curie descubrió el principio de la radioactividad, vio con angustia cómo su descubrimiento iba quedar limitado al carecer de la cantidad necesaria (un gramo valía 100.000 dólares). En 1921 el presidente norteamericano Harding le regaló un pequeño cofre con un gramo, que llevó consigo varias semanas en barco. Sus descubrimientos ayudaron a curar el cáncer e investigar sobre la energía nuclear. Su cuerpo, carcomido por las radiaciones, se apagó sacrificado en aras de la ciencia. El gramo de radio seguirá emitiendo radiaciones durante 20.000 años.
 
n El SEXTANTE de Bernad Moitessier, marino francés (1968)
Tras varios meses de navegación en su velero rojo y a punto de terminar su vuelta al mundo en solitario en cabeza de la carrera, con el único mérito de conservar su estilo de siempre para llegar el primero, en el último instante se lo pensó mejor, dio media vuelta y se negó a desembarcar. Renunció a los premios y regalos de la prestigiosa competición, supo decir no al dinero y a la gloria y puso rumbo a Tahití. Sin medio alguno de comunicación, lanzó este mensaje al puente de un carguero: «Sigo, sin hacer escalas, hacia las islas del Pacífico, porque soy feliz en el mar, y quizás para salvar mi alma».
 
n El PRIMER TRAJE ESPACIAL QUE ESTUVO EN LA LUNA, de Neil Armstrong (1969)
En la luna quedó una placa: «Aquí pusieron sus pies los hombres de la Tierra en julio de 1969. Hemos venido en son de paz de parte de la humanidad». Fue «un pequeño paso para el hombre, pero un salto gigante para la Humanidad», como dijo al pisar el suelo lunar.
 
n GORRO de Jacques Cousteau, oficial de marina y oceanógrafo francés (+ 1997)
Cousteau, escuálido y pequeño, inventor de la escafandra automática que le permitió grabar El mundo del silencio (Oscar en 1955), agitaba su gorro rojo en el puente de su barco Calypso, en el que todos llevaban el correspondiente gorro rojo. Este gorro se ha convertido en talismán de todos los buceadores del mundo, enamorados de los fondos marinos.
 
 
          q Política
 
n TOCADO DE GUERRA de Gerónimo, jefe apache de las Chiricauas (+ 1908)
Los indios apaches, capitaneados por Gerónimo, inconfundible por su tocado de guerra (tenía cinco, confeccionados por las mujeres de su tribu con piel de gacela y plumas de águila), se resistieron a la colonización española y norteamericana. Gerónimo, que quería la paz, no murió víctima de las balas sino del güisqui.
 
n EL GORRO de Lenin, revolucionario y fundador del estado soviético (+ 1924)
Proletario revolucionario y austero, sin prestancia física, se impuso por su trabajo constante y por la fuerza de sus ideas. Con los años, su vestuario no cambiaba: chaqueta raída, pantalón zurcido y gorro que adecentaba limpiándolo con gasolina. Instalado en el poder, siguió con su gorra de lana negra, el gorro del pueblo.
 
n SENTENCIA que condenó por fraude a Al Capone, gángster americano (1930)
El más temido dirigente de la organización criminal (una familia de mil miembros) que durante 26 años se había enriquecido con el contrabando de alcohol, fue absuelto de las acusaciones de asesinato y condenado por fraude fiscal. Fue la libertad del miedo.
 
n EL ÚLTIMO VESTIDO HINDÚ (DOTHI) de Gandhi, filósofo y político hindú, y la BALA que lo mató (1948)
El apóstol de la no-violencia, en búsqueda de la verdad, se impuso una vida de asceta, se deshizo de todo lo que tenía y dejó sus trajes europeos para reencontrarse con las tradiciones hindúes (1921).
 
n PIPA de Stalin (+ 1953)
El deseo de poder empobreció su vida. Stalin se encontraba solo y, en esos momentos de reflexión, fumaba en pipa. Nunca la abandonó, ni antes ni después de la revolución.
 
n CAJA DE PUROS COHIBAS de Fidel Castro, de guerrillero a jefe  (a partir de 1960)
Durante su lucha contra Batista, el joven Castro salía siempre con el puro en la boca. Instalado en el poder, intenta crear un producto a su gusto. Así nacen los Cohibas a partir de un método de fermentación adicional. Para apoyar una campaña antitabaco de la OMS, el jefe de la guerrilla dejó de fumar.
 
n EL RIFLE que mató a J. F. Kennedy, presidente de USA (1963)
Dice Hermida: «Kennedy fue un enamoramiento, una fijación, un espejo donde te mirabas, una llamada, una razón, una promesa de juventud prolongada, una decencia en lo posible, una ficción encantada y, por encima de todo, una motivación». Del magnicidio (22 de noviembre) sólo queda el rifle de Oswald, que fue abatido antes de entrar en la cárcel. Y se apagó una sonrisa para siempre.
 
n PURO Y SOMBRERO de Winston Churchil, político inglés (+ 1965)
Sólo cuando murió se negó a colocarse un cigarro en la boca. Hasta ese momento siempre había tenido un puro al alcance de la mano y una cerilla para encenderlo. «Es así como me quiere ver la gente», decía.
 
n KEFÍA de Yasir Arafat, político palestino, presidente de la OLP desde 1969
Convirtió el cotidiano turbante con el que el pueblo se protegía del frío y del calor, en símbolo de la clandestinidad y de la pertenencia a su clan. Fue escudo protector de los jóvenes que arrojaban piedras durante la Intifada y el pueblo palestino la sigue llevando como símbolo de lucha en favor de una patria.
 
n GORRA de Mao Zedong, político chino (+ 1976)
Llevaba una vida espartana. Vestía una casaca gris abotonada hasta el mentón y, sobre su cabeza de granito -decía Stalin para describir su firmeza- una gorra estrellada. Por su dureza e intransigencia, logró alcanzar la grandeza que buscaba: ser un fabricante de lo imposible.
 
 
          q Arte y literatura
 
n EL TINTERO de Marcel Proust, escritor francés (1913)
Explorador de los abismos de su memoria, Proust siempre sintió un deber de fidelidad hacia su madre, que le regaló el tintero de cristal en el mojaba sus plumas más sencillas.
 
n SILLA Y PINCELES de Pablo Picasso, pintor, escultor, grabador y ceramista (+ 1973)
Picasso llevaba casi siempre la paleta en la mano. La dejaba con sus pinceles, encima de una silla bajita, de niño. Esa silla retrata la forma de trabajar del artista: doblado y sumido en el sufrimiento de la creación.
 
n LA PELUCA de Andy Warhol, pintor americano (+ 1987)
Las pelucas de Warhol, cada vez más atrevidas, cubrían una calvicie hereditaria y eran símbolo de feminidad y excentricidad. Llegó a tener más de 500 y estaban teñidas de colores azules y plateados.
 
 
          q Cine
 
n LOS ZAPATOS de Charlie Chaplin, cineasta y actor inglés (+ 1977)
Andares de pato de Charlot, con sus zapatones desgastados. Cuando Chaplin llegó a ser riquísimo, siguió usando siempre el mismo par de zapatos.
 
n PRIMERA PLANCHA DE MICKEY, de Walt Disney, productor y director (1928)
El ratón Mikey nació de una contrariedad. El primer personaje creado por Disney era el conejo Oswald, pero sus creadores perdieron los derechos. Disney, que estaba en Nueva York, cogió un tren rumbo a Los Ángeles. En el trayecto nació el croquis del ratón estrella, que su mujer bautizó como Mikey. Después vendrían Pluto, Donald, Goofy…
 
n CAZADORA de James Dean, malogrado actor americano (1955). Quería vivir a toda velocidad: «Demasiado rápido para vivir, demasiado joven para morir» es el resumen de la filosofía del ídolo de toda una generación, arquetipo del rebelde de buen corazón, de mirada insolente y seductora. Con sólo tres películas supo reflejar en la pantalla la confusión y angustia adolescente. Ellos le adoraban. Con Marlon Brando hizo por los pantalones vaqueros y chaqueta de cuero lo que Coco Chanel por el traje de chaqueta.
 
n EL SOMBRERO de John Wayne, actor estadounidense (años 60)

  1. Wayne representa con naturalidad el genuino espíritu americano: los ideas, valores y sueños de sus compatriotas. Defensor de la ley en un mundo de forajidos, se convirtió en una figura legendaria, con su rostro de cowboy, su lazo alrededor del cuello y su sempiterno sombrero que casi nunca se quitaba.

 
n LA SILLA DE DIRECTOR de Akira Kurosawa, director de cine japonés (+ 1998)
El director de Derzu Uzala tenía la iniciativa de todas las películas y escribía él mismo el guión. Era perfeccionista y estaba presente desde la primera línea del texto hasta la última fase del montaje. Por eso, la silla de este director que se metía en todo, estaba a menudo vacía.
 
 
          q Música
 
n LA TROMPETA de Louis Armstrong, trompetista y cantante de jazz (1916)
Adolescente atolondrado, descubrió su talento musical por casualidad: siguió cursos de música en la cárcel (donde había ido por disparar al aire una pistola de su padre para chulearse ante sus amigos en la fiesta de Año Nuevo) y pronto despuntó. El director del centro le prestó una trompeta de excelente calidad que él mismo había comprado…
 
n LA CORONA de María Callas, soprano estadounidense de origen griego (+ 1977)
La Callas fue perseguida toda su vida por el complejo de patito feo y de inferioridad (a los 11 años poseían una voz excepcional pero un físico ingrato: gorda, miope y con acné) y sólo se sentía amada cuando cantaba, amor que se convertía en adoración cuando sobre su cabeza portaba la corona de Norma, su papel preferido, para el que Christian Dior se encargó de fabricarle una corona.
 
n LA GUITARRA de Jimi Hendrix, cantante y guitarrista americano (Años 60)
Creó nuevas formas musicales y, puesto de rodillas, hacía gritar a la gente de las salas, tocando las cuerdas de su guitarra eléctrica con los dientes e interpretando sus interminables solos.
 
n LA BATUTA de H. von Karajan, director de orquesta austríaco (+ 1989)
El mágico Karajan dirigió con gestos fogosos y refinados las obras más ilustres y difíciles de interpretar con la batuta como única guía, con los ojos cerrados para «no ver a los músicos». Se dejaba guiar por el movimiento de su mano: no miró una sola partitura en un concierto durante toda su carrera. Podía dirigir la ópera El anillo de los Nibelungos durante 18 horas sin consultar una sola frase.
 
 
          q Deportes
 
n RAQUETA DE TENIS de René Lacoste, jugador de tenis francés (1927)
Con 23 años y con sus compañeros, ganó la copa Davis a los nortemericanos. Éstos lo bautizaron con el sobrenombre de cocodrilo debido a su manera de desplazarse en la pista y a su tenacidad, que lo convertían en un auténtico depredador que nunca abandonaba su presa. Su amigo Georg le bordó el emblema del cocodrilo en su camisa de tenis. Visonario, desarrolló una gama de productos deportivos con su nombre. Fue el primero en servirse de su imagen para crear una marca.
 
n PIOLET de Maurice Herzog, alpinista francés (1950)
«Este piolet es más que un utensilio, es parte de mí mismo, una prolongación de mi vida». Con sus ahorros de estudiante compró el piolet, del que eligió la piqueta y la madera del mango y se lo hizo a medida. Con él llegó a la cumbre del mítico Annapurna (Nepal). Durante el descenso, detuvo dos días la expedición porque creía haberlo perdido; y fue su tercera pierna sobre todo cuando perdió los dedos de las manos por congelación.
 
n LAS ZAPATILLAS de Emil Zatopek, corredor de fondo checoslovaco (1952)
Joven obrero de 19 años en una fábrica de calzados, el resto del tiempo lo dedicaba a correr. Como era difícil encontrar buenas zapatillas en Checoslovaquia, sus compañeros de trabajo le proporcionaban, a espaldas de su patrón, unas zapatillas en cuero rojo, especialmente concebidas para las carreras de su amigo. En los juegos olímpicos de Helsinki (1952) ganó tres medallas de oro (maratón, 5.000 y 10.000 metros).
 
n CASCO de Giacomo Agostini, motorista italiano (Años 60)
Ganó 15 títulos del campeonato del mundo en 350 y 500 centímetros cúbicos, récord nunca superado. Agostini es una leyenda y su casco un talismán, que colocó en el corazón de sus trofeos como el más ello símbolo de su éxito.
 
n EL TRAJE DE LUCES de El Cordobés, torero español (1963)
Comenzó a entrenarse a los 7 años mientras cuidaba una piara de cerdos. Y se escapaba por la noche de su habitación para correr por los campos y desafiar a todos los animales: vacas, cerdos, corderos… Su traje de luces se manchó de sangre en la alternativa, pero cortó dos orejas y rabo… Nadie se acercó nunca tanto al toro.
 
 
          q PROPUESTAS
 
Algunos de estos objetos (y personajes) seleccionados por La Revista quizás no sean muy significativos para algunas personas, pero ahí están. Pueden darnos pie para trabajar con ellos de distintas maneras. Y para mirar hacia atrás y hacia adelante, o sea, hacia nosotros mismos desde la profundidad. Sugerimos algunas pautas generales.
 
          n Los personajes

  1. Realizar una breve pasada por los personajes a modo de test: quién conoce a quién…
  2. Aportar algún dato de cada personaje: los más posibles entre todos.
  3. Señalar al final por qué han sido importantes en su siglo.
  4. Para eso será bueno conocer lo poco que se dice de cada uno de ellos. Aunque la selección está hecha desde sus objetos, nótese que hay unas características comunes a los personajes que hacen de historia una historia humana y los convierten en cierto sentido en modelos: esfuerzo, constancia, personalidad firme, capacidad de superación, afrontamiento de la frustración, clarividencia, no sometimiento a lo común…
  5. En ese sentido servirán como modelos para la educación en valores. En ese sentido se puede trabajar eligiendo tres personajes de la lista: Qué más han ayudado a cambiar el mundo, al que yo quisiera parecerme, al que de hecho me parezco más…

 
          Los objetos
Detrás de cada personaje hay una historia humana que es la que nos da la clave y lo convierte en modelo. Los objetos pueden reflejar esa realidad de una manera simbólica. Por eso podemos trabajar a partir de ellos.

  1. Repasar la lista de los objetos. Elegir según las claves siguientes, indicando siempre la causa: cuál nos llama más la atención, cuál nos gustaría tener en casa, cuál nos gustaría haber usado nosotros.
  2. Repasar de nuevo la lista y ver qué objetos echamos en falta. Quizás es una selección hecha desde el Norte. ¿Qué selección haríamos desde una visión hecha desde el Sur?

 
          n Nosotros
Aplicar de forma todavía más directa y proyectiva (proyectar el futuro) a nosotros mismos sabiendo que, como dice Marina, «los objetos son anzuelos para pescar recuerdos. Son despertadores de la memoria»:

  1. Elegir un objeto del pasado (lo traemos de casa, no de esta lista…) que refleje algo de lo que hemos sido o somos ahora.
  2. Elegir un objeto que exprese lo que queremos (llegar a) ser en el futuro.
  3. Concluir esta frase: «Dentro de un siglo me gustaría que me recordaran por… Para ello yo debo… El objeto que simboliza todo es…, porque…»

 
 
 
2              EL MUSEO IMAGINARIO PERSONAL
 
En La Revista de «El Mundo» (23.5.99), JOSÉ ANTONIO MARINA presentaba «El museo del siglo», que hemos reestructurado en el punto anterior, con una meditación sobre la memoria escondida de las cosas. En ella daba las claves sobre la teoría del objeto, o sea, explicaba las claves de la memoria.
«Los objetos destacan sobre un horizonte exterior… Pero tienen también un horizonte interno, hacia el que navega la memoria, siempre viajera. Los objetos se convierten en máquina de significar, de evocar, de remitir, de revivir, de marcar el rumbo. Determinadas cosas son una biografía holográfica. Los objetos privilegiados se transfiguran en símbolos».
Hablaba después de cómo los objetos pueden convertirse en símbolos de maneras diversas: llegan a ser símbolos mágicos, símbolos emocionales o símbolos poéticos. Al margen de eso, él mismo hacía una selección de objetos contemporáneos que situaría en diversas salas de un museo personal imaginario. He aquí esas salas y esos objetos.
 
Símbolos personales
El bastón y los zapatos de Charlot, la mecedora de Kennedy, la boina del Che, las gafas y dothi de Gandhi, el puro de Churchill, el paraguas de Jacques Tati en Mon oncle… (El autor manifiesta que es poco aficionado a las reliquias y que no abrirá esa sala)
 
Los objetos de deseo
Un espacio amplio para aquellos que han nacido para seducir, desde el Cadillac hasta los frascos de perfume de refinado diseño. Con una vitrina para los objetos que pertenecen al imaginario de su adolescencia: las medias de nailon, el Chanel nº 5 y la pluma Parker 21.
 
Los grandes utensilios del siglo
Una importante sala para la lavadora, la radio, el televisor y el ordenador…
 
Colección de aperos de labranza:
Por su afición a las cosas del campo: azadas, azadones, palas, legones, horcas, rastrillos… «Con sus diseños afilados por años de prácticas, sus filos dibujados por el roce con la tierra, perfectos en su eficacia, son el residuo melancólico de un campo duro y fundamental. El siglo que acaba es la playa donde esas herramientas de larga historia han venido a morir. Es el varadero de las técnicas perdidas. Son los documentos de una cultura muerta».
 
Relojes y balanzas del siglo
Cada época necesita medir y pesar el tiempo y la materia de una determinada manera. Vive según el curso solar o según el nanosegundo. Pesa en toneladas o en microgramos. Mide en leguas o en micras.
 
Colección de objetos irónicos
Sacados de los tramposos y engreídos museos de arte contemporáneo: objetos de uso prestigiados por el arte del siglo XX con la intención de poner en solfa el arte mismo, llenando de bromas y chistes visuales las salas de exposiciones para embobar al beaterío. El ready made, el objet trouvé, los asamblages siguen la consigna de André Breton: «La empresa surrealista tiende a provocar una revolución total del objeto». Aquí estarían el urinario y el portabotellas de Duchamp, la escoba de Jasper Johns, la silla con peya de manteca de Beuys, los amontonamientos de cosas de Oldenburg, Spoerry, Armand… Y Marina pondría desde una silla hasta un mondadientes, mesas, zapatos, cuchillos, tenedores, percheros de diversa índole… para que alcanzaran sus quince minutos de gloria al estar depositados en un museo.
 
Fotografías de los objetos de la desolación
Las montañas de gafas y piernas ortopédicas de las víctimas de los campos de concentración. O los enseres de la supervivencia que acarrean siempre los huidos, los expulsados, los desterrados: un colchón, una sartén, una manta, una maleta de madera atada con una cuerda. Una muñequita de trapo…
 
          q PROPUESTAS
 

  1. ¿Qué opinamos del museo que propone este autor? ¿Qué añadiríamos? ¿Qué mantenemos por encima de todo?
  2. Organizar un sencillo museo imaginario reciente empleando los pasillos del centro educativo (colegio, centro juvenil, parroquia…) o lugares públicos (casas de cultura, salas de diversas entidades…). Implicar para ello a las asociaciones del barrio.
  3. Una forma muy sencilla es preparar un museo con objetos personales distribuidos en tres secciones: los objetos de los abuelos, los objetos de los padres, los objetos personales… Implicar a cada uno de ellos haciendo que aporten los objetos que para cada uno han sido o son importantes.
  4. Realizar un museo permanente (durante un trimestre, por ejemplo) con las fotografías de los objetos de desolación actual: poner fotos y recortes de prensa que hablen de la inhumanidad en nuestro mundo. Se cambian cada semana…

 
 
 
3                        LAS PALABRAS DEL SIGLO
 
 
Carlos Gardel cantaba en el tango Cambalache que el siglo XX es «problemático y febril». La pretensión de los editores de los diccionarios ingleses Collins así lo ha demostrado: su pretensión de elaborar una lista de cien palabras que capturaran la esencia de cada año del siglo XX comenzando por la palabra radioactividad (1896) causó una gran controversia hace dos años.
Al margen de que esa pretensión sea válida o no, nosotros entresacamos algunas de las palabras que aparecían en la lista. Ellas pueden darnos una imagen de lo que ha sido este siglo, año a año, década a década. Recordamos que son palabras que surgieron como nuevas en el año o década señalada.
 
Primeras décadas: FIFA (1904), Sinn Fein (1905), alergia (1907), jazz (1909), esquizofrenia (1912), isótopopo (1913), tanque de guerra (1915), bolchevique (1918), fascismo (1919), robot (1920).
Década de los 20: Chaplinesco (1921), gigoló (1922), surrealismo (1924), televisión (1926), penicilina (1929).
Década de los 30: Pluto, neutrón, alcohólicos anónimos, nailon, Mickey Mouse…
Década de los 40: jeep, radar, Otan…
Década de los 50: platillo volante, Gran hermano (Big Brother), discoteca, rock and roll, psicodélico, sintetizador…
Década de los 60: minifalda, revolución cultural, bikini…
Década de los 70: Watergate, punk rock…
Década de los 80: Sindicato «Solidaridad», Reaganomics, disco compacto, misil aire mar, sida, yuppies…
 
 
          q PROPUESTAS
 

  1. Repasar estas palabras y reparar en su significado e importancia actual por las consecuencias que han tenido
  2. Caer en la cuenta de que lo que ahora se asume con normalidad, surgió de repente o tuvo un inicio concreto… Incluso algunas pueden parecernos de toda la vida, pero son muy recientes (disco compacto…) Sin embargo han cambiado nuestras vidas. ¿Cómo?
  3. Investigar: qué otras palabras (y por lo tanto realidades) aparecidas en el siglo XX han marcado este tiempo y marcarán el futuro. (Ver el siguiente apartado).
  4. Aplicarlo a la vida de cada uno: resumir en una palabra cada año de la propia vida. Se puede partir desde el primer año de vida… Para los primeros años, implicar a los padres…

 
 
4                 ACONTECIMIENTOS PARA UN MUSEO POR DÉCADAS
 
El museo también se podía haber organizado por décadas. Señalamos algunos acontecimientos y la fecha en que sucedieron. Así podremos situarlos en el tiempo y descubrir la relación que tienen unos con otros. Son acontecimientos sencillos, muchos de ellos relacionados con los descubrimientos que, con el tiempo, cambiarían la vida de las personas o son símbolo de esa vida que ha cambiado.
Ténganse en cuenta que, aunque ahora lo tenemos todo a la vez, no todo ha sucedido al mismo tiempo. Ni todo ha sucedido tan rápido. Los cambios son lentos y la popularización de algunos objetos y las consecuencias de algunos acontecimientos se notan sólo años más tarde de su aparición.
 
Primera década
Dirigible (1900), primer autobús de largo recorrido (1900), coca-cola en Europa (1900), el mecano (1901), primer motor diésel (1901), primer mensaje por radio (1901), primer osito de peluche (1902), disco fonográfico de dos caras (1904), primer vuelo con motor (1904), alambres cromo-níquel en las estufas eléctricas (1904), primer circo y primer zoo (1907), primer helicóptero (1907), primera aspiradora eléctrica (1908), primer partido de fútbol internacional (1908).
 
Segunda década
Batidora eléctrica (1910), Titanic hundido (1912), cremallera (1913), primer crucigrama en un periódico (1913), proyectiles de largo alcance (1914), primer disco de jazz (1918).
 
Década de los 20
Primera radio en un coche y primeras noticias por radio (1922), primeros semáforos eléctricos en París (1923), primeras señales horarias por radio en la BBC (1924), los nuevos bañadores dejan a la vista brazos y piernas (1924), primera televisión (1926), primera película sonora (1927).
 
Década de los 30
Primera trasmisión de imágenes por telegrafía (1930), locomotoras eléctricas y diesel sustituyen a las de vapor (1930), guitarra eléctrica (1932), catafaros reflectantes (1934), primeros parquímetros en Oklahoma (1935), primer reactor (1937), primera película para fotos en color (1939).
 
Década de los 40
Máquinas tragaperras musicales (1940), primer aerosol insecticida (1941), bolígrafo (1943), primeros misiles cruceros (1944), bomba atómica (1945), se supera la barrera del sonido (1947), disco de larga duración (1948), primera hamburguesería McDonald (1948).
 
Década de los 50
Tarjeta de crédito (1950), primera computadora comercial (1951), bomba de hidrógeno o H (1952), cinerama (1952), estructura del ADN (1953), pantalones vaqueros popularizados (1953), primera central nuclear en Rusia y primer submarino nuclear (Nautilus, USA) (1954), primer satélite artificial (1957), Hula-hop (1958), Barby (1959), éxito de los yo-yo (1959) y del chupa-chups.
 
Década de los 60
Fósiles de un millón de años (1960), primer astronauta en el espacio (1961), muro de Berlín (1961), primer avión de despegue vertical (1966), primera conexión mundial de televisión (1968), los astronautas pisan la luna (1969), avión supersónico Concorde (1969).
 
Década de los 70
Microporcesador (chip) (1971), zapatillas deportivas (1974), monopatín de moda (1976), primera cámara de enfoque automático (1976), éxito de La guerra de las galaxias (1977), se prohíben los aerosoles en Suecia (1978), primera tarjeta telefónica (1978) el cubo de Rubik (1979), primera niña probeta (1979), walkman (1979).
 
Década de los 80
Comienza a emitir la cadena musical MTV (1981), primer corazón artificial (1982), juego de mesa Trivial (1982), Reagan expone el sistema de defensa de la más alta tecnología, llamado «Guerra de las galaxias» (1983), se localiza el virus del sida (1984), efecto invernadero (1984), teléfonos móviles (1985), cámara de fotos desechable (1986), 70 países acuerdan reducir a la mitad el uso de CFC (1987), puenting (1988), cae el muro de Berlín (1989).
 
Década de los 90
Satélite Hubble (1990), eurotúnel bajo el canal de la Mancha (1990) viedeoteléfonos personales en color (1992), el correo electrónico puede acabar con el fax (1995), los científicos revelan que puedo haber vida en Marte (1996), oveja clónica Dolly (1997).
 
 
          q PROPUESTAS
 

  1. Repasar estos acontecimientos y reparar en su significado e importancia actual por las consecuencias que han tenido.
  2. Caer en la cuenta de que lo que ahora se asume con normalidad, surgió de repente o tuvo un inicio concreto… Sin embargo han cambiado nuestras vidas. ¿Cómo?
  3. Preparar una exposición donde se vea claramente la evolución de algunas líneas durante ese siglo: máquinas, vida en casa, relaciones entre las personas, comunicaciones… (Puede unirse a lo sugerido en el apartado siguiente).

 
 
5            SÍMBOLOS Y CLAVES DEL SIGLO XX PARA MIRAR AL XXI
 
El siglo XIX trajo un espectacular avance de las comunicaciones y de la industria. Después del siglo de las Luces, había llegado el siglo de la iluminación eléctrica. Pero es en el siglo XX cuando ambas realidades se unen y se expanden de una forma extraordinaria: se incrementa el empleo de la energía y el desarrollo de la información hasta construir grandes estructuras y crear una red de comunicaciones que cada vez se hará mas compleja y más asequible.
Nuestra civilización aprendió a usar recientemente la energía del carbón y, durante este siglo, la del petróleo y la nuclear (revolución industrial) y ahora está avanzando en la gestión de la información con los ordenadores y las nuevas tecnologías de la comunicación (revolución de la información). En este momento está en el incido del uso conjunto de la información y de la energía, y a partir de ahí los expertos dicen que seguirá en una línea regular ascendente de mayor control de ambas realidades.
 
Así, pues, asistimos al desmantelamiento a escala global de la sociedad industrial para pasar a una sociedad comunicacional basada en las nuevas tecnologías de la información y de la comunicación. Este proceso se ha acentuado especialmente al final del siglo y probablemente seguirá en el siguiente. La revolución industrial reemplazó el músculo por la máquina; la revolución tecnológica nos lleva a constatar que la máquina puede jugar el papel de cerebro.
Aquí recordamos tan sólo algunos acontecimientos clave, simbolizados en objetos representativos, que nos hagan caer en la cuenta de lo que cambiamos en este siglo y que nos aporten algunas claves para entender y abordar el siguiente con esperanza. La estructura que mejor refleje esta realidad será un laberinto: todas sus salas están relacionadas unas con otras. Podemos movernos por ellas con aparente libertad pero las salidas no conducen a la salida…
 
          q Entre lo micro y lo macro: el chip y el híper
 
En este siglo nos hemos movido entre lo micro y lo macro: desde lo más pequeño hasta las grandes organizaciones que nos controlan. Y lo podemos simbolizar en dos elementos:
 
El chip: Las cosas se han ido haciendo cada vez más pequeñas y la realidad se ha ido miniaturizando. El símbolo podría ser el microchip o microprocesador, fabricado con minúsculas piezas de silicio no mayores que la uña del dedo de un bebé. Gracias a él, las máquinas y las fábricas su automatizan con potentes ordenadores. Los artilugios electrónicos, baratos y fabricados en serie (ordenadores, calculadoras, videojuegos…), transforman también la vida cotidiana. Nosotros actuamos y parece que somos libres. Pero ya no somos capaces, por ejemplo de arreglar un chip: hay que darlo para que alguien lo cambie y lo tire. O se tira sin más toda la pieza. Ha triunfado lo miniaturizado e incontrolable a no ser por expertos.
 
El Hiper: Por otra parte la realidad se ha ido haciendo cada vez más compleja. En ella triunfan las grandes organizaciones, a veces también invisibles, con una red mundial de concreciones que pueden tener graves consecuencias para las personas. Macro, mega, hiper, multi… son prefijos que definen esta realidad y que muchas organizaciones se apropian. Ahí están los grandes almacenes, los hipermercados, las macroempresas, las multinacionales, los megaconsorcios…, que controlan la realidad. (Alguien dice que en el siglo XXI gobernarán los gobiernos sino las grandes empresas. No es verdad: eso ya sucede ahora).
 
n La primera sala de este museo simbólico es inquietante: a simple vista está vacía, pues en ella sólo se halla un diminuto chip que resulta invisible. Lo macro tampoco se ve, pues es toda la estructura de la sala, pero no se nota. O el mismo museo consiste en el macrolaberinto (grandes almacenes, por ejemplo) en el que nos manejamos con aparente libertad de movimientos y con absoluta libertad de compra… de alimentos transgénicos o contaminados por dioxina o elaborados en condiciones de injusticia.
n En ambos casos estamos perdidos en un laberinto vacío, en el que podemos movernos con facilidad pero no damos con la salida y nos encontramos con el propio vacío. En esta situación tienen éxito quienes poseen la habilidad de convertirse en guías dentro del laberinto de la soledad.
 
 
          La extensión de los sentidos: el enchufe y el mando a distancia
 
n Hay más medios de comunicación aunque no más comunicación. Los medios nos ayudan a extender los sentidos hasta límites insospechables
n El enchufe: A lo largo del siglo, la energía eléctrica, descubierta dos siglos antes, iluminó los hogares, eliminó en parte la dureza del trabajo doméstico y metió la música en casa. Más tarde nos trasmitió las imágenes y por fin nos dio la posibilidad de llegar a todo el mundo o nos trajo virtualmente la realidad ante nuestros ojos (mejor, la enchufó directamente al cerebro), aunque todo eso nos fue dejando cada vez más aislados y solos en la casa o con nosotros mismos. Teníamos, eso sí, la libertad de elegir a la carta.
 
n La electricidad nos convirtió poco a poco, como cantaba Miguel Ríos, en «seres eléctricos». Y los medios de comunicación que ella hizo posible nos volvieron más sensibles, más imaginativos, más crédulos, más interconectados, más… ¿comunicados? Los sentidos se prolongaron: los oídos se individualizaron con auriculares al que llegaban todos los mensajes, los ojos buscaron mundos lejanos en pantallas cercanas o en visiones interiores, la música erizó la piel en conciertos multitudinarios de fusión, los pies se fundieron con el acelerador de los coches, las manos se potenciaron con el mando a distancia…
n El mando a distancia, sobre todo, nos convierte en seres poderosos con su magia actualizada de repercusión inmediata como nunca se pudo soñar desde los tiempos primitivos hasta la época medieval: sólo hay que apretar un botón para tener… ¿lo que soñamos? Lo invisible actúa: las puertas se abren a nuestro paso, las músicas suenan a nuestro antojo, las imágenes cambian a nuestra voluntad… Tal es nuestra conciencia de poder que con un clic controlamos las fuerzas. Pero con un clac alguien puede cerrar las puertas del futuro ante nosotros.
 
 
          La intervención de la mujer: de la píldora a la minifalda
 
El siglo XX es el siglo de la mujer. El movimiento feminista ha ido creciendo paulatinamente y fue dando sus frutos.
n Efectivamente, las mujeres logran ejercer el derecho a votar en la primera parte del siglo, lo que acaba con idea de la debilidad femenina. En los años 20 surge la idea de la nueva mujer, liberada y atractiva que tiene su reflejo en la forma de vestir (Chanel) y de bailar (charleston). Más tarde participan activamente en la guerra, aunque sea sólo realizando tareas auxiliares (enfermería sobre todo). Poco a poco van entrando en el mundo laboral y sobre todo, en los años sesenta, entran en las enseñanzas medias y, en las décadas siguientes, en las enseñanzas universitarias.
n Con todo, la Organización Mundial de Trabajo ha llegado recientemente a la conclusión de que tendrán que pasar 500 (no 12, ni 50…) años para que hombres y mujeres estén a la par en cuestiones laborales. «Mientras conservan su condición de estudiantes, en la práctica se da la igualación entre chicos y chicas con sólo pequeñas diferencias. Pero la realidad cambia cuando dejan de ser estudiantes y entran a formar parte del mundo laboral o tienen que conseguir la autonomía familiar.
 
n Un acontecimiento tiene gran importancia en el proceso de liberación de la mujer: la aparición de la píldora como símbolo del control de la sexualidad.
n Curiosamente, la píldora aparece paralelamente a la minifalda. Desde una interpretación biologicista, aparecen a la vez y contrarrestándose el control de las fuerzas trasmisoras de la vida y la potente llamada e incitación instintiva a esas mismas fuerzas de la vida.
n Al final, el cuidado del cuerpo y el triunfo de la apariencia se convierten en un cóctel explosivo de belleza, moda y anorexia. Atrapados en el laberinto, se podría aplicar a los jóvenes -ellos y ellas- lo que dice Ernesto Sábato: «Los jóvenes ya no quieren tener hijos. No cabe escepticismo mayor. Así como los animales en cautiverio, nuestras jóvenes generaciones no se arriesgan a ser padres…»
 
 
          La sociedad del espectáculo: del flash a la pantalla
 
El siglo XX nos ha traído también el triunfo de los jóvenes y la magnificación de los niños.
n Los jóvenes son reconocidos como grupo desde principios de siglo y llegan a tener un protagonismo inusitado en la segunda mitad. La adolescencia se alarga forzosamente y ellos logran al final del siglo que se dé un proceso de juvenilización colectiva en actitudes, expresiones, formas y apariencias. La vida es más larga para todos pero nos parece corta y se busca «vivirla a tope» convirtiéndola en eterna juventud. Símbolo laberíntico: los grandes centros de diversión urbana donde la noche es día y el espectáculo es permanente, pero igual a sí mismo en todos los lugares.
n Por otra parte, se produce la elevación de los niños al trono de los deseos cumplidos (recuérdese que Peter Pan, el niño que no quería crecer, aparece en 1904) y su introducción en la sociedad como objeto de venta y consumo.
n En este proceso ha tenido mucho que ver el triunfo de la sociedad del ocio, facilitada por las nuevas fuentes de energía y el nuevo estilo de trabajo, y la sociedad del espectáculo, creada por los medios de comunicación. El tiempo se ha subvertido: el día es para trabajar (cada vez menos horas) y la noche para divertirse (cada vez más y durante más tiempo).
n Como el tiempo, además, es breve, hay que aprovecharlo (Carpe diem). Y hay que aprovecharlo «a tope». Desde niños. Desde jóvenes… Símbolo: el flash. El flash nos da la iluminación repentina y momentánea de una realidad, pero no nos proporciona el conjunto. Nos ofrece una realidad fragmentada. Nos da una visión provisional. Nos sigue dejando en la noche.
 
n Otro símbolo: la pantalla, que se ha convertido en el nuevo espejo en el que nos miramos para vernos reflejados en ella y realizar todos nuestros sueños sin siquiera movernos. La pantalla de cine, en primer lugar, que hace noche a nuestro alrededor para meternos dentro y convertirnos en protagonistas visuales de historias intemporales que hablan de nosotros y que nos dan sentido global. En segundo lugar, la pantalla de la televisión, que, convertida en sagrario doméstico o en altar mayor, sacraliza y espectaculariza todo: los mensajes divinos los ponen otros. Y por fin la pantalla del ordenador, espejo personalizado en el que proyectamos búsquedas a través de juegos y otros recorridos simbólicos. El caso es ver para ser.
n Los videojuegos constituyen uno de los primeros artefactos que integraron las posibilidades de la tecnología audiovisual y de la novísima tecnología informática, que comenzó a aplicarse en el campo de la industria del ocio porque forma parte de una estrategia destinada a «aprehender cada segundo de nuestro tiempo».
 
 
          La sociedad de consumo: del kleenex al microondas
 
La pretensión de exprimir el tiempo ha puesto en marcha unos mecanismos que incluyen tener todo a la vez. Desde los medios de comunicación todas las direcciones son válidas, por lo que todo es posible pero nada tiene sentido. Triunfa lo superficial frente a lo profundo. Por eso todo es provisional, ya que lo podemos tener todo a la vez y para todos. Es la sociedad de masas.
 
n Símbolo: el kleenex. Programas, experiencias, criterios… son de usar y tirar. La pantalla facilita disponer desde casa de todo a la vez. En ella se puede consultar, enviar mensajes, documentarse, ver películas, leer discos con gran cantidad de información, seguir cursos a domicilio, realizar compras por catálogo, seleccionar exactamente la película que cada uno quiere ver, acceder vía internet a un inmenso caudal de conocimientos mediante el vídeo, acceder a la realidad virtual y jugar a toda clase de videojuegos…
n Como todo vale, siempre queremos más. Y lo queremos… ya. Es la sociedad del consumo, simbolizada en el microondas: la cocina rápida y precocinada, sin tiempo previo de elaboración, que sólo requiere un calentón. El sexo, por ejemplo, según dice Marina, se reduce a la cultura del orgasmo como patrón ideal de la experiencia breve. La gran cultura consistirá en permitir la frecuente repetición de la intermitencia… Por eso se consume todo: objetos innecesarios, sensaciones (amores, desamores…), drogas… (fenómeno que en la segunda mitad del siglo se ha vuelto muy extraño al darse tres fenómenos paralelos: politoxicomanía y consumo fuera de la cultura de origen que afecta a personas cada vez más jóvenes).
 
 
          q Perdidos en el laberinto: la autopista y otros medios de comunicación
 
n El laberinto posmoderno de final de siglo se visualiza en la autopista, ese lugar de paso en el que vamos tan de prisa que no sabemos si vamos o venimos. Tenemos que conocer bien el destino, pero nos perdemos la experiencia del viaje.
n Los medios de comunicación son inicialmente los coches, trenes y aviones que a principios del siglo conquistaron el mundo. El coche se convirtió en habitáculo de relaciones e instrumento para el tiempo de ocio. Los aviones trazaron caminos invisibles. El tren, de otro siglo, gana ahora en rapidez y comodidad. La movilidad de los cuerpos permitió el intercambio de las ideas, facilitó la mezcla de las culturas y dio cauce a la provisionalidad.
n Los medios de comunicación son también los satélites que reenvían señales a cualquier parte de la tierra y que alunizaron para dejar la huella indeleble el hombre en la luna. Ahora salen hacia el espacio exterior. Agotados los mundos cercanos y descubiertas todas las islas terrestres, salimos hacia las islas del espacio, lugar de los nuevos escenarios en las parábolas que dan sentido a través de la ciencia ficción. Y nos encontramos perdidos en el espacio y en el tiempo: nos aproximamos al big-bang con fotos de las primeras radiaciones, pero nos alejamos cada vez más hacia atrás con los descubrimientos de los restos de nuestros antecesores (Atapuerca, por ejemplo). Al final, no sólo andamos perdidos sino que estamos rodeados.
 
 
          Identidad en la telaraña: eslóganes en la red
 
n Las autopistas se transforman en metáfora, se convierten en invisibles y pasan a ser autopistas de la información. Así se crea la telaraña mundial, que conforma una sociedad de comunicación instantánea. Ahora, en vez de desplazarnos nosotros por el laberinto, él se desplaza por nosotros asentándonos en nuestro lugar y creándonos diversas identidades.
n La triple conexión de teléfono, televisión y ordenador ha llevado a la creación de la superautopistas de las telecomunicaciones: ha impulsado el nuevo Reino de Internet y ha logrado que el ciudadano disponga de lo que MacLuhan definía como extensiones de cada uno de nuestros cinco sentidos. Texto (que trajo ediciones, imprenta, libros, periódicos, linotipias, tipografías, máquinas de escribir…), sonido (radio, magnetófono, disco…) e imagen (dibujos animados, cine mudo y sonoro, televisión, vídeo…) se unen en un sistema único dando lugar a la revolución digital y creando la ilusión de una comunicación global.
 
n La tecnología de la información explica las transformaciones que han sufrido el trabajo y la organización económica general o las crisis que atraviesan dos instituciones tan claves como la familia tradicional y el Estado-nación. En esta era de la información, la sociedad red se presenta como la estructura social dominante. Cada persona tiene que buscar continuamente su identidad en contraposición a esta red y a los mensajes que a través de ella nos llegan, cada vez más reducidos a una breve frase convertida en eslogan e incluso a una palabra transformada en grito.
n El continuo ir y venir sin quedarse en ningún sitio, fruto de la comunicación global, y el continuo usar y tirar, consecuencia del «todo vale», llevan a la debilitación de las relaciones interpersonales y a la búsqueda de afectos sustitutorios que piden, en el fondo, una reestructuración de la identidad personal.
 
 
          q El agujero de la capa de ozono. De los aerosoles a la máscara
 
n Sorprende que la preocupación ecologista no tuviera más publicidad antes de los años setenta. Ahí nos damos cuenta de que tenemos una casa común que está en peligro y hay que cuidar: la Tierra.
n A finales de los ochenta, extinguida la amenaza de una guerra nuclear, surgía una nueva batalla: Salvar la Tierra. Durante siglos, y especialmente en el XX, una población mundial en rápido crecimiento explotó los recursos del planeta sin ningún tipo de limitaciones. Consecuencia: destrucción de muchos espacios naturales y aparición de un gran agujero en la capa de ozono que protege a los seres vivos de los rayos ultravioleta.
n El uso indiscriminado de combustibles fósiles en los vehículos a motor y en la industria produjo el efecto invernadero: cambio de las condiciones climatológicas y calentamiento del planeta.
 
n La sociedad de consumo comenzó a pasar factura. Los clorofluocarbonos de aerosoles y refrigeradores redujeron el espesor de la capa de ozono, las sustancias emitidas por las centrales eléctricas de carbón y fábricas que arrojan dióxido de sulfuro contaminaron la atmósfera y provocaron la lluvia ácida, los residuos tóxicos de las armas atómicas y de las centrales nucleares fueron muy difíciles de eliminar, la explotación maderera o minera redujo la selva tropical a la mitad, los recipientes no reciclados y los detergentes no biodegradables contaminaron el medioambiente…
n Recluidos en las ciudades, se añora la naturaleza y muchos comienzan a tomarse en serio su defensa: de la máscara como protesta y otras manifestaciones se pasó al reciclaje de productos y a la lucha contra los alimentos trasgénicos.
 
 
          q Entre la guerra y la paz: de los misiles a los campos de refugiados
 
n El siglo XX lo recorre un gran ciclo, abierto en 1917 con la victoria bolchevique en Rusia y cerrado en 1989 con la caída del muro de Berlín. En 1945 se produce el fin de un gran período de guerras y el comienzo de unas relaciones internacionales totalmente diferentes y pensadas sobre dos variables: evitar nuevas guerras mundiales y favorecer el asentamiento de dos superpotencias: URSS y Estados Unidos.
n Las dos guerras mundiales hicieron posible una Declaración de los Derechos Humanos, pero no nos enseñaron a evitar los odios ni nos ayudaron a descubrir los intereses económicos que había por debajo de ellas. De hecho, la paz, como valor histórico en alza desde 1945, no impidió las cerca de 200 guerras de baja intensidad o regionales, que juntas suman más que una nueva guerra mundial, con el sacrificio de millones de vidas.
n Los conflictos étnicos o religiosos, incluso en el corazón de Europa, siguieron llenado los campos de refugiados de millones de fugitivos. Las bombas voladoras que habían comenzado a bombardear Londres en la II Guerra Mundial, se perfeccionan en misiles informatizados y teledirigidos con objetivos cada vez más precisos e intereses cada vez más confusos.
 
 
          q El sueño imposible: entre la patera como cierre
 
n No hay lugar para el orgullo en este período de carrera de armamentos, matanzas bélicas, fracaso en la distribución de alimentos y desigualdad social en educación y sanidad, recuerda García de Cortázar. Pero no estamos al final del progreso, sino al comienzo de una nueva definición más humilde, más humana, mejor dimensionada del progreso, en coordinación con el medio, basada en el respeto al programa de la naturaleza y en la transformación profunda de nuestros hábitos culturales represivos.
n La sociedad civil va haciéndose sitio. La Declaración de los Derechos Humanos se concretó para que no se repitiera la brutalidad de la guerra ni la persecución de las razas. Al cumplir medio siglo sigue siendo referencia y objetivo común.
n La ética civil se convierte en lugar de referencia común, el voluntariado surge con fuerza con organizaciones cívicas que luchan por la defensa de los más desfavorecidos, la democracia va imponiéndose como sistema con el triunfo del control de la autoridad por la opinión pública, la recuperación de los derechos políticos de las minorías va siendo realidad…
n Pero la realidad también es tozuda y las pateras se amontonan en las fronteras invisibles con su carga humana de sueños imposibles. La historia no ha terminado y la sociedad sigue en búsqueda: la quiebra de lo religioso lleva a la búsqueda de nuevas espiritualidades y de sentido. Y seguimos caminando y buscando en el laberinto.
 
 
          q PROPUESTAS
 

  1. Leer el texto y comentarlo. ¿Qué nos llama más atención? ¿Qué punto recalcamos? ¿Qué aspectos faltan?
  2. Relacionar la aparición de instrumentos (señalados en el apartado anterior) con la evolución de los acontecimientos.
  3. Dibujar este museo laberíntico de modo que se expresen simbólicamente los puntos que resuman los acontecimientos principales del siglo.
  4. Preparar y realizar una exposición de estos objetos clave. En cada objeto, real o elaborado con cartón u otros materiales, se incluyen textos, dibujos, poemas caligramas, poemas en relieve, monumentos… que tengan que ver con el contenido que simbolizan.
  5. En el texto no casi se abordan perspectivas de futuro. Buscarlas y comentarlas entre todos.