Rosendo Soler
La música es el arte que llega más directamente al corazón
(Woody Allen)
Música y pastoral es un binomio inseparable que se reclama mutuamente. En un porcentaje importante de nuestras intervenciones educativo-pastorales la música está presente de muchas formas y con variados formatos. No es un adorno o complemento, y mucho menos un estorbo, sino una “potente herramienta educativa” que potencia el proceso de desarrollo de las capacidades y cualidades de los jóvenes.
Ahora bien, la aportación más genuina de la música a las intervenciones pastorales radica en favorecer y facilitar los procesos de interiorización y personalización que en tantas ocasiones nos vemos empeñados en nuestras tareas pastorales con los jóvenes y adolescentes.
Nada fácil es acompañar a los jóvenes en el paciente camino de la circunvalación[1] hacia el interior de sus personas, atravesando el grueso caparazón de hábitos, indiferencias, apariencias, blindajes defensivos, hiperactividad, recelos, dispersión, ignorancia… y tantas otras capas que seguro hemos sufrido o percibido entre la gente que acompañamos como educadores.
Por ello, no olvidemos echar mano de la riqueza y la fuerza de la música, para seguir ayudando a los jóvenes a adentrarse en su interior. Riqueza y fuerza que estriba en ser el lenguaje musical donde sentimientos, sensibilidades, espiritualidad y valores se expresan con más facilidad, atravesando el “atrio” exterior de la persona, avanzando por el “santuario” de los afectos, pensamientos y llegar a las puertas de la dimensión espiritual de la persona del joven (Cámara Sagrada).[2]
Ahora bien, tengamos en cuenta que no todo es apretar un botón, no basta conectar el “play” de un reproductor. Educar la interioridad, conlleva un proceso paralelo en el propio educador, sea cual sea el plan y los materiales que se quieran utilizar. Desarrollar y recorrer el propio camino interior es el requisito imprescindible que a todo educador le va exigir su propia tarea: ayudar a otras personas a descubrir y adentrarse en su propia interioridad.
- Música para todo
Pero volvamos con la música. El vasto y complejo mundo de la música es como un inmenso cajón donde podremos encontrar de todo y para cualquier momento. Podemos decir que existe una música para cada ocasión. Si revisamos toda la que vamos acumulando a lo largo de nuestra vida o de nuestra tarea educativa, fácilmente podemos convenir en que es así. Y si preguntamos la que acumulan, consumen, copian y recopian nuestros jóvenes, nos perderemos todavía más.
Ante tal profusión, diversidad y espacios donde la música está presente, propongo privilegiar tres momentos claves de nuestras actividades e intervenciones. Preparados con la música adecuada ayudarán a dar pasos serenos hacia el interior del propio joven. Esos tres momentos son:
- La acogida o ambientación de un encuentro, reunión, celebración.
Recibir a los jóvenes con música puede ser, además de un toque de distinción, de gran ayuda para educar a la interioridad. Facilitará la convergencia de su mundo, del que llevan en su cabeza, de dónde vengan… al espacio y tiempo en común que van a compartir en la reunión o celebración.
Una música sin ritmos muy marcados, sin letra, no convencional, cada vez diversa, con un volumen moderado…(los establecimientos públicos o comerciales, reciben a los clientes con música adecuada a sus intereses que despierte euforia, que imprima cierta convulsión o actividad…); el detalle de la música de acogida, junto a un lugar agradable y acogedor, favorecerá el hábito a la escucha, al apaciguamiento, a la serenidad….
- La intervención o actividad concreta.
Salpicar de momentos musicales nuestras actividades pastorales es otro recurso muy usado y que podemos potenciar con variadas modalidades: audición de una canción con mensaje (siempre con la letra a la vista), leer un texto con “música de fondo”, acompañar la transición de los diversos momentos de una actividad con música, acompañar un testimonio con leve fondo musical, cantar una canción acompañados con la versión original…y tantos recursos que hacen de la música un elemento vital para dinamizar y llegar al interior de los jóvenes.[3]
- El acompañamiento del silencio.
La dura prueba para los jóvenes de sumergirse en el silencio puede verse facilitada por una música instrumental o vocal, que junto a pequeñas técnicas de relajación, respiración, concentración, breves consignas o pautas habladas… desarrollen un proceso de aprendizaje ameno y progresivo (más intenso que prolongado al inicio).
Las características de la música que escojamos deberá favorecer la relajación y la serenidad,[4] y nuestros recursos personales, además del sentido común, nos irá diciendo que escoger. Pero una cosa será importante, y con jóvenes imprescindible: se debe escuchar bien y la grabación debe ser óptima. La cultura de a la audición es tan alta entre los jóvenes que cualquier cosa y en cualquier aparato no se puede reproducir.
- Pero ¿qué música?
De entrada diré que hay tal diversidad de recursos y tan accesibles, que no tenemos problema para escogerla. Pera ya he ido apuntando el tipo de música que favorece los procesos de interiorización: música instrumental o electrónica con escaso ritmo o muy lento y con cierta singularidad (belleza). Ni que decir tiene que uno de los centros más recurrentes para conseguir músicas interesantes y útiles para la pastoral, son los propios jóvenes con los que trabajamos. Lo más importante de todo es que sea la que sea, la tienes que escoger y seleccionar pensando en el momento, la gente y lo que quiere motivar. A continuación, me atrevo a hacer una sencilla clasificación, aún sabiendo que es imposible abarcar todo lo que existe y se publica.
- La primera que tengo a mano
Un primer banco de recursos musicales, si nuestro archivo propio no es muy variado, puede ser la música clásica. Escogiendo los movimientos lentos de las composiciones. En esto la música Barroca y sus movimientos “adagio” son muy útiles y agradables.
Un segundo grupo muy útil a la que podamos acudir, escogiendo bien los temas son las bandas sonoras de películas que están tan alcance de la mano. Títulos como L.A. Crash, Las normas de la casa de la sidra, ¿Conoces a JoeBlack?; Leyendas de pasión, Memorias de Africa, La misión, Chocolat,Llamaradas, Passion… y otras cientos de títulos de películas podríamos añadir (continúa tú la lista) de los que podemos seleccionar varios temas para apoyar nuestras actividades.
- La escogida y buscada
Importante y necesario será, ir haciendo acopio de material propio que ayude a no caer en la improvisación y así poder calcular mejor su utilidad. Para ello haría otras subdivisiones en este apartado:
– Música Religiosa
Entre toda la editada, que es mucha y variada[5], recomendaría las que recopilan versiones instrumentales, dos ejemplos muy buenos Kairoi instrumental (Ed. Claret) y Taizé Instrumental T- 701.
– Música Instrumental – New Age [6]
En este campo hay un material tan vasto como variado: nombre comoEnya, Enigma, Vangelis, Era, Loreena Mackennitt, Kitaro, Gregorian, SecretGarden, Clannad, Adiemus, Narada, Bill Douglas con el Coro Ars Nova, PhilCoulter, Enchantment… y un largo etc, son tan usados como conocidos en reuniones, encuentros, celebraciones…
- La específica
La música compuesta específicamente para la relajación y la meditación es un elemento muy útil. Estas composición tienen la particularidad que por su peculiaridad toda la obra está dirigida a provocar ambientes de serenidad y paz, con lo que nos aligera de la preocupación estar seleccionando los temas precisos. Sus composiciones conectan con más facilidad con las ondas cerebrales (Alpha – Theta) propias de estados de meditación y relajación. Autores como Salvador Candel, Jean-Claude Mara (flauta de pan), Guillermo Cazenave, H. JonBincen… y títulos como: Lo mejor del silencio, Contemplación, Relaxation, Momentos de Paz y muchos más, son fáciles de conseguir.
- La música y la palabra: la canción.
Y por último la canción. Como recurso para escuchar, ambientar, apoyar o cantar. Es el recurso más emblemático, porque lleva consigo el mensaje, la provocación, la sugerencia. Aporta a la música contenido y profundidad. Por eso se debe elegir con más precisión e intencionalidad.
Conclusión
Dice un viejo adagio latino sine musica nulla vita, sine vita nulla musica.Y que razón tiene. Para la pastoral con jóvenes, la música ocupa un espacio único, porque es parte de su vida. Y para los procesos de educar la interioridad es un recurso clave entre otros. Romper el reparo de que la música es cosa de expertos o el miedo a no acertar es necesario y urgente. Vivimos rodeados de música, escojamos la mejor para ayudar a los jóvenes a caminar a su interior y abrirse a Dios.
[1] Elena Andrés, “El camino hacia el interior con los adolescentes. Suspirar, contemplar, respirar para desvelar”, Misión Joven 336-337, Enero-Febrero 2005, pág. 16.
[2] o. c. 16-17.
[3] “ La música es un veloz tejedor de sentimientos profundos” (Andrés Segovia)
[4] LAS ONDAS CELEBRALES: Beta (concentración y alerta); Alpha (relajación y creatividad): Theta (meditación y pre sueño); Delta (sueño) En los procesos de relajación, concentración, meditación… aumentan las ondas cerebrales Alpha y con la experiencia las Theta; la música puede favorecer su emisión incluso coincidir con ellas potenciando el proceso de interiorización, reflexión, relajación….
[5] San Pablo, Assisi, Trovador, Edibesa, De la Raíz, Ediciones Música Liturgia y Oración… son entre otros los sellos discográficos que siguen “alumbrando” brillantes composiciones al panorama de la música cristiana española.
[6] Es difícil definir la música New Age, aunque básicamente es el nombre conocido que se le da a la música contemporánea instrumental. El término New Age lo estableció la revista norteamericana Billboard dando a entender que este tipo de música sería la de la próxima era.