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- Abre bien tus oídos; un mensaje resuena con fuerza en la noche de los tiempos: ¡Dios nos visita!
- Dibuja en tu rostro una gran sonrisa: «Dios con nosotros» es la mejor noticia.
- Pon tu corazón a punto: sólo allí habla Dios.
- Coge en brazos al niño que nace: lleva impreso en su frente el sello de la solidaridad.
- Mira bien a tu alrededor: muchos cruzarán su mirada con la tuya reclamando una mano.
- Abre tus manos: atrévete a compartir cuanto eres y cuanto tienes.
- Ponte de pie y empieza a caminar serás mensajero del futuro de Dios.
- Que tu boca anuncie a todos la entrañable misericordia de nuestro Dios.
- Dale un giro a tu vida: eres el único signo del amor de Dios que muchos podrán captar.
- Entona con todos los hombres de buena voluntad: ¡Gloria a Dios!
PARA HACER
- Este decálogo se ha tomado de J.M. Núñez («BS», diciembre 1996). Elegir uno o dos puntos: el que cada uno debería practicar más durante la Navidad. Concretar por qué.
- Buscar después cómo llevar a cabo cada uno de esos puntos: señalar al menos tres cosas concretas.
- Con todo ello, rehacer el decálogo convirtiéndolo en un manifiesto personal o grupal.
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