Ni hace tanto tiempo ni en una galaxia tan lejana

13 enero 2018

Estos días de Navidad han coincidido en el tiempo con el estreno de la última película de la saga Star Wars, “Los últimos jedi”. Es por eso que me he permitido parafrasear la famosa entradilla de las películas para la reflexión de hoy.

Acabamos de celebrar la Navidad y en nuestros ambientes salesianos comenzamos a celebrar el mes de Don Bosco. Podemos caer en la tentación de quedarnos con una memoria más o menos cariñosa hacia cosas que quedan en un pasado más o menos cercano. Y, sin embargo, nada más lejos de la realidad. Si algo tiene la Navidad es la capacidad de hacer actual una vez más, de ayudarnos a celebrar y verdaderamente re-cordar (volver pasar por el corazón) nuestra historia de salvación. Dios se nos acerca y se nos pone a la mano, llega a los entresijos de nuestra vida. El misterio de la encarnación no es algo del pasado sino que es un hoy presente en lo cotidiano. Como la fuerza en la película de Ryan Johnson está presente en todo, el misterio de la Navidad nos recuerda que incluso un niño puede ser presencia de Dios, que en todos puede habitar el Espíritu y hacer cosas grandes. Ahora bien, la Navidad, la encarnación, el Reino,… no son reliquias que guardar y atesorar o simples “conceptos” sino que son una llamada y una invitación para en este tiempo ordinario que comenzamos poder construirlo y poder hacer presente a Jesús y su Reino en nuestro día a día.
En la película, los Jedi y los rebeldes son un signo de futuro en medio de un mundo con claroscuros y en varios momentos los protagonistas se ven obligados a elegir entre el lado luminoso o el lado oscuro de la fuerza, entre ellos mismos o los demás. Las elecciones, la entrega y el sacrificio harán que se conviertan en símbolo de esperanza para otros. Así mismo, nosotros estamos llamados a hacer presente en nuestro día a día, el Reino de Dios, estamos llamados a mantener viva la fe y el amor recibidos y a transmitirlos a otros.

Así, la galaxia serán nuestras calles, nuestros pueblos y nuestros barrios; nuestros patios, nuestras aulas y nuestros puestos de trabajo. Así, el tiempo será hoy, mañana y pasado.
Pedro Hernández, Coordinador de Pastoral de Salesianos Soto del Real
 

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