Es curioso el retroceso al que podemos llegar si un día sucede el que los crucifijos desaparezcan de aulas y lugares públicos . Pero a mí, que mañana mandan quitar el crucifijo, me da igual: la raíz la llevamos dentro.
Fui maestro durante cuarenta años. Ahora estoy jubilado. Si hoy –2010– diera clase, un servidor sería el primero en quitar el crucifijo de mi aula, ya que no permitiría que me lo quitasen. Yo sería el primero. ¿Y eso? Yo quitaría el crucifijo en la clase porque volvería a los siglos primeros del cristianismo.
En estos momentos guío a muchos grupos como guía en las catacumbas de San Calixto de Roma. A esos grupos les doy unos dibujos con  los símbolos paleocristianos (el ancla, el “Ijzús”, el “Cristós”, el Buen Pastor…) y se los explico.  Estos signos evocan una idea o realidad que va más allá de lo que expresan, llaman la atención sobre algo espiritual. Señalan  verdades de fe. Así manifestaban los cristianos su identidad.
Por eso, yo quitaría el crucifijo, pero pondría uno de estos signos. Y les explicaría a los alumnos un signo cada día. Y estoy seguro de que habría más atención en el joven y aprenderían el profundo significado de esos signos de los siglos segundo y tercero de nuestra era cuando los cristianos eran perseguidos.

1. Ancla: Es el símbolo cristiano de esperanza. Lleva la cruz de Cristo. El círculo representa a Dios Padre; la cruz a Jesús, Dios Hijo, y la paloma al Espíritu Santo. Se lee en la carta a los Hebreos: “Tal esperanza es como el ancla de nuestra vida…” (6,19)
2. IJZÍS: En griego significa “pez”. Es un acróstico, pues cada letra es la primera letra de una palabra griega con significado: I: Jesús; la J: Cristos; Z: Zéu (de Dios); U, Uiós (Hijo) y S: Soter (Salvador). O sea, cuando dibujaban un pez o ponían la palabra ijzus querían decir que “Jesús, Cristo es Hijo de Dios, Salvador”.
3. Crismón: XP. Las dos letras primeras de Cristo (Cristós en griego) entrelazadas.

4. El Buen Pastor: Imagen que representa a Jesús, que ha encontrado a la oveja para llevarla sobre sus hombros y en el corazón. Así la salva del enemigo. Los pasajes de la parábola de la oveja perdida (Lc 15,3-7) o del Buen pastor (Jn 10,1-16) dejaron fuerte huella en los primeros cristianos.

Haciendo esto, colocando estos signos paleocristianos, evocaríamos realidades ocultas y ganaríamos en cultura, aunque es bien claro que retrocederíamos en siglos en el tiempo.
Me pregunto: ¿No debiéramos ser todos más tolerantes, más respetuosos? Estamos evocando al trato que los romanos dieron a los cristianos en los primeros siglos de nuestra era. ¿Qué nos ocurre hoy? ¿Qué hacemos mal unos y otros? ¿Por qué este retorno a tiempos remotos en manifestaciones como ésta?
Pero he de decir que no me desagrada el cambio si se dice “No al crucifijo” y “Sí al ancla, ‘Ijzús’, ‘Cristós’ y Buen Pastor”, símbolos paleocristianos. Nos quedaremos con más riqueza oculta a los ojos, pero llena de misterio y secretos para los ojos expertos y corazones vivos para leer esta realidad encubierta.

José Miguel Burgui

Catacumbas de San Calixto (Roma) 

Para hacer
Estas reflexiones que hemos sintetizado de unas más amplias que el autor nos envión tienen que ver con algunos hechos sucedido en España y en Italia. Italia presentó un recurso contra el Tribunal Europeo de Derechos Humanos ante una de las decisiones, que estableció por unanimidad que la presencia de crucifijos en el contexto de las escuelas estatales lesiona, entre otros derechos, el derecho de libertad religiosa. Según la Iglesia católica, la presencia del crucifijo en la escuela es una manifestación del derecho a la libertad religiosa de los cristianos y un instrumento indispensable para que Europa no pierda su identidad y valores culturales cristianos. ¿Qué pensamos nosotros?
¿Qué nos parece lo que opina este autor?