No me llaméis extranjera: Necesito comunicar,
especialmente cuando el idioma no se entiende.
No me llaméis extranjera: Necesito estar con otros,
especialmente cuando la soledad me hiela el corazón.
No me llaméis extranjera: Necesito sentirme en casa,
especialmente cuando los míos están tan lejos de los de ustedes.
No me llaméis extranjera: Necesito una familia,
porque la mía quedó atrás para poder trabajar para la de ustedes.
No me llaméis extranjera: El suelo que pisamos es el mismo,
pero el mío no es «la tierra prometida».
No me llaméis extranjera: El color de mi pasaporte es diferente,
pero el color de nuestra sangre es el mismo.
No me llaméis extranjera: El idioma que hablo suena diferente,
pero los sentimientos que expresa son los mismos.
No me llaméis extranjera: Trabajo y lucho en vuestra tierra,
y el sudor de nuestras gentes es el mismo.
No me llaméis extranjera: las fronteras, nosotros las hemos creado,
y la separación que resulta es la misma.
No me llaméis extranjera: Soy nada más que una amiga,
pero ustedes aún no me conocen.
No me llaméis extranjera: Reivindicamos justicia y paz de manera diferente,
pero nuestro Dios es el mismo.
No me llaméis extranjera: Sí, soy inmigrante,
pero nuestro Dios es el mismo.
«World Mission Magazine» (Combonianos, Filipinas)
Para hacer |