Noches a fondo (Barcelona)

1 diciembre 2008

Felip Comabella Pobes
 
Noche y  joven son palabras que se relacionan formando un binomio lleno de significado, palabras que se llevan bien y de las cuales todos tenemos imágenes en nuestra mente. La inspectoría salesiana de Barcelona puso en marcha, a finales del año 2005, un proyecto de oración, silencio y celebración llamado “Noches a Fondo”.
 
Un espacio para celebrar fe y vida
 
La iniciativa surgió de la demanda realizada por un grupo de jóvenes, jóvenes comprometidos en animar multitud y diversidad de proyectos de la inspectoría, jóvenes que se entregan día a día, pero que sentían la necesidad de encontrar un espacio para ellos, un espacio en el que ellos fueran los destinatarios, un espacio para celebrar fe y vida, un espacio para poder dejar de ser Marta y convertirse en María, aquella que escogió mejor parte sin que le fuera arrebatada.
El Casal Don Bosco, ubicado en Martí-Codolar, es el lugar escogido para acoger, un viernes al trimestre, dicho evento que convoca la Delegación de Pastoral de la inspectoría de Barcelona, por medio del Equipo de Seguimiento (Comisión inspectorial de Grupos de Fe) y el Casal Don Bosco, surgiendo así el equipo que coordina formado por el encargado de Pastoral inspectorial del ámbito de grupos de Fe, el equipo del Casal Don Bosco y algún miembro del Movimiento Juvenil Salesiano (MJS). Este equipo base determina quién prepara los diferentes momentos del encuentro.
Las “Noches a fondo” tienen una estructura muy sencilla que se repite en cada sesión. A las diez de la noche son convocados los jóvenes destinatarios en el Casal Don Bosco, después de unos breves momentos de reencuentro y saludos se entra en sintonía mediante una sencilla oración, preparada por algún joven o grupo de jóvenes del MJS. Esta oración crea el clima de pausa, silencio y predisposición que todos necesitamos para recibir el evangelio de Jesús Resucitado. A continuación se lee el evangelio a meditar dando paso a  un comentario de la Palabra, realizado por un miembro de la familia salesiana, que apunta las claves y da algunas pistas para una mejor interiorización del texto, finalizando este primer gran bloque con un largo rato de reflexión y meditación del evangelio mediante la revisión de vida o el estudio de evangelio, dos métodos que nos ayudan a profundizar y hacer presente las sendas de Dios en nuestra vida. Una vez finalizado el tiempo de absoluto silencio, se reúnen de nuevo todos los presentes en torno a la mesa del Señor para celebrar la eucaristía, una eucaristía que ya ha comenzado con la personalización y profundización de la Palabra y que se reemprende con el ofertorio. A la una de la madrugada, finalizada la eucaristía, el Señor anima a los jóvenes, al igual que a los Filipenses, a “poner en práctica lo que os enseñé y las instrucciones que os di, lo que me oísteis decir y lo que me visteis hacer”. (Fl 4,9)
De esta forma tan sencilla las palabras noche y joven adquieren, un viernes al trimestre, un significado renovado y fresco que revitaliza la vida de los jóvenes y les empuja a seguir dando testimonio de fe y de entrega en sus lugares de origen, en sus comunidades.
 
Eucaristía sin prisas
 
Otra experiencia similar combina dos palabras que normalmente van unidas aunque no deberían. Eucaristía y prisa. El mundo en el que nos movemos es tan acelerado que no paramos ni para celebrar nuestra fe. El sacerdote que preside suele tener prisa, el joven que va a misa tiene prisa, la familia tiene prisa, todos tienen prisa, disfrutan de la presencia real del Señor, pero acceden a ella con el cronómetro en la mano. “Eucaristía sin prisas” es una actividad con similar esquema que las “Noches a Fondo” que se dirige a los jóvenes más adultos y padres de familia (mayores de 35 años). Se celebra dos veces al año y se intercala con un día retiro, encontrando la paz y a Dios, en los jardines de Martí-Codolar y en el Casal Don Bosco.
Vivimos en un mundo en el que todo gira, avanza y cambia con asombrosa rapidez, y es en este mundo en el que los cristianos recibimos la llamada a la transformación, la llamada al sentido, la llamada a hacer realidad el Reino de Dios en nuestras vidas. Mediante estas dos iniciativas transformamos vocabularios, transformamos el día a día, transformamos la realidad, dando sentido y siendo fieles a la llamada del Señor que nos envía “para que tengan vida, y vida en abundancia”. (Jn 10,10)