[vc_row][vc_column][vc_column_text]PIE AUTOR
Francisco Javier Valiente es Delegado de Medios de Comunicación Social de la Provincia Salesiana de Madrid.
SÍNTESIS DEL ARTÍCULO
Estamos entrando actualmente, sin duda, en un nuevo «espacio antropológico» –bautizado como «ciberespacio»– que comporta una nueva configuración de las personas y sus relaciones, una forma distinta de conocimiento, etc. El autor analiza algunas de las características fundamentales de la cultura digital que está en la base de ese nuevo espacio, poniendo de manifiesto las transformaciones esenciales que conllevan, así como los desafíos e implicaciones educativas de todo ello.
Mientras usted está leyendo este artículo, en el mundo se están intercambiando millones de mensajes electrónicos; los algo más de siete millones de españoles que usan Internet, realizarán cerca de veintidós millones y medio de visitas a diarios digitales[1], y si intenta entrar en algún salón de chat durante la tarde y noche –horas punta en este tipo de servicio– podrá encontrar a cientos de personas, especialmente jóvenes, dispuestos a hablar con usted sobre los temas más variados o, simplemente, dispuestos a charlar. ¡Ah!, si dispone de un teléfono móvil de última generación, en estos momentos, puede estar recibiendo un e-mail de un amigo o titulares de noticias servidos por una de tantas agencias informativas.
Todos estos dispositivos y funciones están entrando a formar parte de las actividades ordinarias de nuestra vida. No hay marcha atrás. En unos años, dicen los expertos, sólo en España se multiplicará por cuatro el número de accesos a la Red y se prevé un aumento también considerable en los países de Latinoamérica. Se están aplicando programas de la Unión Europea y del Gobierno, a diversos niveles, para potenciar el uso de Internet y hacer que cada vez sean menos los ciudadanos que estén fuera de las autopistas de la información y más los que utilicen las nuevas tecnologías, en los diversos ámbitos de la vida: educación, relación con la administración pública, comercio, ocio, etc.
Es necesario que este desarrollo vaya acompañado de una reflexión sobre el fenómeno. El pensador francés Pierre Lévy (LÉVY, 1996) aboga por proyectar, entre todos, cómo queremos que sea la nueva sociedad que se está creando y propone un nuevo tipo de antropología. Para Lévy, a lo largo de la historia de la humanidad se han ido sucediendo distintos espacios antropológicos caracterizados por una forma de conocimiento, un modo de relación entre las personas y el uso de unos medios de comunicación determinados. Con el desarrollo de las nuevas tecnologías de la información, de forma muy especial Internet, se está abriendo un nuevo espacio antropológico, que los teóricos de la cibercultura, han bautizado como ciberespacio.
Este término, ciberespacio, acuñado por el gurú de la cibercultura William Gibson, se utiliza para referirse al mundo paralelo, una especie de doble virtual de nuestro mundo «real», donde las personas realizan muchas de las funciones que desarrollan en la vida de cada día. Desde comprar, hasta buscar información sobre casi todo, pasando por la posibilidad de establecer relaciones interpersonales, visitar museos o seguir cursos sin moverse de casa. El desarrollo y la introducción de Internet, y el proceso de convergencia digital operado en los otros medios de comunicación, están a la base de estos cambios.
Analizando las características de este nuevo medio, estaremos en grado de comprender mejor los cambios que se están operando en nuestra sociedad y en la persona. Análisis que debe ayudarnos a no caer en fáciles triunfalismos tecnológicos y a buscar, más allá de los intereses económicos de las empresas del sector, las posibilidades formativas de las nuevas tecnologías. Me limito a presentar algunas características de la cultura digital, tomando como objeto de análisis Internet. El análisis será realizado desde tres perspectivas diversas para poner de manifiesto los cambios sustanciales que se están produciendo a nivel tecnológico, social y educativo.
1 Internet y la cultura digital
Internet se está convirtiendo en paradigma de la nueva cultura, una cultura digital de la que podemos individuar las siguientes señas de identidad, analizando las características técnicas del medio.
- Multimedialidad
Gracias al proceso de digitalización de la información es posible gestionar en un mismo ambiente –el ordenador– textos, imágenes y sonidos. Antes, estos lenguajes requerían canales diversos; hoy convergen, en un único medio, sistemas simbólicos distintos. Esto quiere decir que, en los procesos comunicativos (sean estos educativos o informativos) cada vez entran en juego más sentidos.
- Interactividad
Aunque se puede entender de diversas formas, me refiero aquí a dos aspectos que creo esenciales. Por un lado, está la capacidad de los individuos de intervenir en los mensajes que reciben e interactuar con ellos y, por otro, la posibilidad de cambiar de rol en el proceso comunicativo. En los medios tradicionales están bien definidas las funciones del emisor y del receptor; especialmente con Internet, los individuos tienen la posibilidad de convertirse en emisores de mensajes para un público amplísimo.
- Descentralización
Internet, como modelo de las nuevas tecnologías, no tiene centro. No existe una estructura jerárquica; desde cualquier ordenador se pueden visitar los sitios web que estén disponibles y cada ordenador, con el software adecuado, puede convertirse en lugar de información para los otros usuarios. Esta característica determina, también, las relaciones que se establecen en la red y que son completamente flexibles.
- Hipertextualidad
Internet es un gigantesco hipertexto donde es posible ir de una página a otra, de un sitio a otro, a través de los enlaces (link). No hay un camino establecido, sino que el internauta navega, según lo que en cada momento le interesa. Es él quien construye ese recorrido moviéndose con entera libertad.
- Pluralidad
Me refiero a los contenidos que pueden encontrarse. Con poca experiencia que se tenga usando la Red, es fácil darse cuenta de que en Internet cabe de todo. Hacen falta pocos requisitos técnicos para poder instalar cualquier tipo de contenidos en la Red. Es un aspecto positivo el que instituciones, grupos o particulares tengan la posibilidad de estar presentes en Internet para darse a conocer, difundir sus ideas, etc. Si por una parte esto es una ventaja, también es cierto que se necesita una mayor capacidad crítica para valorar los contenidos que uno encuentra.
2 Nivel tecnológico: tecnología y pensamiento
Obviamente no es éste el lugar para hacer un recorrido por los avances tecnológicos en cuanto a software y hardware que están permitiendo el desarrollo de la sociedad de la información. Señalo sólo en qué medida la tecnología nos influye. Cuando hablamos de tecnología solemos pensar en los aparatos, los instrumentos que utilizamos. Los consideramos elementos externos a nosotros y que nos influyen en cuanto debemos aprender a utilizarlos, que mejoran nuestra existencia y nos ahorran esfuerzo y trabajo. Los vemos como simples medios que nos ayudan a conseguir mejores resultados.
Considerando así la tecnología, establecemos una neta separación entre tecnología y mente; entre el hacer y el pensar. Sin embargo las tecnologías constituyen una parte fundamental de nuestro cerebro; son “la extensión de nuestra mente y de nuestro cuerpo, proyección de nuestras potencialidades humanas”(DE KERCKHOVE, 1993, 12) como sostienen los seguidores de McLuhan. Es decir, utilizar un determinado tipo de tecnología modifica, influye en nuestra forma de pensar y de conocer y condiciona nuestra forma de relacionarnos. Podemos considerar las nuevas tecnologías de la información y comunicación como tecnologías cognitivas, esto es, dispositivos capaces de interacciones específicas con nuestra forma de conocer, de aprender, y en grado de influenciar los procesos internos de la mente.
Esta visión de la tecnología se ha desarrollado, especialmente, a partir de la consideración de la escritura, del alfabeto, como una tecnología que “ha transformado la mente humana más que cualquier otra invención” (ONG, 1986, 119). Usar un tipo de alfabeto no sólo significa poder expresar nuestro pensamiento en un código que otros pueden descifrar, sino también organizar el pensamiento según la estructura del alfabeto utilizado. La escritura, el libro, ha favorecido un tipo de pensamiento racional, lineal, secuencial, con un predominio de la palabra. El uso de nuevas tecnologías, en las que prevalece la imagen y la multimedialidad, está modificando la forma de pensamiento y de acercarnos a la realidad.
Especialmente el uso de Internet y de los productos hipertextuales, favorecen formas de conocimiento no-lineales, con recorridos flexibles según los intereses del usuario y una diversidad mayor en cuanto a los canales por donde recibir información.
3 Nivel social: un nuevo lugar para la socialización
Pero Internet no es solo un lugar para navegar, un lugar de paso. La Red se está convirtiendo en un lugar para habitar, para estar, para establecer relaciones. Se está convirtiendo en un modelo de vida y en el símbolo de nuevos modelos de organización. Las aplicaciones como chats, programas de Irc,grupos de noticias, etc., están creando un nuevo espacio de socialización donde un número cada vez mayor de personas se encuentran, participan en foros de discusión, establecen relaciones interpersonales creando nuevas formas de agregación, comunidades virtuales, con sus prácticas comunicativas, sus propios ritos e, incluso, desarrollando relaciones afectivas entre los miembros. Un tipo de relaciones marcado por la ausencia de contacto físico y no basadas en estructuras jerárquicas.
Los críticos de esta nueva forma de socialización y de las comunidades virtuales (MALDONADO, 1997) subrayan los problemas de aislamiento del mundo real a que pueden llegar los individuos; la precariedad de las relaciones que se establecen, entre otras razones, por su carácter efímero; la escasa repercusión en la vida real de ese tipo de relaciones y el problema de la identidad, pues es bastante frecuente el interactuar con los otros creando una personalidad ficticia.
Desde otro punto de vista más positivo (TURKLE, 1997), se valora la facilidad para establecer relaciones con personas a las que nos unen intereses comunes, aunque estén lejos físicamente. En cuanto a la ficción, no se ve como algo negativo –salvedad hecha de casos patológicos–, sino como medio para explorar aspectos diversos de nuestra personalidad y superar los condicionantes físicos de las relaciones cara a cara. Por otra parte, este nuevo tipo de socialización permite compartir conocimientos y recursos, y encontrar personas que comparten nuestros intereses y con las cuales podemos discutir, cambiar impresiones, participar en debates, etc.
No hay que absolutizar ninguna de las posturas. Este nuevo espacio de socialización no niega ni excluye los espacios tradicionales sino que se presenta como un ambiente más donde entrar en relación. En muchas ocasiones estos dos ámbitos, el real y el virtual, se entrecruzan. Hay grupos que continúan una relación previa y la prolongan en el mundo virtual y otros que, partiendo del conocimiento durante un cierto tiempo en el ciberespacio, terminan por encontrarse fuera del ordenador (kedadas, como se conoce en el argot).
Los canales de chat y otras aplicaciones de este tipo se están convirtiendo en verdaderas plazas de encuentro, donde la no presencia física favorece una mayor confianza. Obviamente, no en los primeros encuentros, pero sí cuando se habla (chatea) varias veces con la misma persona; pues, aunque algunos usuarios sólo busquen una charla superficial –especialmente los más jóvenes–, bastantes expresan el deseo de comunicarse a otros niveles.
4 Nivel educativo: nuevos espacios, nuevas funciones
La irrupción de las nuevas tecnologías plantea algunos problemas a la tarea educativa, especialmente a la realizada en la escuela. Ante todo, cambia la sociedad y la cultura para la que debe preparar la escuela. Además, el uso de las nuevas tecnologías influye en la forma de conocer y frecuentemente se produce un fuerte contraste entre la forma de aprender en la escuela y fuera de ella. Se trataría de integrar las distintas tecnologías en el proceso de aprendizaje, para servirse de las nuevas herramientas aprovechando sus posibilidades.
Por otra parte, las nuevas tecnologías de la información y de la comunicación multiplican los lugares donde obtener conocimientos. Es cierto que la existencia de nuevos medios no supone, automáticamente, un deseo de adquirir más conocimientos por parte de los usuarios. Si fuera así muchos problemas de los educadores en la escuela estarían resueltos. Pero abren nuevas posibilidades de acceso a fuentes de información, diversifican los lenguajes y, esta es una importante novedad, pueden servir para generar información propia y compartirla con otros (dentro de la escuela, con otros centros, etc.).
Una característica que señalamos de Internet era la descentralización y la ausencia de jerarquía. Los medios de comunicación tradicionales definían claramente los papeles del emisor de mensajes y del receptor. En la escuela estas funciones están también determinadas. No sucede así en la cultura de Red, donde las diferencias de estatus tienen menos importancia. Los roles se cambian constantemente y el individuo tiene la posibilidad de ser, él mismo, creador de información a la vez que consumidor, y puede jugar un papel más activo en la construcción de mensajes.
Tampoco se trata de introducir, sin más, las nuevas tecnologías en los ambientes educativos. Es preciso hacerlo dentro de un proyecto más amplio que comporte una verdadera alfabetización para el uso de las mismas, tanto por parte de los educadores como de los educandos. Alfabetización que debería extenderse a los demás medios de comunicación de masas. Hoy es todavía una asignatura pendiente en nuestro trabajo educativo. No se trata sólo de educar con la tecnología o con los medios de comunicación, sino también educar para la tecnología y para entender los medios de comunicación.
5 Algunos retos
Los retos que la nueva cultura plantea son importantes. Ante las nuevas tecnologías escuchamos, por una parte, a los integrados –usando la ya clásica distinción de Umberto Eco– que ponen las esperanzas de solución de los problemas en una aceptación, a veces poco crítica, de las nuevas tecnologías y, por otra, a los apocalípticos que ven, en lo nuevo, un peligro de destrucción de los valores consolidados. Una polarización ante los nuevos medios que no es sólo de nuestra época; la aparición de los diversos medios de comunicación y tecnologías, a lo largo de la historia, ha suscitado adhesiones entusiastas y recelos igualmente apasionados en cada momento histórico. Baste recordar cómo en el Fedro de Platón se critica la adopción de la escritura, pues –se pensaba– iba a hacer desaparecer la memoria y arruinar el conocimiento.
Las nuevas tecnologías se están imponiendo en la sociedad; no pasará mucho tiempo y ya dejaremos de utilizar el adjetivo «nuevas» para calificarlas, pues entrarán a formar parte del paisaje cotidiano de un número cada vez mayor de personas. Desde una óptica educativa habría que considerar otros retos:
- Exceso de información
El desarrollo de las nuevas tecnologías de la información y la comunicación está aumentando de forma considerable la cantidad de información a la que tenemos acceso. El que exista mucha información no quiere decir que las personas estén bien informadas. Informarse cansa, y exige siempre una tarea de reflexión y espíritu crítico ante lo que los media nos ofrecen. A veces se produce un espejismo y se equipara cantidad de información con calidad, y ambos términos no siempre coinciden.
- Dispersión
La posibilidad de navegación –se habla de hacer surf en la Red– buscando información o contenidos es inagotable. Visitar sitios web, conocer páginas donde hay información, no significa, de por sí, adquirir conocimiento o saber. El hecho de cambiar de página rápidamente e ir saltando de una a otra y la posibilidad de recopilar grandes cantidades de contenidos puede dar una falsa sensación de conocimiento de ese tema. Tal vez sea hoy más necesario que antes insistir en la capacidad de reflexión, síntesis y crítica de las informaciones que se nos ofrecen.
- Malnutrición tecnológica
Me refiero aquí a la necesidad de abordar problemas de ecología mediática. Es decir formar sujetos equilibrados tanto en el uso de los medios de comunicación, como en el de ordenadores, videojuegos, etc. Sin caer ni en el exceso ni en la falta o desconocimiento de uso de esos medios y de esas tecnologías.
- Lugares de sombra
En la Red también hay espacio para los abusos, la pornografía, el blanqueo de dinero, las redes de narcotráfico, etc. Son los lugares de sombra, los anti-mundos que aprovechan las posibilidades técnicas para la comisión de delitos. Es necesario exigir la actualización de las legislaciones para perseguir este tipo de actividades e insistir en la formación de los individuos. Los filtros, por ejemplo, que se proponen para proteger especialmente a los menores, con ser útiles, no resuelven en absoluto el problema. Una interesante actividad podría ser la de crear círculos de sitios web (webrings) agrupados por temas o tipo de las páginas. En estos círculos los creadores de los sitios web piden ser incluidos y se crea así una cadena de enlaces seguros. Ya existen varias webrings de sitios católicos, por ejemplo.
- Brecha(gap) digital
Aunque se facilite el acceso a las nuevas tecnologías, no todos tienen posibilidad de acceder a ellas. Un peligro es que haya grupos de la población que queden al margen de este proceso. Si se piensa que el mundo del trabajo, de la educación, de la economía va a exigir el uso de estas tecnologías, es preciso acercarlas –y no sólo desde la escuela– a las personas que tienen menos oportunidad de disponer de ellas para que puedan utilizarlas. Se puede aprovechar, en este sentido, el éxito de los cibercafés que se están convirtiendo en lugares de encuentro para muchos jóvenes que no disponen de conexión en su casa. Centros juveniles, grupos, asociaciones…, podrían facilitar ambientes parecidos fomentando actividades formativas y proponiendo formas creativas de utilizar estos nuevos medios.
Las tecnologías, viejas o nuevas, deben estar siempre al servicio del hombre, a disposición de su desarrollo personal y su crecimiento como ser social. El conocimiento y el uso, también crítico, de las nuevas tecnologías de la información pueden ayudar a mejorar la comunicación y la cooperación entre las personas con quienes convivimos y abrir nuestro círculo social más allá del entorno físico inmediato. No basta un conocimiento instrumental para hacer que estas tecnologías sirvan al ser humano. Es necesario repensar una ética para esta sociedad y el ámbito educativo donde se forman las nuevas generaciones. Ética y educación pueden ayudarnos a pilotar los nuevos cambios y permitirnos mejorar esta aldea global en la que se ha convertido el planeta. n
Francisco Javier Valiente
estudios@misionjoven.org
q PARA PROFUNDIZAR EL TEMA
- DE KERCKHOVE, U.,Brainframes. Mente, tecnología, mercato, Baskerville, Bologna 1993.
- GATTIKER, U.,The Internet as a diverse community, Lawrence Erlbaum, New Jersey 2001.
- LEVY, P.,L’Intelligenza collettiva. Per un’antropologia del ciberspazio, Feltrinelli, Milano 1996.
- MALDONADO, T.,Critica della ragione informatica, Feltrinelli, Milano 1997.
- ONG, W.,Oralità e scrittura. Le tecnologie della parola, Il Mulino, Bologna 1986.
- TANNENBAUM, R.,Theoretical foundations of multimedia, Computer Science, New York 1998.
- TRUKLE, S.,La vida en la pantalla. La construcción de la identidad en la era de Internet, Paidós, Barcelona 1997.
[1] Datos referidos al mes de Abril de 2001 y tomados, a título de ejemplo, de la web de la Asociación de Usuarios de Internet [www.aui.es].[/vc_column_text][/vc_column][/vc_row]