MODO DE USO
–Lo primero que tienes que hacer es “subirte a la cruz,” bien por el cabecero o bien por uno de los dos brazos.
–Para las tres primeras estaciones, únicamente se requiere de una buena “cultura geográfica.” Si ya has olvidado tus años de estudiante, echa mano de un atlas.
–En cuanto a la cuarta estación, no es difícil hacerse a la idea. Todos hemos viajado alguna vez, aunque claro, no es lo mismo hacerlo cómodamente en un coche que entre los ejes de un camión.
–A partir de la quinta estación las cosas cambian. Es tuya la decisión de continuar o, si no lo tienes muy claro, de abandonar…
–¡Bien! ya veo que sigues subido a la cruz…, pues ahora te voy a dejar solo. No te preocupes, no te vas a perder. Repasa las estaciones (de la 6ª a la 14ª, poniendo especial interés en esta última). Ah, y no olvides poner rostro a cada una de las estaciones.
–Al acabar el vía crucis pregunta a tu corazón. Si no sientes turbulencias, puede ser que la indiferencia haya empezado ya a filtrarse peligrosamente en tu corazón. ¡Recuerda poner algún remedio antes de que sea demasiado tarde! Si por el contrario sientes “movimientos,” ha llegado el momento de pasar a la acción…
–Baja de la cruz y escucha lo que te dice Jesús: “Ahí tienes a tu hermano.”
José María Escudero