ORACIÓN DE DIOS

1 enero 2007

Me doy un paseo por los barrios, entro en casas, prisiones, en el metro,
en chabolas, en salones oscuros y solitarios… Veo el mundo.
Los ojos y los corazones se vuelven a Mí con interrogantes de angustia,
soledad, necesidad, desorientación… y quiero dar respuesta.
Miro al mundo y me vuelvo a ti, hombre, para rezarte,
para orarte y convocarte, para poner ante ti todas estas realidades,
para que veas por mis ojos y sientas con mi corazón.
Necesito tus oídos porque quiero escuchar las historias de los 80 años de Rosario,
y devolverle una sonrisa para que sepa que no está sola, que no sobra.
Necesito tus brazos porque quiero dar un abrazo y proteger al niño
que mira asustado al mundo que le agrede.
Necesito tus palabras porque quiero saludar y llamar por su nombre a José,
el que pide en la puerta del metro y es invisible para los ojos
de los que vais corriendo detrás del reloj.
Necesito tus manos porque quiero darle una palmada de ánimo a David,
que a pesar de sus recaídas lleva 15 días sin consumir.
Necesito tu  trabajo porque quiero meter la mano en el bolsillo y ayudar a María,
que trabaja sin parar y a su marido Manuel que lleva 5 años en paro y tienen tres niños.
Necesito tu corazón porque quiero acoger a Reinaldo,
que tuvo que dejar su país porque no tenía futuro y se ha convertido en un sin papeles.
Te necesito a ti porque quiero explicarles a Marta y Juan
que a pesar de que no pueden comprar un piso,
Yo tengo un mensaje de amor y libertad para ellos.
Te necesito a ti porque quiero acariciar al que no recibe caricias,
nombrar al que no tiene nombre, gritar con el olvidado,
cantar con el que está alegre y luchar con el que lucha por la justicia.
Necesito que les digas que son el centro de mi Reino.
Te rezo para que seas mis manos, mis ojos, mis oídos y mi boca.

JOAQUÍN AUTRÁN, jautran@ole.com

También te puede interesar…