Oración de La Faba

1 junio 2010

En el año jacobeo 2004 MJ pidió una oración a Juan Natalio sobre el camino para 7 meses. La séptima, “que hoy es conocida como Oración de La Faba, porque tras romper muchos papeles, me fui a inspirar a La Faba (un albergue antes del Cebreiro) ya casi agotado el plazo que MJ me daba para entrar en la revista”, parece que ha gustado al peregrino y ha recorrido ya el mundo y ha sido traducida a numerosos idiomas (ver
http://ofmsantiago.blogspot.com/2010/03/material-para-el-camino.html)
La volvemos a publicar con ocasión de este otro jacobeo dado que muchos peregrinos y otras personas la piden constantemente.

Aunque hubiera recorrido todos los caminos,
cruzado montañas y valles
desde Oriente hasta Occidente,
si no he descubierto la libertad de ser yo mismo,
no he llegado a ningún sitio.
 
Aunque hubiera compartido todos mis bienes
con gentes de otra lengua y cultura,
hecho amistad con peregrinos de mil senderos
o compartido albergue con santos y príncipes,
si no soy capaz de perdonar mañana a mi vecino,
no he llegado a ningún sitio.
 
Aunque hubiera cargado mi mochila de principio a fin
y esperado por cada peregrino necesitado de ánimo,
o cedido mi cama a quien llegó después,
y regalado mi botellín de agua a cambio de nada,
si de regreso a mi casa y mi trabajo no soy capaz
de crear fraternidad y poner alegría, paz y unidad,
no he llegado a ningún sitio.
 
Aunque hubiera tenido comida y agua cada día,
y disfrutado de techo y ducha todas las noches,
o hubiera sido bien atendido de mis heridas,
si no he descubierto en todo ello el amor de Dios,
no he llegado a ningún sitio.
 
Aunque hubiera visto todos los monumentos
y contemplado las mejores puestas de sol;
aunque hubiera aprendido un saludo en cada idioma,
o probado el agua limpia de todas las fuentes,
si no he descubierto quién es autor
de tanta belleza gratuita y de tanta paz,
no he llegado a ningún sitio.
 
Si a partir de hoy no sigo caminando en tus caminos,
buscando y viviendo según lo aprendido;
si a partir de hoy no veo en cada persona,
amigo y enemigo, un compañero de camino;
si a partir de hoy no reconozco a Dios,
el Dios de Jesús de Nazaret, como el único Dios de mi vida,
no he llegado a ningún sitio.

Juan Natalio

 
 

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