Señor, llevo una temporada hecho polvo, las cosas no me salen como yo quiero
y mi corazón está de baja permanente. No hago más que devanarme los sesos
pensando en lo negativo de mi existencia.
De hecho cuando me levanto y salgo a la calle,
ya sea invierno o verano, me da la impresión de que todas las nubes oscuras
del firmamento se han reunido en torno a mi vida.
Padre Tú me conoces y me entiendes y sabes de sobra que estos renglones
deprimidos con caligrafía dolorida no son más que una prueba de mi escasa fe
en poder salir juntos, Tú y yo, de este atolladero. Por eso permíteme
que la súplica que hoy te hago no se la lleve el viento
y cale profundamente en Tu corazón
Dios mío, porque Tú me aceptas tal y como soy,
ayúdame a ser más indulgente conmigo mismo,
a centrar mi atención en tantas cosas buenas que Tú has puesto en mí,
a mirar el lado bueno de mis errores,
a recibir las críticas con una sonrisa de oreja a oreja.
Dame, Padre bueno y misericordioso, tu Perdón
para alejar los sentimientos de culpa que tanto acechan mi vida,
no me dejes encerrarme en las lágrimas para remediar mis males
y, aunque la vida sea un arco iris que incluye también el negro,
préstame tus lentes de colorines.
Cambia la asustadiza larva en la que he convertido mi vida
en esa hermosa mariposa que Tú,
con tanto esmero, modelaste, pensando en mí,
y que yo sigo obstinado en cortarla las alas
impidiéndola volar y probar sensaciones nuevas.
Señor, de hoy no pasa…
A partir de esta misma mañana desayunaré tal cantidad de cielo azul
que me dará la impresión en todo momento
de haber comido un trozo de tu Reino.
Porque Tú no te mereces un hijo deprimido y bajo de moral
y porque yo ya estoy harto de aburrirte con mis penas…,
a partir de hoy cuando sienta que la tristeza golpea mi puerta,
te llamaré e iremos juntos a tomarnos unas cervezas
y, como dicen mis amigos, a echarnos unas risas….
Y aunque se trate de una oración,
permíteme que me comprometa a salir a flote…
Así que, para que conste y surta los efectos oportunos,
firmo con una sonrisa de media semana por lo menos….
José María Escudero