Padre nuestro que estás en el cielo,
sufriendo por tus hijos haitianos que lamentan su suerte
en medio de la desolación, la destrucción y la muerte.
Santificado sea tu nombre,
y el de todos nuestros hermanos de Haití
que han fallecido por nacer en un país olvidado y zarandeado por la Tierra.
Venga a nosotros tu reino,
venga sobre todo a ellos, porque apenas saben
lo que es comer a diario, tener una vivienda digna,
acceso a la educación, tener oportunidades en la vida…
Hágase tu voluntad
de una vez por todas en Haití,
para desterrar a los gobiernos corruptos,
para desarrollar la economía local,
para que la comunidad internacional tome como prioridad
el bienestar de este trozo de isla arrinconado del Caribe.
En la tierra como en el cielo,
porque nosotros somos los responsables
de que nuestra Tierra sea como el Reino de los Cielos
que Tú nos predicaste.
El pan nuestro de cada día dánoslo hoy
y a su vez nosotros se lo hagamos llegar en forma de ayuda humanitaria
a todos ellos y así palie las infinitas
carencias que ahora sufren.
Perdona nuestras ofensas, perdona que permitamos
que tres cuartas partes del mundo pase hambre,
perdona que hayamos tenido olvidados a nuestros hermanos
haitianos, perdona nuestra insensibilidad, perdona nuestra falta de solidaridad…
Como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden,
Que esto sea muestra de que tenemos un corazón generoso
que nos lleve a volcarnos en esta catástrofe.
No nos dejes caer en la tentación
de dejar de lado en dos semanas esta tragedia y que seamos concientes
de que se tardarán muchos años en recuperar la normalidad en Haití.
Y líbranos del mal a nosotros y a todos.
Que seamos capaces de conseguir que,
cuando la naturaleza se rebela y nos lance una catástrofe,
dé igual en qué país esté la población para poder ponerse a salvo.
Amén. Que con tu ayuda y bendición hagamos, hoy y siempre, que así sea.
Javier de la Morena Martínez
Coordinador de Pastoral
Colegio B. V. María – Irlandesas Bami (Sevilla)