Origen y sentido

1 octubre 2004

Esta imagen de Elisabeth Nogales ilustraba en el suplemento Salud de El Mundo un informe titu­lado»El 90% de los infartos es atribuible a nueve hábitos de vida fáciles de modificar». Se refería a los siguientes: tabaco, niveles altos de colesterol, hipertensión, diabetes, obesidad concentrada en la zona abdominal, estrés y depresión, falta de ejer­cicio, una dieta insana y un consumo de alcohol inadecuado.
Estas claves pueden ayudarnos a entender la imagen, pero será bueno no decirlas hasta el final.
Independientemente de este origen, la imagen puede servir para ver cuáles son nuestros miedos o nuestras fortalezas, cuáles nuestras defensas y nuestras ataduras, nuestras soledades o nuestros encuentros, cuáles nuestros deseos, en diversos ámbitos, pero especialmente en el de los afectos.

Trabajar con la imagen
 
Se comienza, como siempre centrándose en la imagen y dejando que surjan los primeros comen­tarios que reflejen sentimientos e ideas. Y trabaja­mos a partir de ellos.
Después procedemos a partir de cada parte de la imagen: es este caso nos podemos centrar en lo que hay dentro y fuera de la valla-corazón
 

  1. ¿Qué pasa ahí? Hacernos una lectura libre pero fijándonos en todos los detalles.
  2. ¿Qué pasa a ese personaje? ¿Qué hace? ¿Qué piensa? ¿Por qué esta así?
  3. ¿Dónde está ese personaje? ¿Por qué y có­mo ha llegado a esa situación? ¿Qué puede significar esa muralla-corazón? ¿Quién y para qué la ha construido?
  4. Identificar(se): ¿A quién o a qué puede re­presentar ese personaje? ¿Cuándo ha estado cada uno como él?
  5. Dar voz al personaje: ponerse en la postu­ra en que está y expresar (decir en voz al­ta) sus sentimientos, deseos, miedos, cues­tiones, seguridades. Se puede hacer especialmente al final, sobre todo después de haber trabajado con cada uno de los ele­mentos que hay fuera de la muralla-cora­zón. Señalamos a continuación alguna idea para ello:.
  6. Televisor: Cómo nos afecta, cómo nos come el coca… ¿En qué programa nos gustaría sa­lir? ¿Cuál nos gustaría dirigir? ¿Cual cam­biaríamos radicalmente? ¿Contra cuál ha­bríamos de protegernos?
  7. Botella: ¿Cómo nos llevamos con el alcohol? ¿Qué pasa con el botellón?
  8. ¿Altavoz?: ¿Qué puede ser ese objeto? Si fuera un altavoz: ¿Qué nos aturde? ¿Qué gritaríamos nosotros?
  9. Cigarro: ¿Por qué fumamos o por qué no? ¿Cómo comenzamos o cómo dejarlo? ¿Y al­go más que tabaco?
  10. «Michelín»: ¿En qué se parece cada uno a ese personaje, símbolo de una marca de rue­das. Cada una, bien colocada, hacen que los vehículos rueden; así, llevan a la inmovili­dad…
  11. Perrito caliente: ¿Cuáles son nuestros hábi­tos alimenticios? ¿Hemos pasado hambre alguna vez? ¿A qué nos suena el ayuno? ¿Y si tuviéramos que tener un ayuno obligato­rio por no disponer de comida? ¿Qué pasa con las anoréxicas?
  12. Catapulta/pastel: También nos atacan o nos invitan con «lo dulce». ¿Qué potros elemen­tos dulces (simbólicamente) nos aíslan a la larga?
  13. Damos voz ahora al personaje: va respon­diendo al planteamiento general de por qué está sí. O dialoga y habla con cada uno de los elementos exteriores…
  14. Nos centramos, si no lo hemos hecho antes, en el ámbito de la salud: ¿Cómo funciona­mos nosotros respecto a los 9 hábitos a los que se atribuyen la mayoría de los infartos? (Ver el primer párrafo de esta página).
  15. Repasar nuestros hábitos alimenticios y vitales. Saber, por ejemplo, que los factores de riesgo de infarto se fraguan en la infancia y en la adolescencia: en España «el 23 de los niños ya es obeso. Muchos meno­res dedican el 40% de su tiempo diario a actividades sedentarias y se sientan delan­te del televisor hasta las 10 de la noche». ¿Cómo actuamos nosotros? ¿Qué tendría­mos que hacer para llevar hábitos de vida saludable?
  16. En general, ¿qué o quién dinamita nuestro corazón? ¿Y qué o quién lo dinamiza? ¿Qué podemos hacer y cómo para que nuestro co­razón viva esponjado… y libre?

 Herminio  Otero