Son modernos o están chapados a la antigua. Son exigentes o permisivos. Vician a los hijos, no haciéndolos hombres o mujeres maduros, dispuestos a afrontar la realidad. No tienen tiempo para dedicar a la familia. ¡Cuántas culpas, cuántas responsabilidades se echan sobre los padres! Dando la vuelta a la situación, intentemos analizar lo que los hijos hacen para ayudar, escuchar, comprender a los padres y, sobre todo, veamos si las relaciones que establecen con ellos se distinguen por el respeto recíproco y por la colaboración para construir cada día la familia.
Mi padre y mi madre son:
B Mis padres.
A Dos simpáticos pelmazos.
C Como dos amigos.
D Personas adultas.
Tienes que tomar una decisión inesperada pero importante para tu futuro:
C Comunicas a tus padres sólo la decisión que ya has tomado.
B Pides consejo a tus padres, pero después decides tú.
A Decides con ellos, porque, de todos modos, tienen experiencia.
D Prefieres tomar la decisión con tu mejor amigo.
Vivir con los padres después de los 18 años:
D Cada uno tiene sus propias ideas, ¡sería una guerra continua!
A Aunque exista algún intercambio animado de opiniones, me encuentro a gusto y me quieren.
C Conviene estar en casa mientras no sabes adonde ir.
B No hay ninguna dificultad, mantengo mi independencia y disfruto con la seguridad.
Hablas con tus padres de política, actualidad, fe, sexualidad, etc.:
D Nunca.
C Raramente.
B Algunas veces.
A Con frecuencia.
En la comida y/o en la cena:
C Comemos todos mirando el televisor.
B Cada uno tiene su horario; nos encontramos sólo en alguna ocasión.
D Casi siempre, como fuera de casa.
A Nos encontramos, porque nos esperamos unos a otros.
Mis padres ideales son:
C Los ricos, riquísimos, que me han preparado un futuro de color de rosa.
A Los que tengo, porque me han ayudado a ser lo que soy.
B Los que no sólo están siempre dispuestos a escucharme, sino también a complacerme en todo.
D Mis mejores amigos, a los que les parece bien todo lo que hago.
¿Soy capaz de dedicar algún pequeño rato para escuchar las dificultades, las satisfacciones, los problemas cotidianos de mis padres?
C No, estoy demasiado ocupado.
B A veces sí, a veces no; depende de cómo estoy de humor.
A Sí, si me gusta que me escuchen, es justo que yo sepa también escuchar.
D No, ¡es una lata escuchar lo que ellos han hecho!
Cuando he hecho una trastada y el padre o la madre me «llaman la atención»:
A Escucho. Puede ser que estén preocupados por mí.
D Aparento que les escucho, pero en mi cabeza dominan mis pensamientos.
B Me enfado y respondo exponiendo las razones de mi actuación.
C Estoy acostumbrado. Cada vez que obro por mi cuenta, sucede lo mismo.
Atravieso una temporada triste:
C Me encierro en mi habitación y escucho música.
D Telefoneo a algún amigo para levantar un poco mi ánimo.
A Hablo con mis padres, esperando superar juntos la dificultad.
B En casa, nadie se da cuenta de lo que me pasa.
«Familia» quiere decir:
C Una institución tan antigua como el mundo.
A Participación en los ideales, a pesar de la diversidad.
B Obligaciones y deberes que hay que respetar.
D Un concepto abstracto, difícil de realizar.
Mi padre es:
B Severo.
D Irascible.
C Ausente.
A Disponible.
MI madre es:
D Indulgente.
B Entregada.
A Madre.
C Distante.
Mi familia es:
D Abierta y dinámica.
B Tradicional.
A Un mosaico al que le falta todavía alguna tesela.
C ¿Familia? ¿Qué es eso?
Corrección e interpretación del test ■ Mayoría de A: Padres + hijos = familia. Eres consciente de que, para ser familia, hace falta la colaboración de todos sus miembros. Aunque no siempre llegas a comportarte como hijo o hija, te esfuerzas. ■ Mayoría de B: Piensas que eres suficiente por ti mismo, pero en cuanto sientes necesidad de afecto, seguridad y ayuda… recurres a la familia. Sabes qué es «ser familia», pero muchas veces caminas por donde te interesa. ■ Mayoría de C: Padres – Objetos de adorno ¡Eres un tipo un poco egoísta! «Utilizas» el afecto que te ofrecen tus padres y poco más, pese a darte cuenta que deberías reconocer y valorar el papel de los padres. ■ Mayoría de D: ¿Padres amigos? Prefieres considerar a tus padres como amigos y ellos no quieren contradecirte. Les quitas la responsabilidad que tienen como padres y reduces la familia a una compañía… No te interesa llegar a un compromiso mayor. |
Mª TERESA BROT, Dimensioni Nuove 5(1998), 65