Pan partido para un mundo nuevo

1 marzo 2001

EUCARISTÍA Y CONTEMPLACIÓN

 
El tiempo de cuaresma y, sobre todo, la «Semana Santa» permiten entender mejor y celebrar la clásica «adoración eucarística», con alguna vigilia. Proponemos aquí la pauta de una celebración preparada por la «Delegación Diocesana de Pastoral Juvenil de Granada». Amén de situarse en clima de oración y contemplación, ha de explicarse bien su sentido y, entre otras cosas, quizás sea bueno poner sencillamente un pan previamente consagrado, sin ningún otro tipo de signo externo de riqueza o grandeza mundana.
 
 

1                   ADORACIÓN: ABRE TU CORAZÓN

 
¡ Canto de entrada
Espíritu Santo ven, ven; (tres veces) en el nombre del Señor. Acompáñame, ilumíname, toda mi vida. Acompáñame, ilumíname, Espíritu Santo ven.
 
¡ Monición inicial
Hermanos y hermanas: en esta vigilia de adoración, queremos agradecer a Dios el gesto de amor que ha tenido en su Hijo Jesús al dejarnos el pan y el vino, su cuerpo y su sangre. El amor de Dios es tan grande que llega a partirse y entregarse como alimento para todos. Esta es la Eucaristía. Contemplar a Jesús-Eucaristía, partir el pan, comer el cuerpo de Cristo… supone encender el corazón para compartir en caridad y solidaridad, para partirse en entrega a los demás.
En la Vigilia Eucarística de esta noche, Jesús es el pan que se parte para un mundo nuevo. El futuro está en medio de nosotros: ha comenzado la gran fiesta de Dios. Dios nos invita a festejar su amor.
 
¡ CantoUh… Adoramus Te, Domine.
¡ Lectura del Evangelio
(Una vez preparada la «Exposición», se lee pausadamente una adaptación del lavatorio y de la última cena).
 
Lector 1: Aquella tarde los amó como nunca, como nadie los había amados hasta entonces. Los amó hasta el límite, antes de que las paredes del corazón se rompan. Los amó con un corazón poderoso que concentra todo el amor del mundo; los amó a la manera de un Dios locamente apasionado, apasionadamente loco por los hombres. Los amó hasta el fin, hasta el extremo.
 
Lector 2: Tarde de amores: Los amó hasta dar la vida por ellos, pues es el amor más grande. Ellos, sus discípulos, sus amigos. Los amó hasta dejarse comer por ellos, niños de bocas ardientes, como la madre que amamanta a su criatura hasta con la propia sangre: amor sacrificado, vigilante.
 
Lector 3: Los amó como el novio que desea la mujer de sus sueños —amor total, apasionado— y por ella se entrega todo, para que sea «sin mancha ni arruga, ni nada semejante», sino hermosa y resplandeciente. Los amó como el mejor amigo, siempre presente, aún en los momentos difíciles: amor fiel, respetuoso. Los amó sin que lo merecieran, gratuitamente, ofreciendo su perdón —primero y sin poner condiciones— para siempre. Los amó sin límites, un océano de amor inmenso en el que te pierdes.
 
¡ Silencio
¡ Canto: Ubi caritas et amor, ubi caritas, Deus ibi est.
 
 

2                   ESCUCHA: ABRE TUS OÍDOS

 
¡ Monición
En este clima de oración, en el que nuestro corazón se ha abierto al Señor, vamos a escuchar su palabra aplicada a la realidad de nuestro mundo.
 
¡ Titulares
MOVIDA PROMOVIDA
«Yo en cuanto llega el fin de semana me desconecto por las noches. Hay que desintoxicarse del meollo cotidiano y por supuesto eso no se consigue solo, no estaría bien. Yo me monto el rollo nocturno con mi panda de siempre (a veces con fichajes nuevos, por eso de la variedad). Hay que vivir, que son tres días y se supone que nos vemos las caras para el disfrute y para hablar de nuestras historias y eso. Por lo mismo, invadimos disco, pubs y demás inventos de la movida.
Pero nosotros somos gente de paz, ¿eh?; no nos metemos en líos ni en malos rollos de esos. Venimos a lo nuestro, si acaso un punto, aunque hay jornadas especiales. Nos gusta compartir la birra y la burra (por lo del transporte urbano, ¿entiendes?).
Si la pesca es buena completas la jornada, porque aunque para la nostalgia siempre hay tiempo. No corren buenos tiempos para la lírica. Eso ya es privado, que cada cual se lo monte como pueda. Pero vamos a dejar de hablar de amores, que eso es muy íntimo. Cuando la sala aburre y se pone cara la mercancía, la tribu levanta las tiendas y busca lo más nuevo de la urbe, que así no nos repetimos, y damos paso a las generaciones venideras. O sea, es que cada edad tiene su historia, ¿no?».
NACHO
 
OTROS MOVIMIENTOS
«Para mí Jesucristo es el único Señor, el hijo único de Dios. Yo creo que él un día subió a la montaña y nos enseñó diciendo: “Dichosos sois vosotros si os insultan por mi causa”. Yo creo que la víspera de su pasión Jesús dio el pan a su discípulos, diciendo: “Tomad y comed, esto es mi cuerpo”. Y luego tomó el cáliz y dijo: “Tomad y bebed, ésta es mi sangre”. En resumen: Jesucristo es mi Dios, del cual yo proclamo su muerte, celebro su resurrección y espero su venida en la gloria».
JEAN DUTOURD, Escritor.
 
«Yo veo en Jesucristo a uno de los mitos más bellos sobre el hombre, y que yo respeto: aquél que condena las ortodoxias y las herejías, el loco de Dios o de la nada. Veo a aquél que ha querido fundar al hombre sobre el amor, la libertad, la poesía. El mejor, en suma, del surrealismo y del humanismo, tal como yo lo entiendo».
RENÉ ESTIEMBLE, Profesor de la Sorbona.
 
«Hasta los quince años Jesucristo no existía para mí; a los quince años sentí que él era mi refugio para buscar al Señor y yo creí encontrarlo. A los 20 ya no era nada. Más tarde, a los 28, me fui sólo al mar. Jamás Jesucristo me ha abandonado. Él era el único apoyo que no me engañaba jamás. Él me daba fuerza y me ayudaba. Es a través de él que he comprendido que había que amar a todos los hombres, negros, blancos y amarillos, y creo que si él no estuviera a nuestro lado la humanidad andaría a al deriva. Pero, puesto que él está ahí, nos salvaremos».
ALAIN BOMBARD, Biólogo y navegante solitario.
 
¡ Tiempo de oración
¡ Canto: Ven Espíritu de Dios sobre mí, me abro a tu presencia…
¡ Lectura (Jn 6,32-37)
«Os aseguro, no fue Moisés quien os dio pan del cielo; es mi Padre quien os da el verdadero pan del cielo. El pan de Dios es el que baja del cielo y da vida al mundo. Le dijeron: Señor, danos siempre de ese pan. Jesús les contestó: Yo soy el Pan de la Vida. El que viene a mí no volverá a tener hambre; el que cree en mí nunca tendrá sed. Pero os dije que, aunque me habéis visto, no creéis. Los que el Padre me ha confiado acudirán a mí, y al que acuda a mí no lo echaré afuera». Palabra del Señor.
 
¡ Tiempo de oración
¡ Lectura (Gal 5,16-25)
«Os encargo que procedáis según el Espíritu y no ejecutéis los deseos del instinto. Pues el instinto desea contra el Espíritu y el Espíritu contra el instinto; y son tan opuestos que no hacéis lo queréis. Pero si os guía el Espíritu no estáis sometidos a la Ley. Las acciones del instinto son manifiestas: fornicación, indecencia, desenfreno, idolatría, hechicería, enemistades, reyertas, envidia, cólera, ambición, borracheras, comilonas y cosas semejantes. Os prevengo como os previne que quienes practican eso no heredarán el Reino de Dios.
Por el contrario, el fruto del Espíritu es amor, gozo, paz, paciencia, amabilidad, bondad, fidelidad, modestia, dominio propio. Contra eso no hay ley que valga. Los que son de Cristo han crucificado el instinto con sus pasiones y deseos. Si vivimos por el Espíritu, sigamos al Espíritu». Palabra de Dios.
 
¡ Tiempo de oración
¡ CantoNada nos separará, nada nos separará…
¡ Presidente
Nada puede separarnos de Él. Alabemos al Señor con las palabras de los discípulos que, cuando iban de camino, reconocieron a Jesús al partir el pan. Oramos a dos coros:
 
Coro 1: Tú, que has hecho camino con nosotros; tú, que te has acercado a nuestras dudas, a nuestros temores, a nuestros desánimos: ¡quédate con nosotros!
Coro 2: Tú, que nos has abierto la Escritura y con tu palabra y tu presencia has hecho arder nuestro corazón: ¡quédate con nosotros!
Coro 1: Tú, que has aceptado no abandonarnos al declinar el día; tú, que has compartido nuestro techo y has partido para nosotros el pan: ¡quédate con nosotros!
Coro 2: Tú, que nos has devuelto el ánimo y has hecho renacer en nosotros el gozo; tú, que nos envías a anunciar a los que tienen miedo que nos preceder en el camino y nos preparas una mesa: ¡quédate con nosotros!
Todos: Tu cuerpo es el pan que nos congrega; tu sangre es el vino de nuestra fiesta: al reunirnos en tu nombre, tu Eucaristía se convierte para nosotros en esperanza de una vida nueva. ¡Quédate con nosotros!
 
¡ CantoNada te turbe, nada te espante. Quien a Dios…
 
 

3                   ALABANZA Y PETICIÓN: ABRE TUS LABIOS

 
¡ Silencio
Se invita a los que participan a dar gracias al Señor, a que expresen sus sentimientos. A cada expresión de acción de gracias y petición se responde con el canto siguiente.
¡ CantoSeñor, escúchanos; Cristo, óyenos
¡ Padre Nuestro
¡ Oración final (Presidente)
Señor, ven, entra en nuestro corazón, tú que eres el Crucificado, el muerto, el que ama, el veraz, el paciente, el humilde. Tú que asumiste una vida fatigosa en un rincón del mundo, desconocido por los tuyos, poco amado por los amigos, traicionado por ellos, sometido a la ley, a merced de la política desde el primer momento, refugiado cuando niños, hijo de un carpintero, predicador que cosechó fracasos, hombre que amó y no encontró correspondencia, hombre sublime a quien no comprendieron los que le rodeaban, abandonado y caído incluso en el  abandono de Dios. Tú que lo sacrificaste todo, que te encomendaste en las manos de tu Padre, que dijiste: «Padre, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?».
Vamos a recibirte tal y como eres. Queremos hacer de ti la más íntima ley de nuestra vida. Queremos hacer de ti el peso y la fuerza de nuestra vida. Al recibirte a ti, aceptamos nuestra vida diaria tal cual es. No necesitamos contarte sublimes sentimientos de nuestra alma, podemos extender ante ti la vida diaria, la fuerza y tu sentido, la vida diaria y la fuerza para soportarla, la normalidad que se ha convertido en el ocultamiento de tu vida eterna.
 
¡ Despedida (Flp 4,8-9)
«Hermanos, que todo lo que sea verdadero, todo lo respetable, todo lo justo, todo lo limpio, todo lo estimable, todo lo de buena fama, cualquier virtud o mérito que hay, hacedlo vuestro; así el Dios de la paz estará con vosotros».
 
¡ Canto final
Bendigamos al Señor, Dios de toda la creación
por habernos regalado su amor.
Su bondad y su perdón y su gran fidelidad
por los siglos de los siglos durarán.
El Espíritu de Dios hoy está sobre mí.
Él es quien me ha urgido a proclamar
la Buena Noticia a los más pobres,
la gracia de su salvación (bis).
Con la fuerza de su amor y de la resurrección
anunciamos: llega ya la salvación.
Que ni el miedo ni el temor
ni la duda o la opresión
borrarán la paz de nuestro corazón.
 
¡ Bendición
– El Señor os bendiga y os guarde. Amén.
– Haga brillar su rostro sobre vosotros y os conceda su favor. Amén.
– Vuelva su mirada a vosotros y os conceda la paz. Amén.
– El Señor os bendiga…
 
¡ «Refrigerio»