PASANDO LISTA

1 septiembre 2004

Dirigido a: Educadores, profesores, monitores de grupos juveniles, catequistas…
Destinatarios: Jóvenes en colegios, institutos, centros juveniles, grupos de tiempo libre, de catequesis…
Contexto: ¿Cómo poder hacer ameno, divertido y constructivo el tiempo que dedicamos a pasar lista a los alumnos (colegios)? O, también, en grupos “fuera de lo académico” (catequesis, grupos scouts…): ¿cómo iniciar los encuentros eliminando posibles obstáculos: miedo, vergüenza, aburrimiento…, y poder “meter de lleno a los jóvenes en harina”?
Objetivos:    –Calentar “los motores” y los corazones de nuestros jóvenes.
–Que los chavales conozcan a sus compañeros, descubran sus cualidades,sus gustos, sus dificultades.., de manera que puedan tomar parte activa en                           sus vidas.
–Convertir al compañero de clase, de catequesis.., en compañero de camino.
Periodicidad: Todos los días o un día por semana, si se trata de clase; en otros lugares, al comienzo de las reuniones semanales, quincenales…
Duración: 5 minutos al inicio de la clase o del encuentro.
Desarrollo: Cada alumno o cada joven tienen un nombre y unos apellidos. Pues bien, se trataría de que cada uno elija un mensaje corto (no más de cuatro palabras) que sustituya a sus apellidos y que le identifique con respecto al grupo.

  • Estos “apellidos” pueden expresar cualidades que tenga el joven y que quiera compartir con sus compañeros, defectos que necesite ir remediando con la ayuda del grupo, compromisos públicos, peticiones de ayuda, estados de ánimo…
  • De esta manera el profesor, el catequista… al pasar lista se podría encontrar con lo siguiente:
    • Beatriz de los dientes largos.
    • Enrique ni un cigarro más.
    • Carlos necesito aprobar.
    • Ricardo “las mates” no son lo mío.
    • Verónica móvil triste y solitario.
    • Andrés mi tiempo es vuestro.
    • Yolanda de la sonrisa nublada.
    • Roberto del dolor de muelas.
    • Rosa de la ayuda desinteresada.
    • Raúl inglés “nothing de nothing”.
    • Merce no más trapitos…
  • Cada uno deberá escuchar atentamente el nombre y los apellidos de sus compañeros y saber en qué puede consistir su tarea.
    • Ejemplo: Si un joven tiene a su lado a “Roberto dientes largos” sabrá que su cometido consistirá en hacer a su compañero la vida un poco más alegre y divertida (“abrirle el tarro de las sonrisas”). Si escucha “Verónica móvil triste y solitario”, sabrá que a su compañera también le gusta recibir de vez en cuando una llamada, un toque, un mensaje…

Revisión: Cada semana, cada mes o cuando se crea oportuno. En estas sesiones se valorarán los pros y los contras de la experiencia; además también se podrá decidir el cambio de “apellidos.”

 José María Escudero

 

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