Presentamos una actividad para realizar con un equipo de animadores de cualquier centro educativo. El objetivo: reflexionar sobre nuestro «ser, saber y saber hacer» de nuestro trabajo de animación.
Proceso de elaboración del «documento base»
En vez de partir de un documento que nos venga de «fuera», preferimos realizar nosotros mismos el documento base y, a partir de él, que todos los componentes del grupo puedan completarlo añadiendo o suprimiendo ideas. Creemos que es un método más enriquecedor que partir de documentos prefabricados, comunes a todo lugar y a todo equipo de animación.
El proceso para realizarlo: en primer lugar, los coordinadores de formación del equipo de animación se reúnen para diseñar entre ellos un posible diccionario de «palabras clave» en nuestro quehacer de animadores y animadoras. Para ello, empleamos las «grandes y pequeñas» palabras que nosotros continuamente utilizamos. Por «grandes palabras», entendemos las palabras que no deben faltar en ningún equipo de animación; las pequeñas, serían ésas que en nuestro contexto dicen mucho, pero que fuera de él no tienen el mismo significado o ni siquiera significado alguno.
Para realizar el diccionario, partimos de las letras que componen el abecedario del idioma que vamos utilizar. A partir de esas letras, proponemos un grupo de palabras, no definido ni igual para cada una de ellas, según creamos que son claves o importantes. Una vez elegidas las palabras, sugerimos una explicación o varias acepciones, según el juego de cada palabra, con el estilo de un diccionario «de verdad».
Cuando ya disponemos de todas las palabras, las fotocopiamos en forma de cuadernillo al estilo de un diccionario normal. No importa que de alguna letra no surja ninguna palabra o haya desproporción de palabras entre ellas. Todo este trabajo es previo a la reunión de formación del equipo de animación.
Desarrollo de la reunión de formación
Inicialmente, se reparte a cada miembro del equipo el aludido cuadernillo con el título «Pequeño diccionario para grandes animadores y animadoras» (según el caso, se cambiará por profesores/as, catequistas, educadores/as etc).
Transcurrido un tiempo prudencial para lectura y trabajo personal, se pide a cada participante lo siguiente:
¡ Marcar con un asterisco las palabras que no crea esenciales en el estilo propio de animación.
¡ Añadir nuevas acepciones a las palabras que ya están en el diccionario.
¡ Corregir alguna acepción propuesta que se considere incompleta o que no centra lo que nosotros creemos esencial.
¡ Añadir nuevas «palabras clave» a nuestro pequeño diccionario (y, si se está inspirado, escribir la o las explicaciones oportunas).
Tras el trabajo personal, nos reunimos en pequeño grupo o en asamblea, dependiendo del número de participantes del equipo de animación, para tener la puesta en común; de ella saldrán uno o varios diccionarios consensuados que, al final y de estimarse oportuno, se darán a conocer a todos, a grandes rasgos.
Una comisión recogerá todos los pequeños diccionarios que surjan de los pequeños grupos para «editar» una segunda edición aumentada y corregida de nuestro diccionario de animación, y poder volver a él —a principios de curso o al final— como evaluación.
A partir de ese diccionario consensuado se podrían realizar muchas más actividades, como realizar nuevas ediciones, marcar las palabras que más y que menos utilizamos, partir del diccionario para proponer objetivos a largo plazo o más operativos, escoger las diez o doce palabras a tener en cuenta en una actividad, trimestre etc. Todo dependerá de la creatividad y las ganas que tengamos de seguir editando y utilizando nuestro pequeño diccionario para grandes animadores.
XULIO C. IGLESIAS