► La ocasión: A principios de noviembre celebramos las fiestas de Todos los Santos y de los Fieles difuntos. Son dos momentos interesantes para resaltar en toda comunidad creyente.
► La clave: Últimamente en distintos foros, y de muy diversas maneras, se discute sobre la necesidad educativa y religiosa de no ocultar la muerte a los destinatarios más jóvenes. En una sociedad que oculta y no afronta esa realidad, los creyentes debemos decir una palabra sobre esta realidad tan humana. Y por supuesto tiene que ser una palabra (que no muchas) en clave de esperanza.
■ La propuesta: una eucaristía
► Un gesto: Nuestra experiencia de educadores creyentes nos lleva a realizar algún gesto a lo largo del año que manifieste esa realidad y que nos una cada vez más como comunidad creyente esperanzada que, porque pisa tierra, no se esconde ante la vida y la muerte del ser humano.
► La propuesta: Nuestra propuesta es sencilla pero está cargada de humanidad. Consiste en realizar, una vez al año, una celebración eucarística que recuerde a nuestros difuntos.
► Preparación: Para ello, una semana antes de la celebración, pasamos aula por aula para informarnos de todos los difuntos significativos (padres/madres, hermanos o hermanas…) de los componentes de nuestra comunidad educativa. Pedimos que, los que lo deseen, nos digan los nombres de los seres queridos fallecidos, que ya no están con nosotros físicamente.
► Realización: La celebración se realiza dentro del horario escolar y participan todos los que lo desean. Es a media mañana y se invita, informándoles previamente, a las familias de los estudiantes. Tenemos la suerte de que nuestra iglesia parroquial tiene capacidad más que suficiente.
► Celebración: Preside la eucaristía el director titular de la obra salesiana en Ourense. Se cuidan los cantos y algún gesto especial en la eucaristía y, sobre todo, en el momento oportuno, se leen todos los nombres de nuestros difuntos relacionándolos con los miembros de la comunidad educativa.
► Fecha: En nuestro centro educativo “María Auxiliadora” de Ourense, la fecha en que realizamos este gesto no coincide con la fiesta de los Difuntos. Lo realizamos el día en que murió un joven salesiano, Miguel Redondo, compañero y conocido, hoy en día, por la mayoría de la comunidad educativa. Creemos que es una fecha muy significativa para todos nosotros y que puede ayudar a vivir con dignidad esa celebración.
■ Otras propuestas
► En la muerte de un ser querido: También, en paralelo a esta opción, desde hace varios años hemos optado por, cuando muere un ser querido de nuestra comunidad educativa, ofertar, en esa semana o en la siguiente, la posibilidad de tener una celebración eucarística en su memoria pero fuera del horario escolar, en la eucaristía de nuestra parroquia, a las 20’00 horas de la tarde. Lo venimos realizando como opción para seguir los mismos criterios con todos.
► Un folleto como recuerdo: Otro gesto significativo que realizamos hace unos años, con ocasión de la muerte de nuestro amigo y hermano Miguel Redondo. Fue editar un pequeño folleto, síntesis de su vida y de sus palabras. Son anécdotas, reflexiones…, escritas con cariño por niños y niñas de Educación Primaria que lo recordaban como profesor de Religión católica, por animadores y animadoras del centro juvenil que compartieron meses intensos de compañía y buen humor, y hasta por hermanos en la congregación que subrayaban alguna de sus múltiples cualidades. Fue un folleto que se repartió entre toda la comunidad educativa como otro gesto más de esperanza.
► Para vivir con esperanza: Realmente en nuestras comunidades creyentes estamos realizando estos y otros muchos más gestos que nos ayudan a vivir con la muerte y nunca de espaldas a ella…; pero también (y justamente por lo anterior) a vivir con esperanza, con alegría y sobretodo contagiando vida.
Xulio C. Iglesias