¿PERO CONOCEMOS OCCIDENTE?

1 junio 2003

A VUELTAS CON NUESTRA POLÍTICA CONTEMPORÁNEA

Francisco Rodríguez de Coro
 
Francisco Rodríguez de Coro, salesiano, es historiador.
 
Síntesis del artículo:
El autor nos muestra los diversos hilos que a lo largo del siglo XX han ido configurando nuestro Occidente latino y la política contemporánea: el comunismo, el nazismo y fascismo, las grandezas y miserias de las democracias formales, el papel de los papas y de América… Todo ello sobre una base presente desde hace siglos: nuestro ser latino.
 

  1. EL ÚLTIMO 25 DE ABRIL

 
Preparando un trabajo sobre la historia de los Salesianos en Madrid me encontraba en Roma el pasado día 25 de abril, fiesta de la liberación de Italia. Había que parar y salir a dar una vuelta por Villa Borghese.
 
Nací latino y moriré latino.
 
Moría Indro Montanelli y pude atrapar y condensar una mínima gotita de su pensamiento donde decía que los españoles somos todos y cada uno un anárquico.
 
Nací, pues, anárquico y moriré anárquico según don Indro.
 
El pasado 25 de abril –día de la liberación- los romanos vivían la fiesta, eran fiesta en Villa Borguese: marionetas, patines, carruseles, dulces, voces, besos, juegos. Me senté y me quedé quieto sobre un banco y, a la sombra, a mirar. Los rostros de los romanos, aunque reflejaban placidez, transmitían una insondable sabiduría de siglos, fuera cual fuera su papel y su cara y sus expresiones, sudaban una violenta pasión hasta en la más límpida alegría.
 
Siendo yo ajeno al 25 de abril, pero gozando también de él, sin la menor autoridad, me quedaba el derecho de ser espectador, buen espectador, y hacer eso: mirar. Mirar.
 
Unas pandillas de garzones bebían champaña rosado, sentados sobre toallas, con un slogan a color, que decía: “Paz, paz”. Parejas de enamorados aspiraban profundamente unas caladas de cigarro y expelían el humo intencionadamante besándose en la boca. El grito de los pupazzi: “¡Nací romano y moriré romano!”, que caía sobre los mofletudos nenes, sentados sobre sus posaderas en el suelo, me sonaba al ¡No pasarán! de Pasionaria en Madrid en su día. Racimos de familias, ahiladas por las manos, caminaban y se asomaban sobre el Pincio para contemplar Roma, el todo Roma, a vista de pájaro. Sospecho –es una impresión- que ni unos, ni otros, ni otros eran comunistas, ni estrictamente republicanos, ni siquiera socialistas ni democristianos, aunque tengan que votar algo o a alguien. Escrito sea un su honor, no creo que fueran políticos del todo ni con los infinitos gobiernos y ministros a cuestas, tenidos y mantenidos, desde 1945 hasta el día de hoy. Pusieron su fuerza –los viejos y los niños y los mayores y los menores- simplemente en la balanza de la dignidad y la libertad de la gente, que se había logrado en el día de la liberación, allá por los días de la Segunda Guerra Mundial.
 
Me volví y me quedé aún más quieto.
 
Vi semidesnudas, divertidamente provocadoras, cubriéndose el vientre con globos de colores estampados, y Noes a la guerra, a media docena de chicas, pero sus caras, esas caras, eran mucho más inquietantes que lascivas, mucho más desenfadadas y alegres que tentadoras, como si fueran a pasar en un segundo de una dulzura extrema a una arrebatada cólera. Latinas, latinas al fin, anárquicas al fin.
 
La Roma nuestra, don Indro. La Roma suya, don Indro, nació anárquica y morirá anárquica también, y no sólo España, gracias al 25 de abril. Gracias al día de la liberación.
 
3.¿QUIÉN ES LLOPIS?
 
Por los periódicos de estos meses corrió un artículo de Nicolás Redondo Terreros sobre el pragmatismo democrático de nuestros partidos políticos, donde venía a demostrar que las alianzas son inevitables. Don Nicolás junior parecía pedir perdón.
 
Don Nicolás Junior parecía excusarse azorado, como si no fuera viril la alianza.
 
¿Deformación de oficio? El hecho es que el ex secretario del PSOE de Euzkadi titulaba su artículo así: ¿Quién es Llopis?
 
Redondo Terreros, como su padre, tiene cierta cara de llorón. Entiéndame: no de plañidera o de personas dadas a las lágrimas por flaqueza de carácter o de la psique; llanto y mucho, muchísimo, por el sufrimiento de los demás, por las cosas que no han casado en su partido y siguen sin casar, por sus propias contradicciones interiores, por sus amores frustados y despechados.
 
Transcribo sus palabras:
 
– La conversación que relato a continuación –escribe él- ocurrió hace ya algún tiempo. Los protagonistas del diálogo que reproduzco, de quienes no revelaré su nombre ni género, se reconocerán al leer este artículo. Es una breve charla entre un veterano diputado –sentado en el Congreso desde el 77 y cuya actividad política se remontaba a los años 60- y un activo dirigente, impetuoso y joven compañero de tareas legislativas.
Diputado veterano: – Mañana voy a ir a Alicante. Me han invitado a dar una conferencia.
Diputado joven: -¿Sobre qué hablarás?
D.V.: – La conferencia es sobre Llopis.
D.J.: – ¿Y quién es Llopis?
D.V.: – Ya murió. Fue el secretario general anterior a Felipe González –le dijo con resignación, paternalmente.
 
Así es que aquí me tiene a mí, Redondo Terreros, sumándome a la procesión del diputado viejo, cuando uno de tus alumnos o de tus amigos te pregunta: ¿Y quién es Maura? ¿Y quién Canovas? ¿Y quién Práxedes Mateo Sagasta? ¿Y quién don Inda? ¿Y Quién la Biblia en verso?
 
Independientemente de que Terreros señale que en el PSOE siempre han producido tensiones internas las políticas de alianzas, no obstante, al final, la inclinación al pacto ha podido hacer viable la gobernabilidad del país.
 
Sin embargo, lo que a mí me interesa subrayar, es que es una pena que a un país como España – a los demás les pasa algo parecido- habitado por tantas personalidades y ambiciones –Cánovas, Canalejas, Romanones, Maura, Silvelas o Sagastas-, les calcen perfectos ignorantes, que no sepan pastorear ni siquiera a los niños golpeados o podridos por la misma tele que ellos diseñan y pagan. Lo siento.
 
3.LOS KURDOS, ESOS CONVIDADOS DE PIEDRA
 
Pero a la concatenación de malos entendidos con que la actualidad nos atropella tengo que recordar la guerra de Irak. Ya se ha dicho todo sobre ella. Pero yo me veo en la tesitura de reivindicar en los kurdos el lugar común definitorio de tantos pueblos sin sitio, desvalorizados, deshuesados, despreciados y ya casi ininteligibles y carentes de sentido.
 
Entre las propuestas de un Irak nuevo federal la Neeswek, señalaba un Kurdistán occidental, gobernado por el Partido Democrático del Kurdistán y un Kurdistán oriental, gobernado por el partido de la Unión Patriótica del Kurdistán. Veremos.
 
Los veintitantos millones de kurdos esparcidos por Turquía, Siria, Irak o Irán, al inicio de esta guerra, recordaban con muchísima amargura el 16 de marzo de 1988, cuando la aviación de Sadán Hussein bombardeó durante cinco horas la localidad kurda de Halabadja con un cóctel de agentes neurotóxicos que exterminaron a miles de personas.
 
A lo peor desbarro, lector, por sólo apostar por los kurdos sin haberlos tratado. Pero es que esta comunidad ha tenido que pasar por el quirófano de todos los Estados donde le ha tocado vivir para tensarse la piel de su identidad.
 
¡Otra guerra y otra posguerra más! ¡La enésima!
 
Mi atracción por el Kurdistán me la da su aspecto cansado y sucio, muchísimo hastío hasta en su sonrisa, los muchos disgustos, depresiones y ratzzias que parecen haberlo cincelado, una mirada de recelo y desengaño y toda esa ausencia de frescura banal que aporta la juventud occidental, siempre igual a sí misma, tan repetida e ininteresante.
 
Ay, aquella frase de “prefiero un Rolls-Royce viejo que un SEAT 600 nuevo”.
 
Me interesan las pequeñas obstinaciones y los escepticismos de los pueblos sin sitio que como el Kurdistán buscan su oportunidad. Me desazona, me inquieta y hasta me molesta tanta perfección de marketing en Occidente, tanto cutis satinado, tanta ausencia de arrugas, tanta dentadura exacta, tanto cabello en su sitio.
 
Cuántos prototipos de países de diseño.
 
Lo difícil que se está poniendo explicar fuera y dentro de España por qué otros países no terminan de arrancar. Nos puede mucho a todos el arquetipo del tópico. Quizás el día en que historias como la del Kurdistán, o la de, o la de, no sean noticia en América, habremos alcanzado, al fin, la modernidad. Por cierto, qué pasa por el Congo, o por Liberia, o por Costa de Marfil.
 
Bien.
 
4.KINDER, KÜCHE, KIRCHE.
 
En los colegios de los Salesianos de Italia, allá por los años 30 del pasado siglo, no se hablaba de otra cosa. Benito Mussolini, el típico chico de los barrios populares, que se había educado en uno de ellos, llegaba a lo más alto del Estado.
 
Sí que me admitirá Don Bosco, desde la placidez con que ya todo lo contempla, que tampoco era necesario que nos enteráramos que Mussolini fue un buenchico en uno de su scolegios. Lo importante era su talento, sus esfuerzos, su gran capacidad para resolverle la vida a los demás y generar más soluciones que problemas, que a la postre era y es el único sentido social entendible.
 
– Afirmo –dijo il Duce el 2 de junio de 1921– que la tradición latina e imperial de Roma está hoy representada por el catolicismo.
 
Y se zafó de la herencia de la desesperanza y la provocación con el Vaticano desde 1870, reconociendo su soberanía jurídica, pero también con cierto aval al régimen fascista.
 
De todos modos, el clásico alumno de los salesianos, Mussolini, también creció y se desarrolló en una ideología, la fascista, como Sandro Pertini, también alumno de los salesianos, en otra, la socialista. La vida.
 
Benito se hizo duro, perfeccionsita y fanático, pero esa dureza insensible y berroqueña, parecía ocultar con su terquedad de mula debilidades o temores que le asustaban a sí mismo.
 
– Todo en el Estado –chilló mortificante-. Nada fuera del Estado.
 
A su asa, su amigo Hitler redondeaba:
 
– Es más fácil ver a un camello pasar por el ojo de una aguja que descubrir un gran hombre por medio de la elección.
 
Ya posados los dos en la alta madrugada del siglo XX y vulgarizados por las conclusiones racistas desvalorizaron a la mujer (Kinder, Küche, Kirche; niños, cocina, iglesia), desconfiaron de la razón, exaltaron al jefe carismático, y la superioridad de la raza aria o italiana, y catapultaron al estrellato la dicotomía hombres superiores-inferiores, resumida por Ebenstein:
 
– En el código fascista los hombres son superiores a las mujeres, los soldados a los civiles, los miembros del partido a los que no lo son, la propia nación a las demás, los fuertes a los débiles, y los vencedores en la guerra a los vencidos.
 
La verdad, fueron más sentimentales sus válvulas metálicas que su propio corazón. Recortados los dos, con mirada y mandíbula de acero, nunca supieron palpitar con la suave cadencia de la compasión hacia sus semejantes. Si les hubieran dejado, por fusilar, por fusilar, quizás huibieran fusilado a sus propios amores, después de haber gaseado a “todos los judíos”, a todos los polacos y a todos los católicos y protestantes de Alemania, Austria-Hungría y a quién sabe a quién para después de la Segunda Guerra Mundial de haber vencido.
 
5.LLAMAZARES Y EL PAPA
 
Antonio Mingote cumple en estos días 50 años llenando un periódico con su talento e ingenio. A día de hoy, el real académico ha sembrado 18.205 sonrisas y también lágrimas emocionantes en 18.205 días.
 
Ternura, síntesis, claridad, talento, trazo, oportunidad, humor y sensibilidad son algunas de sus señas de identidad.
 
Era inevitable que pensador/sentidor tan original le tomara las medidas a Llamazares, hombre con recovecos y astucias femeninas y que le delatara con inteligencia enganchando en la hoz y el martillo la Gran Cruz de Isabel la Católica como condecoración a JuanPablo II.
 
Y ahora si me permites perder tu tiempo en un minuto funeral recuerda esos últimos 100 años de pelea, muy nuestros, en que se enfrentó al materialismo con la trascendencia sobre todo en Rusia y después en la constitución del desaparecido Estado Soviético.
 
Ahora, docenas y docenas de países están encuclillados en la puerta de su casa esperando más que rencorosos, esperanzados, ver pasar los cadáveres de sus enemigos, que si Letonia, que si Lituania, que si Estonia, que si Ucrania, que si Rumanía, que si Bulgaria, que si Georgia, que si Armenia, que si…
 
Todos han devuelto el salvoconducto comunista/socialista y hasta se han hecho demócratas y han solicitado firmar la Carta de Roma y entrar por la puerta grande de la Comunidad Europea y nos han vuelto a hacer reír/llorar cuando con sus vocecitas desarticuladas todavía y como quien no quiere la cosa han dejado primero en silencio y luego balbucientes a secretarios generales de las Naciones Unidas o de la Nato o de la OTAN.
 
En nombre de los 80 millones de víctimas del comunismo, en nombre de tantos países libres que fueron agraviados, no nos cambiéis nunca, que si os hemos acompañado mansamente en nuestra posguerra –yo soy niño de posguerra- y nuestros padres y abuelos hasta cruentamente en nuestra incivil guerra civil hasta aquí, será porque nos gustáis así, libres, y ya no sabríamos hacer el resto del camino, o de la construcción de un nuevo orden internacional sin vosotros.
 
6.VIVIMOS RODEADOS DE VOLCANES       
 
Conozco, al menos, al menos, tres agencias ligadas a compañías aseguradoras londinenses que hicieron su agosto en los años 60 y 70 del ya pasado siglo XX expendiendo pólizas de secuestro entre financieros y empresarios durante el auge de las guerrillas latinoamericanas. Negocios/business, business.
 
Crearon filiales muy reservadas que aconsejaban cómo prevenir los secuestros y cómo comportarse durante ellos, al mismo tiempo que se encargaban de los contactos y del pago del rescate. Negocios/business, al fin.
 
Escrito sea en su descargo, fue claro que una de estas empresas solucionó naturalmente sus problemas económicos, y siendo sus actividades ilegales, dejaron como siempre turbulencias en las aguas tras de sí y las más disparatadas pistas falsas.
 
Nos las creamos solas.
 
Sabemos, sabemos, muy bien de las rivalidades nacionalistas, militaristas y diplomáticas de la Primera Guerra Mundial (1914-1918) en la que participaron 60 millones de combatientes y murieron 8 millones. Conocemos muy bien las repercusiones demográficas de la Segunda Guerra Mundial –60 millones de muertos. Y las repercusiones territoriales y económicas. ¿Cómo desovillar aquellas madejas del todo hoy?
 
Negocios/business.
 
Vivimos rodeados de volcanes.
 
Todos sabemos lo que se especuló a cuenta del secuestro de Emiliano Revilla y los estrambóticos runrunes a cuenta de la pobre muchacha Anabel Segura.
 
Leí en su día la peripecia de la guerrillera argentina Marta Bazán. La Bazán fue “chupada” por la Marina, salvajemente torturada en la Escuela de Mecánica de la Armada, y “dada la vuelta” personalmente por el teniente de navío Acosta, alias el Tigre. La guerrillera llegó a denunciar a su propios padres y delató a su mismísimo marido. El Tigre la sacaba a almorzar, cenar y a pasear por Buenos Aires y la convirtió en su amante. Restablecida la democracia y las garantías judiciales en Argentina, Acosta se refugió en Sudáfrica. Marta Bazán le siguió voluntariamente. ¿Destrucción de la personalidad, pérdida de la utoestima? ¿El síndrome de Estocolmo?
 
Ni la historia ni la ciencia política pueden ignorar los diagnósticos de psicólogos y psiquiatras sobre los hechos que configuran hoy la sociedad moderna, porque ya no se trata sólo de negocios, aunque también, sino de síndromes, de enfermedades personales y colectivas y hasta de perversiones.
 
7. BIEN POR JUAN PABLO II Y BIEN POR PÍO XII
 
Cayeron los muros de Berlín y Europa recuperó la libertad.
 
El ejemplo y la voz del Papa Wojtyla derrumbaron los sistemas comunistas. Sus armas no fueron otras que los dardos de sus palabras. Y lo asesinaron. Que Juan Pablo II alcance hoy los 83 años es su primer milagro.
 
Todavía el pasado 16 de marzo advertía de las tremendas consecuencias de una guerra contra Irak. Manifestó con ardor que pertenecía “a la generación que ha sobrevivido a la Segunda Guerra Mundial. Por eso tengo el deber de decir a los jóvenes ya quienes no han tenido esta experiencia: “¡Nunca más la guerra!”, como dijo Pablo VI en su primera visita a Naciones Unidas. Sabemos bien que no es posible la paz a cualquier precio. Pero decidir la guerra significa asumir una responsabilidad enorme”.
 
Nadie pone en duda, pese a El Vicario y a otras informaciones interesadas la eficacia de la ayuda de los organismos vaticanos a favor de los prisioneros y de sus familiares con Benedicto XV, Pío XI y Pío XII.
 
Así, por disposición de este último, Radio Vaticana se puso al servicio de los prisioneros transmitiendo a sus familiares y viceversa 1.400.000 mensajes, con un total de cerca de 13.000 horas de transmisión. La Oficina Vaticana de Información llegó a tener 8000 empleados. Llegaron más de 10 millones de cartas pidiendo noticias sobre dispersos, prófugos, desaparecidos y deportados y se enviaron más de 11 millones de mensajes. Caramba, caramba con los silencios de Pío XII.
 
Pues lo mismo puede decirse de sus ayudas económicas, de la asistencia religiosa, distribución de víveres, ropas y medicinas enviadas a los campos de prisioneros y a todas las poblaciones necesitadas sin distinción de religión, de Italia, Francia, Bélgica, Holanda, Grecia, Noruega, Finlandia y países de África y Asia. Ay, ay, esos silencios de Pío XII.
 
Está suficientemente documentada la colaboración de las diversas instituciones religiosas a favor de los judíos perseguidos, su acogida y su posible traslado. Todos sabemos de la lista de Schindler, que llevó a salvar mil y pico de las garras nazis, gracias a la película de Spielberg. Mucho menos sabemos de la lista de Cicognani, que gracias al trabajo de su nunciatura en Madrid, logró que decenas de millares de judíos franceses y de otras nacionalidades lograran atravesar España entera camino del Norte de África para ponerse a salvo. En la Conferencia de Yalta, celebrada en 1945 entre las potencia salidas vencedoras, preguntaba Stalin a Roosevelt por las divisiones con que contaba el Vaticano para imponer sus criterios políticos a los triunfadores de la Segunda Guerra Mundial. Años más tarde, al conocer Pío XII la muerte del líder soviético, exclamaría: “Ahora que ha muerto podrá saber Stalin cuántas divisiones tenemos allá arriba”.
 
8. NUESTA POLÍTICA AGOTADA DE CADA DÍA
 
Afortunadamente para nada se advierten en nuestras generaciones del bienestar los síntomas de la frustración, del fracaso de la guerra, y es una alegría ver a los romanos en Villa Borghese tan enteros y lúcidos, celebrando la liberación sin saber muy bien de qué fueron liberados. Me tomo la molestia de señalar que de los nazis, y precisamente por los americanos.
 
Para los que se ponen nerviosos porque no casen dos y dos en cuatro y no se acople su geometría, cartesiana o escolástica, con la imaginación de la realidad conviene recordarles las infinitas variables que surcan la vida de los hombres.
 
A la sociedad agraria del siglo XIX, comida por las inevitables infamias propias de una sociedad cerrada, casi de patio de vecindad, no exenta de envidias, rencores y presuntos agravios, que suscitaban los patriarcas de las familias, se ha sucedido una sociedad urbana plural, con operaciones económicas impecables y a todas luces favorables para los amos del negocio/business, hasta después de su ejercicio con contratos blindados.
 
La democracia es incómoda y exige del ciudadano ya algo más que una fe de carbonero en la sigla de sus amores.
 
No hace mucho, creo que fue Ferrand, a propósito de las elecciones del 25-M quien decía:
 
– La partitocracia, esa enfermedad que carcome las patas de la democracia verdadera, tiene su liturgia y cada formación saca en procesión a los santos de su devoción sin reparar con quién o quiénes habrá de vérselas.
 
Hay, pues, que seguir ahondando en las liturgias políticas.
 
Basta ya de candidatos robotizados, obedientes y sin ideas, de gran comodidad para los partidos. Basta ya de votar listas cerradas y bloqueadas al talento, a la imaginación, a la experiencia.
 
A veces nuestras políticas parecen algo más cercano al espiritismo que a la realidad. De ahí los grandes desencantos.
 
Charlaba yo hace poco con Fernández Albaladejo, catedrático de Contemporánea en la Autónoma, en un Tete a tete nocturno en el Portalón de Vitoria:
 
– Tenemos que volver a Salamanca. Hay que volver a Salamanca. Habrá que recrear Salamanca- dijo.
 
Por mi parte, conste en acta, no me avergüenzo de haber estudiado allí. Hay que volver a las salamancas como hogar intelectual y vital. Hay que crear lugares idóneos de ciencia y comportamiento que consoliden ya lo mucho conseguido. De no ser así las cosas padeceremos la doble ignominia permanentemente secuestrados en una pequeña o grande ciudad murmuradora como Madrid, Roma o Berlín, rodeados de volcanes. Es una metáfora.
 
Occidente es un cheque en blanco. No tiene ningún sentido que, habiéndonos tomado todos tantas molestias e incluso luchas y sufrimientos por retenerlo, lo perdamos sin cobrarlo por desconocer su trayecto –que subyace en nosotros- y en apostar por sus raíces.
 
Del síndrome que tiene que volver Occidente es del de América; de lo que se musita contra ella por ignorancia o por maledicencia, y eso sólo se logrará –lo sé- si caen sus captores o al menos se esclarecen en parte los misteriosos poderes económicos internacionales-.
 
Al final habrá que preguntar a cada cual de quién recibe la nómina mensual y después a Salamanca, a Salamanca.
 
Francisco Rodríguez de Coro