Poemas para una globalización solidaria

1 julio 2004

Blanca Encinas
 
Ante los riesgos de una globalización de injusticia y desigualdades flagrantes, ofrezco un breve conjunto de poemas en pro de una globalización solidaria. Pueden simplemente leerse; pero también aprenderse, recitarlos, reflexionarlos y compartirlos. Pueden servir para todos los que buscan una mayor sensibilización personal y social por la causa de los otros, especialmente por la causa de los pobres y del Reino.
 
Después de algunos de ellos incluyo un par de anotaciones para la reflexión. En general, para todos ellos se puede seguir la siguiente orientación pedagógica:

  • – Leer el poema individualmente, desde dentro, interiorizarlo; ver qué evoca en nosotros, dar nombre a los sentimientos que nos provoca, revivir experiencias y realidades que nos recuerda.
  • – A partir de estos sentimientos y realidades evocadas, centrarse en uno mismo: ¿qué me dice el poema? ¿qué me descubre? ¿qué me sugiere? ¿hacia dónde me hace mirar?
  • – Mirar a la vida; concretar algún aspecto que tendríamos que cambiar en nosotros mismos, algún compromiso que tendríamos que asumir en relación a los otros.
  • – Leer el poema desde la clave de la globalización: aplicarlo a la situación de un mundo globalizado.
  • – Centrarse en algún verso, recrearlo, hacerlo objeto de oración.
  • – Proclamar alguno de estos textos dentro de un encuentro de reflexión, de oración o celebración.

 
Ábreme, hermano
 
He golpeado a tu puerta.
He llamado a tu corazón.
para tener un lecho,
para tener un poco de fuego
para calentarme:
ábreme, hermano.
¿Por qué me preguntas
si soy de África,
si soy de América,
si soy de Asia,
si soy europeo?
Ábreme, hermano.
No soy un negro,
ni un piel roja,
ni un oriental,
ni un blanco,
sino sólo un hombre;
ábreme, hermano.
Ábreme la puerta,
ábreme el corazón,
porque soy un hombre,
el hombre de todos los tiempos,
el hombre de todos los cielos.
Un hombre como tú.
RENÉ PHILOMBE, poeta camerunés
 
Somos todos de consuno,
y en la piña que formamos
yo soy nos-otros, no-uno.
MIGUEL DE UNAMUNO
 
Tú eres
 
Señor, Tú eres:
El Hambre que debe ser saciado,
la Sed que debe ser apagada,
el Desnudo que debe ser vestido,
el Sin techo que debe ser hospedado,
el Enfermo que debe ser curado,
el Abandonado que debe ser amado,
el No aceptado que debe ser recibido,
el Leproso que debe ser lavado,
el Mendigo que debe ser socorrido,
el Borracho que debe ser escuchado,
el Loco que debe ser protegido,
el Insignificante que debe ser abrazado,
el Ciego que debe ser acompañado,
el Sin voz que necesita que alguien hable con él,
el Cojo que necesita que alguien camine por él,
el Drogado al que debe ofrecerse amistad,
la Prostituta que debe ser reconducida al camino recto,
el Anciano que debe ser servido

M.TERESA DE CALCUTA

 

  • Releer Mt 25 y preguntarse: ¿cuándo te vimos hambriento, desnudo, en la cárcel…?
  • Leer despacio el poema de la Madre Teresa de Calcuta y llegar a algún compromiso personal.

 
Cuando venga Dios
 
No tenemos en nuestras manos
las soluciones para los problemas del mundo,
pero, frente a los problemas del mundo,
tenemos nuestras manos.
Cuando el Dios de la historia venga,
nos mirará las manos.
MAMERTO MENAPACE
 
Hermanos
 
Caminan a mi lado muchos hombres.
No los conozco.
Me son extraños.
Pero a ti, que te encuentras allá lejos,
más allá de las sabanas y las islas,
como a un hermano te hablo.
Si es tuya mi noche,
si lloran tus ojos tu llanto,
si nuestros gritos son iguales,
como a un hermano te hablo.
Aunque nuestras palabras sean distintas,
y tu negro y yo blanco,
si tenemos semejantes las heridas,
como a un hermano te hablo.
Por encima de todas las fronteras,
por encima de muros y vallados,
si nuestros sueños son iguales,
como a un hermano te hablo.
Común tenemos la patria,
común la lucha, ambos,
mi mano te doy,
como a un hermano te hablo.
CELSO EMILIO FERREIRO
 

  • Como a mi hermano… ¿Quién es, para mí, el otro? ¿un extraño?, ¿un desconocido?, ¿un hermano?
  • ¿Cómo destruir los muros, las vallas, las fronteras que me/nos separan de los otros)

 
De lo que llaman los hombres
virtud, justicia y bondad,
una mitad es envidia,
y la otra no es caridad.
ANTONIO MACHADO
 
A los derechos del hombre
 
Por ti la luz del hombre es más amada
y la sombra, por ti, más escondida.
por ti altas cumbres puede ser la vida
y la muerte por ti ser enterrada.
 
Por ti la noble mano encadenada
puede ser justamente desceñida.
Y por ti en la mañana conseguida
puede la libertad ser libertada.
 
No más, por ti, las nieblas, el espanto.
No más, por ti, la angustia, el duelo, el llanto.
No más, por ti, la sorda y triste guerra.
 
Sí, por ti, el despertar de la armonía.
Sí, por ti, el sueño humano en pleno día.
La paz, por ti, la paz sobre la tierra.
RAFAEL ALBERTI

  • Releer la Declaración de los Derechos Humanos: ¿qué supone en el mundo el reconocimiento de los derechos de todos?
  • Por ti, la paz sobre la tierra: Si no hay paz, ¿hay reconocimiento y respeto de los derechos?

 
La Tierra
 
Un mundo como un árbol desgajado.
Una generación desarraigada.
Unos hombres sin más destino que
apuntalar las ruinas. Rompe el mar
en el mar, como un himen inmenso,
mecen los árboles el silencio verde,
las estrellas crepitan, yo las oigo.
Sólo el hombre está solo. Es que se sabe
vivo y mortal. Es que se siente huir
-ese río del tiempo hacia la muerte-.
Es que quiere quedar. Seguir siguiendo
subir, a contramuerte, hasta lo eterno.
Le da miedo mirar. Cierra los ojos
para dormir el sueño de los vivos.
BLAS DE OTERO


Los nadies
 
Sueñan las pulgas con comprarse un perro
y sueñan los nadies con salir de pobres,
que algún mágico día llueva de pronto la buena suerte;
pero la buena suerte no llueve ayer, ni hoy, ni mañana, ni nunca,
ni en llovizna cae del cielo la buena suerte,
por muicho que los nadies la llamen
y aunque les piqyue la mano izquierda,
o se levanten con el pie derecho,
o empiecen el año cambiando de escoba.
Los nadies: los hijos de nadie, los dueños de nada.
Los nadies: los ningunos, los ninguneados,
corriendo la liebre, muriendo la vida, jodidos, rejodidos:
Que no son, aunque sean.
Que no hablan idiomas, sino dialectos.
Que no profesan religiones, sino supersticiones.
Que no hacen arte, sino artesanía.
Que no practican cultura, sino folclore.
Que no son seres humanos, sino recursos humanos.
Que no tienen cara, sino brazos.
Que no tienen nombre, sino número.
Que no figuran en la historia universal,
sino en la crónica roja de la prensa local.
Los nadies que cuestan menos que la bala que mata.
EDUARDO GALEANO
 

  • Nadies, ningunos, ninguneados… ¿quiénes son? ¿cuáles son sus sueños?, ¿sus esperanzas?, ¿sus derechos?
  • Analizar y reflexionar: que no son seres humanos, sino recursos humanos, que no tienen nombre, sino número. ¿Por qué lo dice el poeta? ¿de quién lo dice? ¿qué denuncia? ¿qué nos sugiere?

 
 Hijos de la tierra
 
Parece como si el mundo caminase de espaldas
hacia la noche enorme de los acantilados.
Que un hombre, a hombros del miedo, trepase por las faldas
hirsutas de la muerte, con los ojos cerrados…
Parece como si el mundo me mirase a los ojos,
que quisiera decirme no sé que, de rodillas;
alza al cielo las manos, me da a oler sus manojos
de muertos, entre gritos y un trepidar de astillas…
Parece como si el mundo se acabase, se hundiera.
Parece como si Dios, con los ojos abiertos,
a los hijos del hombre los ojos les comiera.
No le bastan –parece- los ojos de los muertos).
BLAS DE OTERO
 
En nombre de todos
 
Por las tierras invadidas,
Por los pueblos conquistados,
Por la gente sometida,
Por los hombres explotados,
Por las muertes en la hoguera,
Por el justo ajusticiado,
Por el héroe asesinado,
Por los fuegos apagados,
Yo te nombro, libertad.
PAUL ELUARD
 
Cantidad de mundos
 
La cantidad de mundos
que con los ojos abres,
que cierras con los brazos.
 
La cantidad de mundos
que con los ojos cierras,
que con los brazos abres.
 
La cantidad de mundos
que con el cuerpo abres
inunda las ciudades.
 
La cantidad de cosas
que con el cuerpo quemas
hacen de mí la hoguera.
MIGUEL HERNÁNDEZ


Hospitalidad
 
En cualquier tiempo y en cualquier terreno
siempre hay un hombre que
anda tan vagabundo como el humo,
bienhechor, malhechor,
bautizado con la agria
leche de nuestras leyes. Y él encuentra
su salvación en
la hospitalidad.
CLAUDIO RODRÍGUEZ


Aren en paz
 
Pensé poner mi corazón, con una cienta
morada, encima de la monatña más alta del mundo,
para que, al levantar la frente al cielo, los hombres
viesen su dolor hecho carne, humanado.
Pensé mutilarme ambas manos, desmantelarme
yo mismo mis dos manos, y asentarlas
sobre la losa de una casa en ruinas:
así orarían por los desolados.
Después como un cadáver puesto en pie
de guerra, clamaría por los campos
la paz del hombre, el hambre de dios vivo,
la represada sed de libertad.
Noches y días suben a mis labios
-ellos, en son de sol; ellas, de blanco-,
detrás acude la esperanza con
una cinta amarilla entre las manos.
Miradme bien, y ved que estoy dispuesto
para la muerte. Queden estos hombres.
Asome el sol. Desnazca sobre el mundo
la noche. Echadme tierra. Arad en paz.
BLAS DE OTERO
 

  • Qué situación evoca el poeta? ¿Qué sentimientos y deseos expresa? ¿Podemos leer hoy el poema desde la clave de la globalización?
  • Analizar y reflexionar: Desnazca sobre el mundo la noche… Arad en paz. ¿Qué significan estos últimos versos en el contexto de todo el poema? ¿Qué nos sugieren?