Presionados, oprimidos y presos

1 noviembre 2000

¡ Origen y sentido
Esta imagen de Cuzco ilustraba un artículo de J.A. Jáuregui en el que reivindicaba que «hay oraciones laicas, como la letanía de Madariaga para el «Día de los Derechos Humanos», que deberían rezarse a menudo, para que se inculcasen en el corazón y en la mente de tantos seres humanos principios tan indiscutibles como despreciados» («ABC», 6.2.2000). Véase el texto de esa letanía en este mismo número de CUADERNO JOVEN (p. 6). Véase también el texto «No me llaméis extranjera» (p. 7). Los tres pueden servir como documentos para trabajar con ocasión del «Día de los Derechos Humanos», que se celebra el 10 de diciembre.
 
¡ Para comenzar

  1. Aquí nos centramos en la imagen, es compleja, lo que puede dar mucho juego, y a la vez es sugerente. ¿Qué nos sugiere a cada uno? ¿De qué se trata? ¿Qué refleja?
  2. Seguir a partir de lo que salga en una doble dirección: personal (lo que pasa a cada uno) y social (lo que pasa a los demás, ya sea a los demás cercanos —jóvenes por ejemplo— o a los demás más lejanos pero dolorosamente víctimas de la injusticia de los derechos humanos conculados).
  3. Leer la realidad tanto personal como grupal o social a partir de los elementos simbólicos que aparecen en la imagen. Para ello, realizar lo que se dice en las siguientes pautas, derivándolas también hacia una de las direcciones señaladas anteriormente.

 
¡ Para profundizar y aterrizar

  1. La red, jaula, barrotes, aparentemente débiles, son seguros y sobre todo eficaces: el personaje de la imagen está preso (encerrado), sin posibilidad de escapatoria.

ú ¿Cuáles son nuestras barreras? ¿Quién nos las pone? ¿Qué hace que se mantengan? ¿Por qué no somos capaces de romperlas?

  1. El personaje tiene cierta movilidad (tiene los brazos fuera): no está atado, pero está presionado y oprimido.

ú ¿Cuáles son nuestras opresiones? ¿Cuáles son las presiones que nos impiden ser libres, ser personas auténticas? ¿Quiénes o qué nos las producen? ¿De qué aparente libertad gozamos que no nos lleva a ser libres de verdad?

  1. El personaje puede oír (quizás lo que otros quieren que oiga) pero un barrote le atraviesa ojos y labios.

ú ¿Qué o quién no nos deja ver la realidad? ¿Qué o quién nos impide hablar, expresarnos…? ¿Quién y cómo nos dice lo que tenemos que oír?

  1. Al personaje sólo se le ve medio cuerpo: además de no poder salir, no puede desplazarse. Así, se confirma lo que hacemos los humanos: para controlar a los disidentes o a los que piensan de forma diferente se comienza reduciéndoles el espacio e impidiendo su movilidad.

ú ¿En qué lugares nos movemos con aparente libertad cuando en realidad estamos recorriendo caminos que otros marcan? Y sin embargo, ¿cómo podemos ser y sentirnos libres a pesar de las opresiones físicas o psíquicas de los demás?

  1. El personaje tiene un lapicero en la mano: aunque presos, podemos hacer algo.

ú ¿Qué y cómo hacer desde las situaciones de opresión? Si para nosotros no es fácil, ¿qué sucede cuando las opresiones son institucionales y colectivas?

  1. Todo el conjunto forma una estructura aparentemente débil pero muy estable.

ú ¿Qué estructuras (mentales o físicas) nos esclavizan en vez de liberarnos? ¿Cómo lo hacen? Concretamos: diversión, drogas, estudios, trabajo, sectas, religiones, dinero, sexo, apariencia… Ojo, hay otras: pobreza, incultura…

  1. Una paloma es portadora de un mensaje del personaje: él lo ha escrito (lapicero), él lo envía (mano al aire)…

ú Concretar nuestro mensaje de denuncia, pero aportando en él las líneas de solución. El mensaje también puede ser de petición de ayuda: buscar noticias en los periódicos o en organizaciones como Amnistía Internacional, Manos Unidas, Intermón… que sean «eticiones de ayuda». ¿Qué podemos hacer aquí y ahora? Y una última cuestión: ¿Y si nosotros somos los que oprimimos? Concretar a quién, cómo y por qué.
 
 

HERMINIO OTERO