Propósitos

4 diciembre 2019

Comienza el Adviento, termina un año, y comienza otro. El ritmo del tiempo, aunque sea cíclico, nos ayuda a buscar la manera de crecer y mejorar. Es muy común hacernos propósitos que buscan ayudarnos a lograr una mejor versión de nosotros mismos.
Un propósito según la RAE, viene del latín proposĭtum, y en sus dos primeras acepciones significa “1. m. Ánimo o intención de hacer o de no hacer algo. 2. m. Objetivo que se pretende conseguir.” Aunque a veces se queden en papeles escritos y guardados en un cajón o simplemente intenciones, no dejan de ser evidencias de nuestros intentos por mejorar. Por eso, los cumplamos o no, no debemos dejar de escribirlos y ponernos manos a la obra cuando el tiempo cambia para poder buscar nuestro mejor yo.
Para este último mes del año os traemos unos propósitos muy especiales para que nos inspiren en el desarrollo de los nuestros: los que se hizo Don Bosco cuando se ordenó sacerdote.
Corría el año 1841, concretamente el 5 de junio cuando se ordenó Don Bosco y en el retiro previo a la ordenación se hizo 9 propósitos[1] que vamos a analizar y traducir a nuestros propios propósitos para este Adviento y Navidad.

  1. No haré paseos, sino por necesidad grave: visitas a enfermos…
  • Quizá nos suene raro este joven Don Bosco diciendo que no iba a salir a hacer paseos, especialmente porque después será uno de los recursos para hacer el tiempo libre más educativo con los famosos paseos de otoño. Sin embargo, el acento está en que muchos sacerdotes de su época se dedicaban a pasearse y estar ociosos y él quería dedicar todo su tiempo a los demás.
  • ¿Qué propósito nos podemos poner? Analiza para qué sales, cómo es tu ocio, a qué dedicas tus momentos de relax…
  1. Ocuparé rigurosamente bien el tiempo.
  • Don Bosco era un “retalero” del tiempo. Aprovechaba bien lo que hacía, con una sencilla máxima: “haz lo que haces”. Eso del mindfulness que está tan de moda ahora, Don Bosco lo tenía claro. La multitarea no funciona, hay que focalizarse para poder lograr objetivos.
  • ¿Qué propósito nos podemos poner? Analiza tu tiempo de aprovechar en tus tareas cotidianas… ¿Cuántos distractores o secuestradores de tiempo como el móvil, las redes sociales, los pensamientos recurrentes no te dejan rendir? Aquí hay un buen filón para mejorar.
  1. Padecer, trabajar, humillarme en todo y siempre, cuando se trate de salvar almas.
  • Lo importante son las personas, Don Bosco lo tuvo claro desde el comienzo. Todo por ofrecer una salida a sus jóvenes y a todas las personas que tuvieron contacto con él. No le importó agacharse y ser capaz, de con su carácter fuerte y recio, humillarse por los jóvenes.
  • ¿Qué propósito nos podemos poner? Analiza tus compromisos, cómo los vives, en tu día a día… ¿Eres capaz de pedir perdón? ¿Agradeces lo que hacen por ti? ¿Eres capaz de agachar la cabeza y ceder en el “toma y daca” del día a día?
  1. La caridad y la dulzura de San Francisco de Sales serán mi norma.
  • Don Bosco tenía mucho temperamento. Él sabía que, si se dejaba llevar, la mala gestión de sus emociones le podría alejar del modelo de persona que quería ser. Era impulsivo y voluntarioso y la calma y la paciencia era lo que necesitaba para educar. Por eso buscó un modelo de mansedumbre y dulzura, San Francisco de Sales.
  • ¿Qué propósito nos podemos poner? Analiza cómo son tus relaciones con los demás, tu tono general emocional, si estás criticando o eres capaz de buscar lo mejor de los demás… Aquí hay mucho camino para crecer.
  1. Siempre estaré contento de la comida que se me presente, con tal de que no sea nociva para la salud.
  • Quizá este sea uno de los propósitos más sorprendentes, sobre todo si pensamos en el contexto de una ordenación sacerdotal. No quejarse de la comida (y además está redactado en positivo). No quejarse de lo que tengas, de lo que vives. Una persona que salió de la pobreza, como Don Bosco, no quería darse a una vida regalada y hasta el punto de agradecer todo lo que le era dado, incluso la comida, quiso regular sus propósitos.
  • ¿Qué propósito nos podemos poner? ¿Cómo es tu relación con la comida, la bebida? En tiempos de Don Bosco no había la misma conciencia ecológica que ahora tenemos. Pero nuestro paso por el planeta nos debe hacer pensar incluso en lo que comemos y cómo se obtiene. Y lo más importante: agradecer siempre lo que podemos comer.
  1. Beberé vino aguado y solo como medicina, es decir, cuando lo reclame la salud.
  • La bebida era uno de los males de esta temprana revolución industrial que le tocó vivir a Don Bosco, por eso cuidarse de ella, y poner coto y límite a la bebida era una muestra de austeridad y de búsqueda de hacer el bien a los demás.
  • ¿Qué propósito nos podemos poner? Quizá en nuestro ambiente la bebida sea algo muy social. Si eres joven quizá te darás cuenta de que es casi un peaje que hay que pagar para salir de noche. Analiza cómo puedes mejorar en este aspecto.
  1. El trabajo es un arma poderosa contra los enemigos del alma; por ello no daré al cuerpo más de cinco horas de sueño cada noche. Durante el día, especialmente después de la comida, no tomaré ningún descanso. Haré alguna excepción en caso de enfermedad.
  • Don Bosco tenía claro que el ocio es el padre de todo desorden y eso que se aplicó a él mismo, lo llevó a cabo con los alumnos a los que no dejaba nunca ociosos.
  • ¿Qué propósito nos podemos poner? De nuevo un propósito sobre el aprovechamiento del tiempo y el trabajo. ¿Qué podemos hacer para mejorar en este aspecto? Analiza a qué dedicas tu tiempo a lo largo del día.
  1. Destinaré cada día algún tiempo a la meditación y a la lectura espiritual. Durante el día haré una breve visita, o al menos alguna oración al Santísimo Sacramento. Tendré un cuarto de hora, al menos de preparación y otro cuarto de hora de acción de gracias al celebrar la santa misa.
  • Este propósito resume concisamente la vida espiritual. Don Bosco hacía del trabajo una espiritualidad por eso se daba cuenta de que, para sostener y dar intencionalidad pastoral a su trabajo, necesitaba tener elementos sencillos pero constantes en su vida espiritual que le ayudaran a mejorar su relación con Dios a través de la acción. Era un contemplativo en la acción, pero también tenía sus momentos explícitos de encuentro con Dios.
  • ¿Qué propósito nos podemos poner? Analiza tu vida espiritual y tu relación con Dios, repasa cuáles son los momentos en los que ofreces tu jornada y cómo preparas la Eucaristía, tu formación religiosa, tus lecturas…
  1. No conversaré con mujeres, fuera del caso de oírlas en confesión u otra necesidad espiritual.
  • Para Don Bosco la castidad, la claridad en las relaciones y la intencionalidad pastoral de todo lo que se hacía era algo fundamental. Puede que este sea el propósito más anacrónico de todos desde nuestro punto de vista. Pero el espíritu de este propósito es que todas las relaciones tengan como fin el crecimiento personal y espiritual de las personas, no usarlas como medio porque son fin en sí mismas.
  • ¿Qué propósito podemos ponernos? Analiza las relaciones que tienes con las personas de las que te rodeas… ¿Las respetas en su mismidad irrepetible o tratas de usarlas para satisfacer tus necesidades? Es sorprendente lo que se puede sacar de este análisis.

Hasta aquí los propósitos de Don Bosco… Ahora te toca trabajar a ti. Que tantas luces como se encienden estos días no te cieguen y te ayuden, apoyado en Don Bosco, a buscar tu mejor versión de ti. Comienza con estos propósitos.  Feliz Adviento, Feliz Navidad y Feliz Año Nuevo.
Jesús M. Gallardo Nieto – Director Pedagógico de Secundaria del Colegio María Auxiliadora (Salesianas Majadahonda).

[1] Bosco, J. (1987) Memorias del Oratorio. Madrid: CCS, p. 102.

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