Puede ser demasiado tarde para algunas cosas

1 abril 2000

Gracias, muchas gracias. Gracias por haber conseguido hacerme conocer ese sentimiento antes desconocido y tantas veces repudiado, cuando eran otros quienes lo poseían.
Todo comenzó esa maravillosa tarde en la que pude observar que la verdadera belleza existía, que la perfección inundaba el cuerpo de la persona a la que sin duda deseé y amé desde ese mismo instante.
Mucho amor ha pasado desde entonces, mucho tiempo ha transcurrido hasta ahora.
Quiero que sepas, aunque ya sea tarde, que te quiero, que siempre te he querido, aunque mi orgullo de persona gris, fría, no me haya permitido ir a tu regazo a mostrarte mis más íntimos sentimientos. Y ahora que me decido ya es tarde, aunque de todas formas te doy las gracias.
Esa fría noche, quiso el velo negro de las tinieblas envolverte y llevarte con él. Eras una persona muy bella. Debí entender que, si no me decidía a demostrarte lo que sentía, me iba a tener que resignar a compartirte. Eras una persona muy bella. Y así fue, que quizás la muerte también se enamoró de ti, miserable de mí que no pude luchar contra ella.
Gracias, gracias por haber conseguido que una persona gris se convirtiera en un arco iris lleno de color; que una estrella sin luz se convirtiera en el cometa con más brillo del firmamento; que mi cuerpo sin vida recobrara la pueril vitalidad; blanco sobre negro; luz sobre tinieblas; el Sol sobre la Luna; mi amor sobre todo.
 

ELENA MARTÍNEZ ROCA, 17 años

                        Cartagena

 

Para hacer 
1. Este texto ganó el concurso «Cartas de amor» (31 de enero de 2000), convocado en el colegio Salesiano de Cartagena por José Miguel Burgui en colaboración con el APA. ¿Es una carta de amor? ¿Por qué?
2. ¿Qué nos dice a cada uno? ¿Qué nos provoca?
3. ¿Y si cada uno escribiera una carta de amor? Buscar primero el destinatario: la vida, la persona amada, el ser indefenso, el abandonado de todos…

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