¿Qué hizo la estrella de los magos después del 6 de enero?

1 diciembre 2001

Todos sabemos lo que hizo la estrella de los magos. Entre nubes y no nubes –no todo el tiempo de la marcha de Melchor, Gaspar y Baltasar estuvo el cielo despejado–, condujo a estos hombres desde Arabia a Belén. Pero¿quién sabe lo que hizo pasado el día 6 de enero?
Cuando llegó con los Magos se tuvo que acercar tanto al Portal que metió la cabeza en la cueva y se quedó deslumbrada al ver al niño que iba ser la Luz del Mundo.
Además pudo comprobar que, cuanto más se aproximaba al pequeño que tenía María en sus brazos, más crecía su propio brillo. ¡Aquello era formidable! Llegó a pensar que aquel lugar era más resplandeciente que todas sus demás hermanas estrellas del cielo.
No he dicho que la estrella de los Magos tuvo que partir del cielo justo al día siguiente de su boda con un lucero. Por esa razón aún conservaba la cola de su traje de novia.
 
Los Magos sabían volver y no la necesitaban. Sin embargo, la Sagrada Familia desconocía las rutas que llevaban a Egipto. Así que cambió de dueño y salió ganando. Jesús era el rey más importante que había existido en la tierra y se puso a su servicio. […]
Pero acabó también el viaje aquel. La estrella pasó al paro, en espera de otro encargo, que ya no sería más importante que el que acababa de cumplir. De su boda con el lucero fueron naciendo millares y millares de estrellas. Tantas eran que pensó que las podrían vender en la tierra para los belenes que empezaron a montar los niños del mundo, allá por el siglo XII. Y así lo hizo.
 
En un día de mercado colocó el tenderete y empezó su negocio. Como no tenía ni idea de lo que valían las cosas en la tierra, puso un precio a sus estrellas que todos decían que era regalado. Cobraba dos sonrisas por cada una.
Las personas serias, claro, no podían comprarlas. Las personas serias no entienden de estrellas y de belenes. Hubo uno que tuvo el buen sentido de pedirle a un niño que le acompañase para pagar las dos sonrisas que a él no le salían. Pero sólo fue una. El niño rió y la estrella vendedora envolvió la mercancía.
 
Por cierto, hay una cosa que no ha sabido nadie hasta hoy. Cuando esas estrellas de Belén se dejan a la luz, crecen y crecen. Lo que ocurre es que nos hemos acostumbrado a guardarlas en cuanto pasa la Navidad y no les da tiempo de arrancar.
 
 
Para hacer

  1. Esta recreación imaginaria, tan del gusto de las propuestas creativas de Gianni Rodari, responde a una de ellas: qué pasa con algo que actúa un tiempo determinado, durante el resto del tiempo. Se puede formular la pregunta al grupo y hacer que cada uno escriba un breve relato. ¿Qué valores salen?
  2. Leer después este relato. ¿Qué nos dice?
  3. Tener en cuenta los elementos simbólicos que aparecen y trabajar a partir de ellos: estrella deslumbrada por la luz del recién Nacido que es la Luz, cambio de oficio camino de Egipto, paro, nacimiento de nuevas estrellas que se ponen a la venta, sonrisas para comprar estrellas, el contagio de las sonrisas, imposibilidad de las sonrisas y contagio por otra sonrisa, luminosidad de las estrellas que no vemos porque las guardamos… ¿A qué realidades podemos aplicar todo esto?

 

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