Recreación educativa del «homo videns»

1 noviembre 1998

Herminio Otero es Asesor Pedagógico de Religión en Ed. SM y forma parte del Consejo de Redacción de Misión Joven.
 
 
 
Síntesis del artículo:
El «homo videns» está ahí, formando parte de la nueva «sociedad-red», alimentado y dirigido por una «cultura de la imagen» -donde comunicación e información se mantienen en estado de permanente conflicto- que fácilmente nos deslumbra y atrapa. Ante esta realidad, el autor propone la «recreación educativa» de ese homo, especificando numerosas propuestas para conseguirlo.
 
 
 
 

  1. El reino de Telépolis

 
«La irrupción de los multimedia, cuyo impacto se ha equiparado al de la invención de la imprenta por Gutenberg, sitúa al sistema informacional en el umbral de una profunda revolución, que coincide con una progresiva pérdida de fiabilidad». Así resume I. Ramonet (1998, 9) la nueva situación comunicacional en la que estamos inmersos.
La articulación del televisor, el ordenador y el teléfono ha creado una nueva máquina de comunicar interactiva y basada en las posibilidades del tratamiento digital de la información. Los multimedia e internet signfican una ruptura con los media, hasta ahora dispersos (y a los que se añaden el fax, la telemática y la monética), y pueden transformar el campo de la comunicación tanto en los aspectos tecnológicos como económicos. Ahí están ya funcionando las autopistas de la información, esa red de comunicaciones de alcance mundial que promete hacer llegar los servicios multimedia a todos los hogares y a todos los lugares.
 
Ahí están recientes las gigantescas fusiones entre los mastodontes de la telefonía, el cable, la informática, la televisión, la publicidad, el vídeo y el cine. Está a punto de llegar el reino de Telépolis, un mercado perfecto de la información y de la comunicación, totalmente integrado gracias a las redes electrónicas y los satélites, que funciona sin fronteras, sin interrupción y en tiempo real, según el modelo del mercado de capitales y de los flujos financieros que se mueven de forma permanente.
La información ha perdido su función de aclarar y enriquecer el debate democrático para pasar a ser considerada antes que nada como una mercancía en el gran esquema industrial concebido por los patronos de las empresas del entretenimiento. La vuelta de los monopolios y este tinglado comunicacional preocupa a muchas personas, que recuerdan las llamadas de alerta lanzadas por Orwell y Huxley contra al falso progreso del mundo administrado por una policía del pensamiento. A la vez crea en el ciudadano medio y en los mismos educadores cierto malestar y desasosiego al sentirse inmersos en una realidad que les supera.
 

  1. La nueva situación comunicacional

 
Asistimos al desmatelamiento a escala global de la sociedad industrial para pasar a una sociedad comunicacional basada en las nuevas tecnologías de la información y de la comunicación. Y todo cambio de este tipo requiere de apoyos eficaces para que las personas sean capaces de darlo de forma integrada y sin sobresaltos. Y lo requerirá sobre todo ahora, ya que, si la revolución industrial reemplazó el músculo por la máquina, la revolución tecnológica nos lleva a constatar que la máquina juega el papel de cerebro.
 
            2.1. La sociedad red
Téoricos y expertos han comenzada a profetizar sobre el futuro que ya está aquí con el fin de entender nuestro mundo, cada vez más complejo y para muchos, demasiado complicado, que forma ya parte de un universo multimedia en el que estamos inmersos.
Castells explica desde la tecnología de la información las transformaciones que han sufrido el trabajo y la organización económica general (1997) o las crisis que atraviesan dos instituciones tan claves como la familia tradicional y el Estado-nación (1998). La sociedad red, uno de los conceptos que maneja, se presenta como la estructura social dominante en esta era de la información. Cada persona tiene que buscar continuamente su identidad en contraposición a esta red. Los eduadores habrán de ayudar a ello.
Castells da una visión sanamente optimista de una realidad compleja que hunde en el escepticismo y en la desesperanza a no pocos de nuestros contemporáneos. También Joyanes (1997) ofrece una visión optimista y muy sugerente de la sociedad de la información y del saber a la que tan decisivamente están contribuyendo las nuevas tecnologías de la información y de las comunicaciones. Con su obra ayuda a experimentar como presentes los «retos sociales de un nuevo mundo digital» tras la revolución silenciosa y repentina que ya ha comenzado y que se nos avecina imparable: los multimedia, la realidad virtual, las autopistas de la información, el ciberespacio… Muchos educadores podrán encontrar ahí las señales par no perderse en este nuevo mundo.
Levis (1997) analiza los videojuegos como las primeras manifestaciones del universo multimedia en el que estamos inmersos, pues constituyen uno de los primeros artefactos que integraron las posibilidades de la tecnología audiovisual y de la novísima tecnología informática. Esta innovación tecnológica comienza en el campo de la industria del ocio porque formaría parte de una estrategia destinada a «aprehender cada segundo de nuestro tiempo». Levis analiza los contenidos de la mayoría de los juegos y subraya el predominio de las situaciones hiperviolentes y sexistas. Se aparta así de los primeros estudios que tendían a eximir los videojuegos de toda crítica y destacaban los efectos positivos congnitivos que tendrían como adiestramiento para una mejor integración de sus usuarios en el nuevo mundo multimediático.
            2.2. La cultura de la imagen
         Sartori (1998) dedica «un poderoso panfleto a atacar la cultura de la imagen» (Vázquez Freire dixit). Su crítica no va encaminada a rechazar los contenidos, sino que denuncia lo que considera una auténtica amenaza para la cultura del saber que la humanidad ha venido construyendo, al menos, a lo largo de al menos los últimos 25 siglos: el vídeo está transformando al homo sapiens, producto de la cultura escrita, en un homo videns para quien la palabra queda destronada por la imagen. El homo sapiens, que construyó su civilización sobre la base de su capacidad simbólica y su poder de abstracción, queda sometido al imperio de la imagen, que es territorio exclusivo de lo concreto. El homo videns estaría perdiendo la capacidad para comprender las abstracciones y entender los conceptos. Muchos educadores son testigos de esta realidad, aunque quizás no la hayan formulado tan claramente.
Según Sartori, la televisión modifica radicalmente y empobrece el aparato cognoscitivo del homo sapiens porque todo acaba siendo visualizable. Permite verlo todo sin tener que movernos: el espectador deja de ser un animal simbólico para convertirse en un animal vidente. La televisión invierte la evolución de lo sensible en inteligible y lo convierte en un regreso al puro y simple acto de ver. Sartori recuerda que la televisión es la primera escuela del niño, que recibe su impronta educacional en imágenes de un mundo centrado en el hecho de ver. El niño es como una esponja que registra y absorbe indiscriminadamente todo lo que ve (ya que no posee aún capacidad de discriminación), y llega a ser «reblandecido por la televisión» y queda adicto de por vida a los videojuegos y marcado durante toda su vida por una atrofia cultural.
Por otra parte, la televisión se caracteriza porque entretiene, relaja y divierte. Y lo hace invadiendo toda nuestra vida. Así, la democracia y la política se mueven conforme marca el ritmo de la televisión y, más particularmente, el ritmo de los sondeos y su fácil manipulación. La información que cuenta es la que se puede filmar mejor; y si no hay filmación no hay ni siquiera noticia. La obligación de «mostrar» genera el deseo o la exigencia de «mostrarse». Esto produce el pseudoacontecimiento, el hecho que acontece sólo porque hay una cámara que lo está rodando, y que, de otro modo, no tendría lugar.
Más: la verdadera desinformación según Sartori (y en esto coincide con Ramonet) no está en informar poco, sino en informar mal, de forma distorsionanda: maquillar falsas estadísticas, ofrecer entrevistas casuales, premiar la excentricidad y privilegiar el ataque y la agresividad, etc. En la jerga de la confusión mediática, información ya no es comunicar un contenido, decir algo; es solamente un bit, porque el bit es el contenido de sí mismo.
No sólo eso: la imagen también miente porque, en general, la visión en la pantalla es siempre un poco falsa en cuanto que está descontextualizada.Además, la televisión atribuye un peso desconocido y devastador a los falsos testimonios y convierte en autoridades cognitivas a divos del cine, mujeres hermosas, cantantes, futbolistas…, mientras que el experto, la autoridad cognitiva competente, pasa a ser despreciable.
Por otro lado, la televisión favorece la emotivización de la política, reduciéndola a episodios emocionales, y fragmenta el mundo en una miríada de aldeas reduciéndolo a formato aldea: promueve una mente «empequeñecida» (aldeanizada) más  una mente «engrandecida» (globalizada).
 
 
 
Así, mientras la realidad se complica y las complejidades aumentan vertiginosamente, las mentes se simplifican y creamos un teleniño que no crece y un adulto que se configura para toda la vida como un niño recurrente. A la vez se pierde la clave de «comunidad» (los vínculos vecindarios) porque la televisión crea una «multitud solitaria», incluso entre las paredes domésticas, de consumidores reducidos a ser pura relación, homo communicans,inmersos en el incesante flujo mediático. El problema es que el homo communicans sólo comunica el vacío. Algunos profesores de la ESO ven reflejados claramente a sus alumnos en este retrato.
 
            2.3. Comunicación contra información
Ramonet (1998) hace ver cómo la promesa de felicidad  en la familia, en la escuela, en la empresa o en el Estado se encarna ahora en la comunicación bajo las leyes del mercado, que han llegado a suplantar a los paradigmas del progreso y del reloj (la máquina). De ahí la proliferación ilimitada de instrumentos a su servicio, de los que internet sería la culminación total y triunfal. Pero la promesa de felicidad puede convertirse en tiranía, pues la nueva ideología de la comunicación total empieza a ejercer una auténtica opresión sobre los ciudadanos. Dice, por ejemplo, Ramonet: «El telediario, en su fascinación por el espectáculo del acontecimiento ha desconceptualizado la información y le ha sumergido progresivamente en la ciénaga de lo patético. Insidiosamente ha establecido una especie de nueva ecuación informacional que podría formularse así: si la emoción que usted siente viendo el telediario es verdadera, la información es verdadera» (p. 19).
A este chantaje por la emoción se une otra idea extendida por la información televisada: basta ver para comprender.  «La información siempre es simplificable, reductible, convertible en un espectáculo de masas, divisible en un cierto número de segmentos-emociones» (p. 20). Por otra parte ha cambiado el concepto de actualidad. La televisión necesita imágenes en directo. Por eso construye la actualidad: provoca el shock emocional y condena prácticamente al silencio y a la indiferencia a los hechos que carecen de imágenes.
En concreto, el telediario, que tiene una estructura narrativa y una retórica universales, no está hecho para informar, sino para distraer. Tiene que abordar un número reducido de acontecimientos y tratarlos únicamente de forma muy escueta y superficial. Nos dice la noticia y lo que hay que pensar de esa noticia. Está estructurado como una ficción de tipo holiwoodiense: comienza de una forma determinada… y termina siempre entre risas y piruetas con una nota optimista o una anécdota divertida. Al final (un final feliz) ya se ha olvidado uno de lo que pasaba al principio, pero se ha asistido a un espectáculo atractivo, fruto de una sabia dramaturgia según las leyes del espectáculo.
En definitiva, se tiende a suplantar la realidad por su puesta en escena. Pero «la cascada de noticias fragmentadas produce en el telespectador extravío y confusión. Las ideologías, los valores, las creencias, se debilitan, Todo parece verdadero y falso a la vez. Nada parece importante, y esto desarrolla la indiferencia y estimula el escepticismo».
Ahora la televisión ya no pretende mostrar el mundo exterior a los telespectadores mediante películas, documentales o telediarios, sino que se concentra en torno a una tema único que interesa al mayor número posible de telespectadores, por lo que predominan los telefilmes, juegos y reality shows.
Por todo eso triunfan ahora tanto las series de todo tipo. Y por eso aparecen los mesías mediáticos, que se van sustituyendo unos a otros a la espera de una personalidad portadora de un discurso de alcance planetario basado en la emoción y en la compasión. Sería una mezcla de Diana y Madre Teresa, de Juan Pablo II y Gandhi, de Clinton y Ronaldo…
 
 

  1. Deslumbrados y atrapados

 
La triple conexión de teléfono, televisión y ordenador ha llevado a la creación de la superautopistas de las telecomunicaciones y ha impulsado el nuevo Reino de Internet y ha logrado que el ciudadano disponga de lo que MacLuhan definía como extensiones de cada uno de nuestros cinco sentidos. Texto (que trajo ediciones, imprenta, libros, periódicos, linotipias, tipografías, máquinas de escribir…), sonido (radio, magnetófono, disco…) e imagen (dibujos animados, cine mudo y sonoro, televisión, vídeo…) se unen en un sistema único, dando lugar a la revolución digital y creando la ilusión de una comunicación global.
Lo que hoy se persigue es disponer en cada hogar de una pantalla que facilite la visión beatífica permanente y continuada desde ahora mismo. En ella se puede consultar, enviar mensajes, documentarse, ver películas, leer discos con gran cantidad de información, seguir cursos a domicilio, realizar compras los catálogos desde casa, seleccionar exactamente la película que cada uno quiere ver, solicitar videoprogramas (programas ya emitidos, trasmitidos la semana anterior o… diez años antes), acceder vía internet a un inmenso caudal de conocimientos mediante el vídeo (en las enciclopedias en videodisco digital) que a la vez permita la visiofonía (hablar por teléfono viendo a la personas con la que se comunica), conectar a varias personas que debaten sobre un mismo tema (vidioconferencia), acceder a la realidad virtual y jugar a toda clase de videojuegos…
Todo ello se podrá hacer según el deseo de cada cual y a la velocidad de la luz. El «pedid y recibiréis» evangélico parece convertirse en realidad. Nuestros deseos serán cumplidos. La predicción de McLuhan de la extensión de los sentidos, ha quedado corta en poco tiempo. De nuevo la realidad ha superado a la ficción: la pantalla se ha convertido en el nuevo espejo en el que nos miramos para vernos reflejados en ella y realizar todos nuestros sueños sin siquiera movernos.
Por lograr entrar en ese Reino muchos venden su alma al diablo o ceden su derecho de primogenitura por un plato de lentejas. O sea, dedican toda su energía a la adoración silenciosa del nuevo ídolo siempre presente. Por ejemplo:
– Dedican su tiempo día y noche a buscar y descifrar los nuevos mensajes que se hacen presentes en la omnipresente pantalla: y quedan encandiladosante la tenue luz que proviene de su interior mágico y desconocido.
– Venden su movilidad y reprimen su instinto motor: y quedan sentados de cuerpo y asentados de espíritu.
– Ceden su palabra  y su voz a otros: y quedan callados (silenciosos, sin hablar) y acallados (tranquilos a pesar de las situaciones de injusticia, bien filtradas según intereses previos).
– Deslumbrados por poderosas imágenes en continuo movimiento, abandonan su juicio a la visión directa y a la contemplación en directo de la realidad filtrada: y quedan deslumbrados y sin pestañear para no perder información. Pero la información es tanta y tan diversa (o tan poco y tan parcializada) que nos paraliza y nos deja atrapados en su red.
 
En resumen, al principio era el logos, la palabra, que puso orden (cosmos) en el caos. Pero la palabra se hizo imagen, y habitó entre nosotros como imagen en movimiento y nos habitó por dentro, y hemos visto su gloria deslumbrante y ahora no somos capaces de prescindir de ella en el nuevo caos informacional. Y muchos educadores y padres se sienten perdidos en este laberinto de la comunicación..

  1. Qué podemos hacer

 
Ante esta nueva situación comunicativa, muchas personas sienten cierto desasosiego y se preguntan qué se puede hacer y cómo actuar. Algunos viven como si nada de esto tuviera que ver con ellos. Así se empobrecen y cierran las puerta para entender la nueva imagen del mundo. Sólo la aceptación de la nueva realidad nos llevará a actuar con lucidez y a tener y un actitud comprensiva y responsable ante los nuevos desafíos.

  1. Gutiérrez (1997) propone como estrategia «una educación para los nuevos medios» que no sólo haga uso de ellos en cuanto recursos didácticos o se proponga una enseñanza meramente instrumental de los mismos (tecnología), sino que incorpore al currículo contenidos relacionados con el análisis crítico de las informaciones que los medios nos transmiten. Profesores y alumnos, por otra parte, han de convertirse en emisores y receptores de modo que aprovechen los potenciales de las nuevas tecnologías y se aprovechen de todos los medios.

 
            4.1. Usar la estructura de los medios
A medida que las tecnologías de la comunicación se desarrollan, el número de grupos que se comunican es mayor. El movimiento obrero no hubiera sido lo que fue sin el periódico que se leía por grupos, ni el fascismo sin los altavoces y los micrófonos que llegaban a más de mil personas a la vez, ni el Mayo del 68 sin la fotocopia pasada de mano en mano… Tampoco se entiende lo posmoderno sin la aparición de la televisión y sobre todo del vídeo. La tecnologías han producido la explosión de las radios libres o el fax. Los multimedia llevan a un mundo interactivo y polivalente. Hoy internet permite a cada uno estar a la cabeza de un media, pero para ello hay que emplear la plabra escrita, la imagen fija o en movimiento y el sonido.
Nosotros creemos que todos los medios pueden servirnos y han de usarse en la educación para recrear al homo videns y hacer que siga siendo una persona integral. Y la mejor forma de hacer es emplear su misma estructura.
Podemos trabajar educativamente con todos los medios, ahora conjuntados en los multimedia. Pero en vez de comenzar por las últimas tecnologías, será bueno hacerlo previamente con cada uno de ellos. Para ello tendremos en cuenta el orden de aparición histórica (el cartel publicitario, la prensa, el cine, la radio, la televisión, el video y el ordenador, los multimedia) y el desarrollo histórico de cada uno (su manera de funcionar nos da pistas también para nuestra actuación, ya sea a la hora de usarlos directamente o para trabajar a partir de lo que por su medio nos llega).
En ese sentido tenemos que recordar que el cartel es el medio que produce una mayor masificación; la prensa, el que provoca un proceso más intenso y el que facilita la reflexión del acontecer desde la información a la creación de opinión;  el cine, el que establece el contacto más rico, pues el espectador queda captado por el color, el sonido, el tamaño de la pantalla, lo que origina un encuentro de larga dura­ción;  la radio, el que mejor realiza la función informativa; la televisión, el medio más poderoso para hacer que la masa participe en sistemas de símbolos cuya puesta en común es imprescindible en orden a la cohesión social; el vídeo ha fragmentado la imagen y con ella la realidad, ha posibili­tado la cercanía del espectador al uso y manipulación de la imagen y ha posibilitado la llegada de las grandes obras a la sala de estar o al aula; los multimedia están creando un nuevo tipo de persona cuya configuración se atisba pero está por descubrir.
Todos estos medios han de ser tenidos en cuenta a la hora de educar, no sólo en su repercusión directa sino en la forma como conforman a la persona que los usa.
            4.2. Pedagogía de la recreación
La mejor forma de conjurar la influencia de los medios es pasar de ser meros  receptores pasivos a convertirse en emisores activos. Si además se hace de forma creativa, mucho mejor.
Los medios a los que estamos expuestos no influyen auto­máticamente pues el receptor selecciona los mensajes que le llegan (exposición selectiva), los entiende a su manera (percepción selectiva) y los recuerda según propia conve­niencia (memorización selectiva). Estas operaciones están condicionadas por los lazos afectivos, comunicación de ideas y comportamientos vividos por el grupo con el que cada uno se identifica y al que se siente pertenecer. Por eso se puede trabajar especialmente en el grupo para recrear la realidad.
Se ha descubierto que el receptor tiene más parte de lo que se creía en el proceso de la comunicación. Por eso se puede trabajar a partir de lo que le llega por los medios de co­municación mediante intervenciones educativas que ayuden a criticar, crear y no ser engullidos. Partimos de la eficacia de las intervenciones en grupo (group-media) para aprender a situarse ante los mass-media.
El objetivo inicial será formar receptores conscientes y con iniciativa, para lo que se apoyarán la crítica, la disensión y el diálogo. Esto exige en los educadores claridad de planteamiento y de ac­titudes, y un estilo educativo dialogante y abierto. A par­tir de ahí se puede comentar brevemente la noticia del día, aludir a los acontecimientos culturales de gran influencia (cine, canción, moda, teatro…), y trabajar con los recursos que proceden de ese mundo: canciones, personajes, frases repe­tidas… han de ser sacados a flote para parodiarlos, imi­tarlos criticarlos…
Ésa será la mejor forma, a la vez, de analizar los pro­cesos de comunicación y educar en los valores que hacen de la persona más personas. Todo ello se realizará, además, poten­ciando la expresión y comunicación interpersonal y de grupo.
Recordamos algunos ejercicios (adaptados de o que ofrecimos hace algunos años en Sínite) que se pueden realizar a partir de la estructura de la información, sea en prensa, radio, televi­sión u otros medios. Se pueden realizar oca­sionalmente o de modo habitual en distintos ámbitos y luga­res. Téngase en cuenta que en todos los casos está implícita la estructura de la información, vivida de modo inconsciente por el hombre actual, especialmente niños y jóvenes y que las acciones que se proponen exigen un planteamiento creativo. La representación y la parodia ayudarán a criticar y juzgar a una sociedad reducida a espectáculo.
¾ Las 5 W’S
Avisos, comunicados, noticias… y todo lo que se quiera traducir en mensajes informativos se ha de ofrecer según el esquema de la información periodística: quién, qué, cuándo, dónde y por qué. También se puede incluir el cómo y con qué consecuencias.
¾ Principio general
La implicación de todos en la acción lleva a que el educador les ponga enseguida en funcionamiento sin haber proporcionado toda la información previamente. Conviene recordar  y poner en práctica el principio general de los mensajes persuasivos: ‘Si tienes algo que decir, dilo sencilla y directamente, repítelo, resúmelo y vete’.
¾ La noticia de la semana
Al principio de las clases o de un encuentro, se puede partir siempre de ‘la noticia de la semana’: algo que haya sucedido y que todos puedan conocer y comentar. Ésta será una forma de partir de la re­alidad y, tras unas breves intervenciones, servirá de ayuda para aterrizar.
¾ Teología narrativa
Las noticias existen porque responden a la necesidad humana de saber qué pasa a nuestro alrededor y más allá. Necesitamos que nos cuenten historias, que nos narren los hechos, que nos relaten los acontecimientos… Más allá de los ejemplos, fábulas o moralejas, la predica­ción de la Palabra y el anuncio de la buena noticia debería emplear cada vez más la narración. Como Jesús, que predicaba en parábolas.
¾ Noticias de actualidad permanente
Muchas noticias, sobre todo de actualidad permanente, pueden ser el origen de un relato o de una parábola. Recordamos los diez puntos que centran el interés de las noticias según Carl Warren: ac­tualidad, proximidad, amplio campo de incidencia, resonancia pública, dramatismo, curiosidad, conflictividad, amor, in­terés humano y progreso. Aplíquense a las parábolas de Jesús y se verá cómo tienen muchas características en común.
¾ Géneros periodísticos
Crónicas, reportajes, testimonios y otros géneros periodísticos han de incorporarse cada vez más a la educación o al trabajo en grupo. Recalcamos la importancia del testimonio para los jóvenes actuales.
¾ Usar el micrófono
Tener el micrófono es tener poder. Por eso ha de pasar de mano en mano para potenciar la partici­pación de todos.
– El micrófono puede ser real y estar conectado: resul­tará demasiado formal, pero puede servir en algunos casos (narración de una historia personal, experiencia, relato, cuento…).
– Se puede usar en micrófono real pero apagado: la gente habla ante él de forma distinta a como si no lo tuviera. Se fomenta la participación y la expresión sobre todo de quien puede decir y no dice.
– Micrófono objeto: Un bolígrafo o un papel pueden servir también de micrófonos que va pasando de mano en mano, sobre todo en grupos que no participan. Quien habla se lo pasa a otro. Así, todos se implican.
– Micrófono inexistente: Poner la mano en forma de mi­crófono junto a la boca de alguien que se desea que parti­cipe más, hace que él realmente se exprese. De esta forma se puede comenzar una entrevista real (preguntas a la persona que está allí) o ficticia (esa persona responde como si fu­era un personaje conocido).
 
¾Las nuevas noticias
La noticia resume lo esencial de un acontecimiento verdadero, siempre recogido, interpretado y valorado por alguien que lo expresa según unas normas de­terminadas (pirámide invertida). Además de trabajar con las noticias publicadas, se ha de potenciar la creación de no­ticias, ya sean reales, fantásticas, utópicas o simplemente posibles, como forma de condensación, resumen, crítica, ex­presión, confesión…. Ofrecemos la lista de ejercicios que hemos realizado con frecuencia en distintos grupos ya sea de forma improvisada (se dicen en voz alta) o trabajando más detenidamente (se ponen por escrito, se hacen públicas gri­tándolas, se comentan por grupos, se reelaboran…). También se pueden recortar de los periódicos. He aquí algunas posi­bilidades:
– La noticia que leyó Dios y le agradó /disgustó.
– La noticia que leyó el demonio y le agradó/disgustó.
– La noticia del día en que Jesús murió y resucitó. Dos distintas, una para cada ocasión, aunque sean la misma rea­lidad.
– «Jesús viene hoy de nuevo y habla y actúa»: qué dirían los periódicos.
– La noticia de Jesús: El hecho más significativo de su vi­da, puesto en forma de noticia.
– Poner el Evangelio (buena noticia) en forma de noticia. Lo pueden hacer lo muy pequeños.
¾ Noticia deseada
Para imaginar la realidad, verla como la hemos soñado y comenzar a transformarla, escribir la noticia que nos gustaría que dieran los periódicos: sobre Dios, sobre la Iglesia, sobre la paz…; en el día de los Santos Inocentes, en el día de Navidad (frente a los anuncios…).
¾ Un periódico para Dios
Los dibujantes ponen a veces a dios leyendo el periódico, como si esa fuera la forma que tiene de enterarse de lo que pasa en el mundo. Elaborar un periódico «para que Dios  se entere de»: las noticias de aquí y ahora; las noticias mías y nuestras; las noticias que no han salido en los periódicos.
¾ El periódico de María
Realizar un retrato escrito de Ma­ría (u otros personajes) empleando las secciones de un pe­riódico (Editorial, noticias, entrevista, anuncios…). Ver un ejemplo en A. FRANCIA, Madre de los marginados, en Mi­sión Joven 87(1984), 77-84.
¾ La noticia de la Historia
Decir cuál cree­mos que es la noticia más importante de la historia o de un siglo determinado. Escribirla en forma de noticia, etc… A partir de todas ellas se puede elaborar un mural.
¾ Noticia del futuro
Woody Allen se despierta en El dor­milón después de doscientos años y comienza a decir todo lo que no se diría de otra forma sobre la realidad actual. Partiendo de esa película hemos propuestos numerosas veces que se es­criba una noticia religiosa que nos imaginamos que va a ser publicada dentro de 500 años. Y trabajamos con este es­quema: Escribirla, gritarla, hacer grupos por noticias que traten el mismo tema, lectura a todos, trabajo en grupo, conclusiones sobre «la persistencia de la religión, la in­fluencia en la sociedad !actual!…»
¾ El periódico del Reino
Elaborar un periódico («Futuro», por ejemplo, que traduzca la realidad del reino realizado. Puede ser con noticias imaginadas o también recortadas de la actualidad, pero siempre será un periódico para el presente.
¾ El eslogan como grito y anuncio
Resumir mediante un eslogan lo esencial que creemos, que esperamos, que vivimos… para que sigan diciendo «¡Mirad como se aman!» Se puede hacer pervirtiendo alguno de los conocidos: transformarlo ligera­mente, aplicarlo a otra cosa…
¾ Los anuncios
Después de haber descubierto los valores trasmitidos por los anuncios, usar su misma estructura para anunciar otros valores. Ver cómo elaborar un anuncio en M.A. FURONES, El mundo de la publicidad, Salvat (TC,2) Madrid 1981, 62s. Realizar según eso una página de publi­cidad sobre la iglesia ideal, la iglesia imaginaria, la vida cristiana…
 
 
¾ Esquela
Elaborar la propia esquela o el epitafio que re­suma nuestra vida. Si parece macabro, hacer lo mismo pero «del hombre feliz», «un hombre cristiano»…
¾ El horóscopo
¿No busca el hombre tras los horóscopos la benignidad de los dioses o los sueños de futuro? Hacer un horóscopo para cristianos en el que se digan verdades de a puño.
 
            4.3. Pedagogía de la sospecha
 
Además de los ejercicios creativos anteriores se han de potenciar acciones específicas para situarnos ante los medios de comunicación de masas, que tienen sus propias claves de funcionamiento. Conocer su lógica nos ayudará a navegar sin extraviarnos en el mundo de la comunicación global. Por eso podemos ejercitar la sospecha en cada programa audiovisual. Para ello tendremos en cuenta las siguientes claves y podremos formular las siguientes o parecidas preguntas:
 
¾ Juzgar su naturalidad. Conviene descubrir los condicionantes ocultos de cada programa: disponibilidad de un equipo móvil de grabación, el pago de horas extraordinarias… Hay que juzgar su aparente naturalidad, de la que depende el éxito de un programa. ¿Qué hay por detrás?
¾ Preguntar por su objetividad. Se fabrica la realidad en forma de espectáculo, dan su propio punto de vista… Preguntarse hasta qué punto es objetivo cada programa.
¾ Ver nuestra actividad. Nunca somos espectadores pasivos, sino que atribuimos un sentido a lo que nos llega. ¿Qué pensamos, qué sentimos, qué decimos o hacemos al ver un programa? ¿Qué podríamos pensar, sentir o hacer?
¾ Descubrir las bases económicas. Buscar las implicaciones económicas y las bases comerciales de cada programa. Téngase en cuenta el culto a los índices de audiencia y a la aceptación. ¿Qué intereses económicos se mueven?
¾ Analizar los juicios de valor. Descubrir los mensajes ideológicos y analizar los juicios de valor que, aunque imperceptibles, se van acomodando a los valores de la cultura dominante. ¿Qué dicen? ¿Qué me dicen? ¿Qué me quieren decir?
¾ Descubrir los grupos de control. Los grupos de poder buscan el control de los medios de masas, por lo que no están libres de implicaciones sociales, culturales o políticas. ¿Quién está detrás de cada programa?
¾ Conocer el funcionamiento de cada medio. Cada medio filtra la realidad en la forma particular de su propio funcionamiento. ¿Cuál es lo esencial de cada uno? ¿Qué aporta a cada acontecimiento?
 
           
 
4.4. Pedagogía de la crítica
 
Los medios de masas tienen como ética el mercado y como dinámica el diálogo continuo entre producción y consumo. Es necesario tener una actitud crítica permanente para descubrir cuál es su funcionamiento real. Y eso se aprende. Para eso podemos buscar cómo se emplea en cada programa la receta del éxito de  los medios de masas.
 
¾ La vida como espectáculo: representación y mezcla de lo imaginario y lo real.
¾ Simpatía y final feliz: tendemos a identificamos con el protagonista y a pronosticarle un final positivo.
¾ Creación de ídolos: nuevos modelos que imitar (artistas, deportistas, miembros de la jet-set…
¾ Violencia digerida por los espectadores sin aparente dificultad.
¾  Erotismo: presente cada vez más en la publicidad, cine, programas de entretenimiento y hasta informativos.
¾ Felicidad: adquisición fácil e inmediata mediante la posesión de bienes de consumo.
¾ Amor: síntesis entre impulsos del deseo y una vaga aspiración de realización personal.
¾ La mujer: promoción de ciertos valores femeninos (sólo los que no ponen en peligro el funcionamiento del sistema imperante).
¾ La eterna juventud: el estado de vida capaz de colmar los anhelos de felicidad.
¾ Norte/Sur: presentación diferente para el Norte (economía, cultura, política…) y para el Sur (paraíso de vacaciones o infierno de pobreza).
 
 
            Bibliografía
 
– AGUATED, J.I. (DIR), La otra mirada a la tele. Pistas para el consumo inteligente de la televisión, Junta de Andalucía, Sevilla 1997.
– CASTELLS, M., La era de la información: Economía, sociedad y cultura. (I. La sociedad red), Alianza, Madrid 1997.
– CASTELLS, M., La era de la información: Economía, sociedad y cultura. (II. El poder de la identidad), Alianza, Madrid 1998.
– CEBRIÁN, J.L., La red, Taurus, Madrid 1998.
– BILBENY, N., La revolución en la ética. Hábitos y creencias en la sociedad digital, Anagrama, Barcelona 1997.
– GUTIÉRREZ M., A., Educación nultimedia y nuevas tecnologías, Ed. de la Torre, Madrid 1997.
– JOYANES, L., Cibersociedad. Los retos sociales ante un nuevo mundo digital, McGraw Hill, Madrid 1997
 
– LEVIS, D., Los videojuegos, un fenómeno de masas, Paidós, Barcelona 1998.
– OBACH, X., El tratamiento de la información y otras fábulas, Anaya, Madrid 1997.
– RAMONET, I., La tiranía de la comunicación, Temas de Debate, Madrid 1998.
– SARTORI, G., Homo videns. La sociedad teledirigida, Taurus, Madrid 1998.