Recursos para Navidad

1 diciembre 2007

Álvaro Ginel
 

  1. Oración de la paz

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  • Del Misal alemán

Cuando nació Jesús,
los ángeles anunciaron gozosos
la paz sobre la tierra.
Por eso hoy te pedimos:
Señor Jesús, dios y Salvador nuestro,
Príncipe de la Paz,
no mires nuestros pecados sino la fe de tu Iglesia,
y conforme a tu palabra
concédele la paz y la unidad.
Tú que vives y reinas por los siglos de los siglos.
 

  • De la liturgia hispánica

Señor Jesús,
Dios excelso y a la vez hombre verdadero.
Te pedimos que la paz que trajiste a este mundo,
al nacer en Belén,
y que deseaste a tus discípulos
después de tu Resurrección,
nos la des también a nosotros
y nos la conserves siempre.
Para que como tus ángeles
seamos también nosotros pregoneros de tu paz
para todos los hombres de buena voluntad.
Tú que vives y reinas por los siglos de los siglos.
 

  1. Pregones de Navidad

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  • Primera propuesta

Os anunciamos, hermanos, una buena noticia,
una gran alegría para todo el pueblo;
escuchadla con corazón gozoso.
Habían pasado miles y miles de años
desde que, al principio, Dios creó el cielo y la tierra
e hizo al hombre a su imagen y semejanza;
y miles y miles de años desde que cesó el diluvio
y el Altísimo hizo resplandecer el arco iris,
signo de alianza y de paz;
en el año 752 de la fundación de Roma;
en el año 42 del imperio de Octavio Augusto,
mientras sobre toda la tierra reinaba la paz,
en la sexta edad del mundo,
hace… años,
en Belén de Judá, pueblo humilde de Israel,
ocupado entonces por los romanos,
en un pesebre, porque no tenían sitio en la posada,
de María virgen, esposa de José,
de la casa y familia de David,
nació Jesús,
Dios eterno,
Hijo del eterno Padre y hombre verdadero,
llamado Mesías y Cristo,
que es el Salvador que los hombres esperaban.
 

  • Segunda propuesta

25 de diciembre. Luna….
Habían pasado muchos siglos,
desde que Dios creara el mundo
e hiciera al hombre a imagen suya.
Todavía después de muchos siglos
desde que cesara el diluvio
y el Altísimo hiciera resplandecer
en el cielo el arco iris,
como signo de paz y de alianza.
Veinte siglos después del nacimiento
de Abrahán, muestro Padre.
Trece siglos más tarde que el pueblo de Israel,
conducido por Moisés, saliera de Egipto.
Cerca de mil años
después de la unción de David como Rey.
En la semana número sesenta y cinco,
según la profecía de Daniel.
En la época de la Olimpiada
ciento noventa y cuatro.
En el año setecientos cincuenta y dos
de la fundación de Roma.
En el año cuarenta y dos
del imperio de César Octaviano Augusto,
mientras la paz reinaba sobre toda la tierra,
en la sexta edad del mundo.
JESUCRISTO, el dios eterno,
e Hijo del Padre eterno,
queriendo consagrar el mundo
con su piadosísima venida,
fue concebido por obra del Espíritu Santo,
y, transcurridos nueve meses desde su concepción,
nace en Belén de Judá, de Santa María virgen,
hecho hombre.
Este es el nacimiento
de Nuestro Señor Jesucristo,
según la carne.
 

  1. Oración para inaugurar el Belén

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Lectura del evangelio según san Lucas:
En aquel tiempo, José, que era de la casa y familia de David, subió desde la ciudad de Nazaret, en Galilea, a la ciudad de David, que se llama Belén, en Judea, para inscribirse en el censo con su esposa María, que estaba encinta. Y mientras estaba allí le llegó el tiempo del parto y dio a luz a su hijo primogénito, lo envolvió en pañales y lo acostó en un pesebre, porque no tenían sitio en la posada.
 
Oremos
Dios, Padre nuestro: tanto amaste al mundo que nos has entregado a tu único Hijo Jesús, nacido de la Virgen María, para salvarnos y llevarnos a ti. Te pedimos que con tu bendición estas imágenes del nacimiento nos ayuden a celebrar la Navidad con alegría y a ver a Cristo presente en todos los que necesitan nuestro amor. Te lo pedimos en nombre de Jesús, que vive y reina por los siglos de los siglos. Amén.
 
Para terminar se puede cantar un villancico. Y todos pueden acercarse a dar un beso al niño Jesús.
 

  1. Anuncio de las fiestas del año

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La gloria del Señor se ha manifestado en Belén
y seguirá manifestándose entre nosotros,
hasta el día de su retorno glorioso.
Por eso os anuncio con gozo, hermanos y hermanas,
que así como nos hemos alegrado en estas fiestas
de la Navidad de nuestro Señor Jesucristo,
nos alegraremos también en la gran celebración pascual
de la Resurrección de nuestro Salvador.
Así, pues, recordemos que este año
la ejercitación de la Cuaresma,
que nos prepara para la Pascua,
comenzará el día….. de….., miércoles de Ceniza,
y del …… al ….. de ….. que celebraremos con fe
la muerte, sepultura y resurrección del Señor Jesús,
en el Triduo Pascual.
Al cabo de cincuenta días,
al término de la gran fiesta de la cincuentena pascual,
el domingo ….. de …..,
celebraremos la solemnidad de Pentecostés,
el don que Jesús resucitado hace a su Iglesia:
su Espíritu Santo.
Cada domingo nos reuniremos para celebrar la Eucaristía
conmemorando la Pascua del Señor,
y veneraremos también la memoria de la Virgen en sus fiestas,
y de tantos hermanos santos y santas
que nos acompañarán en nuestro camino.
Y ya al finalizar el año,
el día….. de….,
iniciaremos un nuevo año litúrgico
con la celebración del domingo primero
del adviento de nuestro Señor Jesucristo.
A él todo honor y toda gloria por los siglos de los siglos. Amén.
 

  1. Oración para la cena de Navidad

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Padre o Madre:
Hoy, Nochebuena, tenemos de manera especial y como centro de nuestra familia, a Jesucristo, Nuestro Señor. Vamos a encender un cirio en medio de la mesa para que ese cirio nos haga pensar en Jesús y vamos a darle gracias a Dios por habernos enviado a su Hijo Jesucristo. Gracias Padre, que nos amaste tanto que nos diste a tu Hijo.
 
Todos   Señor, te damos gracias.
P/M      Gracias Jesús por haberte hecho niño para salvarnos.
Todos    Señor, te damos gracias.
P/M       Gracias Jesús, por haber traído al mundo el amor de Dios.
Todos    Señor, te damos gracias.
P/M      Señor Jesús, Tú viniste a decirnos que Dios nos ama y que nosotros debemos
amar a los demás.
Todos   Señor, te damos gracias.
P/M        Señor Jesús, Tú viniste a decirnos que da más alegría el dar que el recibir
Todos    Señor, te damos gracias.
P/M     Señor Jesús, Tú viniste a decirnos que lo que hacemos a los demás te lo
hacemos a Ti.
Todos Señor, te damos gracias.
P/M     Gracias María, por haber aceptado ser la Madre de Jesús.
Todos María, te damos gracias.
P/M     Gracias San José, por cuidar de Jesús y María.
Todos San José, te damos gracias.
P/M    Gracias Padre, por esta noche de paz, noche de amor, que Tú nos has dado al
darnos a tu Hijo. Te pedimos que nos bendigas, que bendigas estos alimentos que dados
por tu bondad vamos a tomar y bendigas las manos que los prepararon, por Cristo
Nuestro Señor. Amén.
 

  1. Carta para después de Navidad

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Madrid, 9 de enero de 2008

Queridos amigos y amigas:
 
Estamos dejando atrás las navidades. Son días y fiestas especiales. Se remueven “cosas” íntimas: recuerdos de infancia, vida familiar, recuerdos de personas ausentes, emociones secretas, heridas que sangran, el niño que llevamos dentro todos salta y nos habla de cosas sencillas… y profundas. Por eso es relativamente fácil escuchar que para unos son unas fiestas que “mejor era que no llegaran” y para otros son “las más bonitas del calendario…”.
Es curioso que todo esto sale a flote al celebrar la Navidad: el nacimiento de un hijo en la Familia de Nazaret que para muchos es centro de su fe. Quizás, con ocasión del nacimiento de Alguien (Jesús), también estamos “tocando” losnacimientos de todo lo mejor nuestro, de todo lo que espera en nosotros para nacer, de los abortos que hemos tenido, de lo que ansiamos que nazca y vemos que no somos capaces de alumbrarlo… Porque podremos parecer tal y cual… pero, dentro, cada uno de nosotros tiene sus secretos, sus secretas ilusiones y desilusiones, sus secretos de vida y de muerte que quizás ni nos atrevemos a ponernos delante de ellos para “no crearnos problemas, que bastante tenemos con el trabajo…”. Pero más allá del trabajo de cada día, está lo que somos y lo que podemos ser y lo que nos negamos a ser o lo que queremos y no podemos ser… Navidad es tocar todos estos adentros nuestros…
 
Aparte estas cosas, nos podíamos preguntar como creyentes, ¿qué hemos celebrado en estas fiestas? Los creyentes celebramos hechos, acciones de Dios en favor nuestro, es decir, acciones que nos traen algo de Dios que es bueno para nosotros y nos hace buenos. Lo de Dios, en la Biblia, siempre nos hace más nosotros, más y mejores personas, más plenos. Dios no recorta nada. Dios expande. El amor verdadero no es para recortar nada a nadie, sino para dar oxígeno.  Este es el sentido de las celebraciones cristianas: celebrar, recordar, meternos en lo que Dios ha hecho por nosotros para ser mejores. En las fiestas reconocemos lo que Dios hizo y lo que Dios hace hoy con nosotros y para nosotros. Por eso la fiesta tiene sentido de alegría, de buena noticia, de algo especial, de salida de lo normal, de celebración gozosa.
 
Vamos a lo concreto: en perspectiva creyente, que es la única que yo trato aquí, navidad es venida voluntaria, nacimiento, presencia, proximidad, vecindad de Dios. Tanto es así que uno de los nombres de Dios es Emmanuel, que significa “Dios con nosotros”. Y el evangelio de Juan dice que “acampó entre nosotros”, puso su “chalet”, digo, su tienda en medio de nosotros.
 
Ahora es cuando empiezan un montón de preguntas: ¿cómo vivo, reconozco, palpo a Dios vecino, presente, cercano en mi vida ordinaria? ¿Qué experiencia tengo de “estrellas”, de “señales”, de “ángeles anunciadores” de la presencia de Dios en mi vida, en mi historia…? ¿Dónde, cómo descubro yo la presencia de Dios como los pastores le descubrieron en el pesebre? Porque de eso se trata;  una cosa es decir y otra cosa es vivir, palpar… Es curioso que en el evangelio aparece que son muy pocos los que “se enteran de la fiesta” (del nacimiento de Dios), de la presencia de Dios acampado; son muchos los que rechazan esta presencia; son pocos los que adoran y reconocen… Y hay gente que está viviendo al ladito del recién nacido, y ni enterarse… Dios pasa desapercibido. Ayer como hoy, no somos diferentes, que no.
 
Más aún, los que se enteran, no se enteran porque ellos “son unos tíos o unos sabios o se lo han currado” y lo descubren, sino porque alguien les “da pistas, les pone en camino, les orienta, les dice algo de Dios”. Dios no es descubierto si alguien no nos habla de él, sin alguien no nos pone sobre la pista de dónde está, qué hace, cómo se comporta, cómo encontrarlo…
 
Y más aún, su madre, María, que es “la que más se entera de la fiesta”,tiene dificultades en enterarse y se ve obligada a “archivar en su corazón las cosas y las medita para entenderlas”. Hay cosas de este niño presente en el pesebre que a la primera no se entienden. Hay que tener paciencia y archivar en el corazón muchos detalles y datos para entender no sólo con los ojos y la cabeza, sino con el silencio, la espera, la búsqueda callada hasta que se le pueda aceptar… Los ojos de la fe y del alma se van abriendo poco a poco. O sea, que entender, descubrir a Dios no es aprender a descifrar un problema matemático… ¡y ya está! Lo de Dios exige “vía corazón” y salirse de caminos trillados… Quien quiera ver, sentir, palpar a Dios tiene que ir por caminos por donde se necesita “calzado apto para transitar por el misterio”. Dios es tan denso y su presencia tan elocuente que no se ve con los ojos así como así… Déjame preguntarte o deja que hablemos de: ¿Cómo ves, sientes, buscas a Dios en tu vida? ¿Qué te parece si habláramos de esto aquí? Porque ya sé que de esto no se habla en la tertulia de amigos… Y si no hablamos de esto entre nosotros, ¿cómo hablaremos a los hijos y seremos para ellos estrellas y ángeles que les anuncian a Jesús?
 
Si lees los evangelios de la infancia de Jesús, todos los que le descubren son “avisados” (alertados) por alguien; son guiados… Y los que son avisados yguiados son gente mínimamente preparada, que tiene “cierta sensibilidad” para atravesar el espesor de lo ordinario, de lo vulgar, de lo superficial… Hay cosas que necesitan actitudes especialmente finas… Para descubrir a Dios nos tenemos que entrenar y sensibilizar. Algo así como se necesitan determinadas actitudes para algunas profesiones… Profesar la fe, creer en Dios exige limar mucho algunas parcelas de nuestro interior hasta llegar a ese santuario personal donde es posible descubrir “necesidad de Dios”.
 
Este Niño es una pura sorpresa. Le puedes encontrar donde menos te lo piensas… con la condición de que vayas por la vida con actitud de búsqueda-encuentro, con curiosidad o sospecha de algo más allá de lo puramente material, con oído atento y fino para dejarse sorprender y no acostumbrarse a la rutina… Quizás el lugar de tu debilidad, de tu pecado, de tu herida honda es el lugar donde te espera y donde te sorprenda el mismísimo Dios. Nunca se sabe. Lo que sí sabemos es que no está donde le ponemos, sino donde se pone él. Él elige el lugar y la hora de hacerse encontradizo… y necesitas estar “sensibilizado” para decir: Anda, mira tú, ¡¡si es Él!!
 
Creer, celebrar la navidad es algo de todo esto. Si la Navidad no es nada más que cosas externas, ya han pasado y hay que pensar en la siguiente fiesta… Pero la Navidad tiene profundidad… Pasó el día de Navidad, pero su significado dura todo el año. Lo esencial no pasa nunca; siempre está presente.
 
Esto es lo que podríamos hablar… si os parece… Nada más. Abrazos. Muchos. Deseos de año nuevo: todos y más. Con cariño. Que sí, que sí.

Álvaro