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HABLAR DE DIOS , HABLAR DEL HOMBRE
- MARTiNVELASCOrecoge unas palabras de E. Schillebeeckx que hace suyas: «Hablar con sentido de Dios solamente es posible sobre la base de experiencias humanas». Al respecto, este breve apunte trata de examinar la-«re-escritura» que el escritor francés M. Tournier hace del viaje de los Reyes Magos para ver cómo sus experiencias humanas les acercan o alejan de Dios, y sugerir el trabajo posterior que permite la lectura de dicho autor.
El ser humano un «ser» insatisfecho
LATÓN en el Banquete pone en boca de una sacerdotisa de Mantinea, Diotima, que Eros ha nacido de la unión de Poros (Recurso o riqueza) y Penía (Pobreza) en el jardín de los dioses. El ser humano tiene mucho de dios Eros: hambriento y sediento de pan, de amor, de justicia, de belleza… con el ingenio para conseguirlos, pero, cuando lo consigue, vuelve a sentir hambre. Por eso, es un ser insatisfecho y añora un «agua que no nos dé más sed».
Quizá sea esa tensión y esa inadecuación entre lo que somos y lo que deseamos, entre lo que deseamos y lo que conseguimos lo que nos haga estar inquietos, insatisfechos, en movimiento, en búsqueda, experimentando, investigando, viajando.
La experiencia religiosa
EN cuanto apuntamos a continuación, seguimos a Martín Velasco en su descripción de la estructura fenomenológica de la experiencia religiosa (cf. La experiencia cristiana de Dios, Trotta, Madrid 1995).
El ser humano
Cuando los hombres han prestado atención a lo mejor de sí mismos, han escuchado sus voces más íntimas y han percibido que ellas eran el eco de un voz anterior.
El Misterio
Con el término Misterio designamos el conjunto de elementos comunes a la mayor parte de las representaciones de la divinidad que configuran una realidad manifestada al hombre como escondida, revelada como inefable, a la que representa con los símbolos, invoca con los nombres y describe con los conceptos propios de cada tradición religiosa: potencia, dioses, lo divino, el dios único, Jahvé, Alá, Brahma…
Al hablar de experiencia del Misterio nos referimos a la primera reacción que provoca su presencia, a la huella que deja en la condición humana y en su manera humana de vivirla a través de la relación con el mundo, con los demás y con los acontecimientos de la propia vida. En esta huella del Misterio en la raíz del hombre tocamos el fondo del que surge la actividad humana que lleva a nombrar, imaginar, representar y pensar lo divino de acuerdo con las variadísimas circunstancias culturales por las que pasa la historia humana. Una huella que es como la marca en el más acá humano de un fuego que en sí mismo resulta cegador para el hombre.
La relación entre el Misterio y el ser humano
El hombre deja de ser el centro de la relación y adopta una actitud de consentimiento y de reconocimiento que acepta a Dios como Dios, es decir, como lo único necesario y el centro de la propia vida. Experimenta una conversión radical que le hace pasar de la tendencia a la realización de sí a través de la posesión, el dominio y la explicación, a la entrega de sí, la salida de sí mismo, la apertura y la disponibilidad.
La relación se traduce en una nueva forma de existir: la aceptación y el reconocimiento del Misterio como origen amoroso de sí mismo, y el confiado, liberado y gozoso ejercicio de la existencia que brota de tal conocimiento. Saber que la propia existencia es una gracia, un regalo, y aceptarla agradecido.
- Panikkarelenca cuatro momentos distinguibles y no separables en la experiencia religiosa (cf.Iconos del Misterio. La experiencia de Dios, Península, Barcelona 1998, 38):
La experiencia pura, instante vivencial, experiencial, inmediato, personal.
La memoria de ese momento.
La interpretación en un lenguaje que la mediatiza.
Su recepción en un mundo cultural.
- M. Tournier:
Gaspar, Melchor y Baltasar
ESTE autor, en esa obra (cf. Edhasa, Barcelona 1996; original en Gallimard, 1980) a partir del material mínimo de Mateo (2,1-12), de los detalles de los evangelios apócrifos (Protoevangelio de Santiago, 21,1-4; Evangelio de Pseudo Mateo, 16; Evangelio árabe de la Infancia de Jesús, 7) y de La Leyenda Dorada de Jacobo de la Vorágine, «re-escribe» el viaje de los Reyes Magos e introduce la historia de cuarto rey (Taor), que procedía de tierras mucho más alejadas que las de los otros, que llegó tarde a la cita de Belén y que anduvo errante hasta el Viernes Santo. Historia que ya había sido contada por el pastor norteamericano Henry L. Van Dyke (1852-1933) y por el alemán Edzard Schaper (nacido en 1908).
Para trabajar esta novela, sugiero las siguientes pistas basadas en las que ofrece Mario Tomé al estudiar la obra de Tournier (Hermenéutica simbólica en la obra de Michel Tournier, Universidad de León 1986, 81-90).
Con cada rey -Gaspar, rey de Mereo;
Baltasar, rey de Nippur; Melchor, príncipe de Palmirenas; Taor, príncipe de Mangalore- analizar los siguientes aspectos:
- Situación inicial. Motivos por los que emprende el viaje.
- El seguimiento de una estrella fugaz. El viaje de búsqueda y reflexión. 3. El encuentro con el rey Herodes.
- ¿Qué encuentran? ¿Qué les ha cambiado? ¿Qué ofrecen de regalo?
- Rasgos generales de la experiencia religiosa: búsqueda, encuentro con Dios, el día siguiente y el resto de la vida.
- Comenta el conflicto entre las experiencias personales de cada rey y lascreenciasde sus pueblos.
- ¿Cómo llegar a sentir experiencias religiosas en nuestro mundo moderno? 8. ¿Qué es viajaR?
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