La juventud es un regalo. Es un momento precioso de nuestras vidas cuando podemos descubrir quiénes somos, nuestros talentos y dones, nuestras debilidades y luchas; así como para discernir nuestra vocación, ya sea religiosa o laica. Todos tenemos una misión para nuestras vidas. Individualmente, cada uno de nosotros tiene un viaje, pero es un viaje conjunto que nos permite ser parte de la misión última, el camino a Cristo. Jesús también era joven, y es el joven Jesús con quien viajamos.
Honrados ciudadanos
En clave salesiana hay varias expresiones que nos hacen conscientes de la concepción del ser humano que tenía Don...