Sentimientos de los jóvenes vistos por ellos mismos

1 septiembre 1997

Antonio S. Romo

Antonio S. Romo es profesor de la Escuela Univer­sitaria «Don Bosco» (Madríd) y miembro del Conse­jo de Redacción de Misión Joven.

CUESTIONARIO DE INVESTIGACIÓN

Las cuestiones propuestas al grupo de jóvenes del que nos habla la colaboración fueron las siguientes

¿Qué es para ti un sentimiento?

¿Te tienes por sentimental?

¿Cuáles son los dos o tres sentimientos que experimentas a menudo?

¿Cuándo y por qué sueles experimentar esos sentimientos?

Pienso que las cosas no son tanto lo que definen los diccionarios y los tratados de los eruditos, cuanto lo que expresa el común sen­tir de la gente. La mejor definición de la vida es la vida misma. Si esto es verdad en cualquier campo, mucho más al hablar de los senti­mientos. Se puede elaborar una teoría muy bonita acerca del sentimiento, la emoción, los diversos estados de ánimo. Pero ¿qué entien­de, o mejor, qué siente la gente cuando habla de sus sentimientos?

Para averiguarlo se me ocurrió pasar un sen­cillo cuestionario de cuatro preguntas a un gru­po de jóvenes de Tercero de Magisterio (veinte a veintipocos años) en dos aulas de la Escue­la Universitaria «Don Bosco» de Madrid. Dese­chada alguna respuesta incompleta, las res­puestas fueron 66: 50 de chicas, 16 de chicos. La proporción de tres a uno es debida a que en alguna de las especialidades presentes en el aula (Educación Infantil y Lengua Extranjera) hay un notorio predominio de mujeres sobre varones.

Las preguntas no resultaban entrometidas ni suponían una violación de la intimidad per­sonal, por el clima distendido de la clase y el contenido de la asignatura: Técnicas de Ex­presión Oral y Escrita. Varios comentaron des­pués que les había resultado gratificante el poder expresar sus sentimientos. Con las mu­tilaciones obligadas, intento transcribir en blo­ques homogéneos algunas de las respuestas más significativas.

1. Qué es el sentimiento 

  • Una sensación (24)

La mayoría de las respuestas definen el sen­timiento como una «sensación».

– Una sensación que te llena y que, a veces, puede llegar a ser tan profunda que llega a formar parte de ti como expresión de tu per­sona (Patricia).

– Una sensación que te mueve, te hace pensar y actuar: es profunda y visceral, más del in­terior que de la cabeza y, por tanto, más ins­tintiva y no tan racional como los pensa­mientos (M. Carmen).

– Conjunto de sensaciones que tienes hacia algo o hacia alguien (Rafael).

– Una sensación interna a la persona que na­ce por causas externas: visuales (un bonito paisaje: tranquilidad); auditivas (una música estridente: irritabilidad); o en relación con las personas que nos rodean, incluso con Dios (felicidad, alegría interior) (Eva Mª).

– Una sensación fuerte que percibimos a tra­vés de todos nuestros sentidos (Raquel). Una sensación que llevamos dentro y que sacamos para expresar algo: es algo que se apodera de nosotros produciéndonos extra­ñas y bonitas cosas en nuestro cuerpo que, a veces, nos pueden llegar a entontecer, co­mo ocurre en el amor (Eva).

  • Algo íntimo que brota de dentro del ser (15)

– Es la expresión del alma que brota del cora­zón. Se puede exteriorizar o no, dependiendo de cada persona y se manifiesta, incluso físi­camente, con caricias, besos, sonrisa (Nuria).

– Para mí un sentimiento es algo íntimo que siento vivo dentro de mí como respuesta a un estímulo: persona, olor, color… (Ana).

– Es la expresión más íntima de una persona, reflejo de lo más profundo de su ser (Leopol­do).

Es una experiencia interna que sufre la per­sona que le va a hacer tomar una determina­da actitud en la forma de actuar en la vida (Javier).

– Algo que se tiene por dentro, en el corazón y que, a veces, es difícil de expresar (Raquel).

 – Para mí es lo que el corazón té dicta sobre algo o sobre alguien (Jorge).

– Algo que sale del corazón hacia personas de mi alrededor (familia, novio) y que no se pue­de compartir (Nora).

– Algo que está interiormente, algo abstracto que no podemos percibir por los sentidos, pero que se percibe con el corazón (Fernan­do).

  • Emoción, afecto, estado de ánimo (8)

– Es tener hacia una persona, animal o cosa un afecto o su contrario que hace que ellos signifiquen algo o mucho para ti (Carolina).

– Un estado de emoción, impulso o afecto que te hace estar de un modo determinado y te guía hacia esa persona (Laura)

– Un afecto que se siente (Susana).

– Es la expresión de un estado de ánimo, re­acción interior de la mente ante algo que te ha ocurrido (Alberto).

– Es la disposición de ánimo ante algo o ante alguien (Luis).

  • Algo personal (7)

– Algo propio de cada persona que define las características propias de ese individuo (Do­lores).

– Un valor que posee el ser humano necesario para vivir y para compartir con los demás (Juan Luisl

– Lo más especial de cada persona, aquello que te hace ser de una manera o de otra, distinto de los demás (Myriam).

– Lo que nos hace ser más persona, algo que va por dentro y no se puede explicar (Patricia). 

  • Reacción orgánica ante determinados estímulos (5)

– Es la reacción corporal y emocional ante una situación, acontecimiento o persona: respues­ta emocional, no sólo externa, sino interna, an­te determinados estímulos (Ana).

– Algo que te hace sentir otra persona en tu cuerpo y en tu interior o que haces sentir tú a otro y se expresa mediante gestos, lágri­mas, etc. (Mónica).

– Una especie de cosquilleo interior y exterior que es imposible dejar de sentir o sacar al exterior (Francisco José).

– Reacción personal ante ciertos estímulos y que sale a relucir en nervios, risa, lágrimas… (Mª Luisa).

  •  Algo indefinible que se expresa con metáforas (5)

– Es algo muy difícil de definir, como el sabor del té. Si se definiese ya no tendría poesía (María).

– Es algo bonito: cuando oigo la palabra sen­timiento siempre me viene a la cabeza la misma idea: amor. Me recorre un cosquilleo por todo el cuerpo y se me pone una sonri­sa ancha en la cara (Mª José).

– Un sentimiento no puede expresarse con palabras, aunque voy a intentarlo. Cuando lo

que siento es ira se asemeja al fuego. Cuan­do lo que siento es amor, es como estar en plena naturaleza: oyes cantar a los pájaros y te revolotean mil mariposas por el estómago (Ana María).

– La base de la persona, como la gasolina de nuestro motor que es el corazón, lo que nos mueve a realizar cualquier cosa en la vida (Da­vid).

2. Características del sentimiento

Estructurando ordenadamente alguna de las características apuntadas en estas u otras definiciones, podríamos señalar las siguientes:

  • El sentimiento se origina como respuesta a un estímulo interno o externo: recuerdo, per­sona, acontecimiento, incluso animal o cosa.
  • Es algo visceral, instintivo que brota del in­terior del corazón refleja lo más profundo del ser personal.
  • Se manifiesta exteriormente, incluso con una reacción corporal difícil de controlar o una repercusión orgánica de lágrimas, risa, nervios…
  • Es algo universal, aunque subjetivo y distin­to para cada persona, que nos construye en nuestra propia identidad personal.
  • Por esto mismo, es algo difícil de explicar, expresar y compartir con los demás.
  • Normalmente es algo bello, positivo y grati­ficante para quien lo experimenta.
  • Aunque puede tener una doble valoración positiva o negativa: hay sentimientos bue­nos y malos. 

3. Los jóvenes son sentimentales

A la pregunta de si se tienen a sí mismos por sentimentales la respuesta fue mayorita­riamente afirmativa:

53 80%
NO 8 12%
A VECES 5 8%

 

Hay cierto escoramiento a favor del sentimentalismo en las mujeres, frente a los varones:

 

  Mujeres Varones

SI

(43)  86% (11)  69%
NO (4)  8% (3)  19%
A VECES (3)  6% (2) 12%

Citamos a continuación algunas de las ra­zones apuntadas para este juicio.

  • Entre los que dicen Sí

Sí, porque me emociono ante diversas situa­ciones: películas románticas, bodas y comu­niones… Incluso hay veces en que al partici­par en una Eucaristía me llena o gusta tanto que puedo llegar a emocionarme (Eva).

En exceso. Soy como una película de Lassie (María).

– Sí… Soy músico (Enrique).

Mucho. Soy incapaz de anteponer la razón a los sentimientos. Me siento mal e hipócrita si no actúo según lo que siento (Myriam).

Soy muy sentimental: Lloro cuando veo una película que me emociona. También cuando alguien sufre y no puedo ayudarle (Raquel).

Sí. Soy bastante blanda. Cualquier problema me preocupa mucho y me hace sentirme muy mal. Además, enseguida cojo cariño a las personas y las quiero (Susana).

– Sí, ya que me emociono cuando alguien que conozco me regala algo sin esperado o cuan­do me demuestran su cariño y amistad (Marta).

Sí, porque lloro ante cualquier situación y me estremezco ante algo que es injusto (José). .w – Yo creo que mucho. Cualquier acto que veo de solidaridad, de cariño, me conmueve y se_, me forma un nudo en la garganta. Soy pro­pensa a la lágrima fácil (Gloria).

Sí soy muy sentimental. Mi corazón sufre en­ muchas ocasiones porque se da cuenta de que hay situaciones que no marchan en la vi­da (pobreza, marginación, cómo se lleva el­ amor…) (Fernando).

Sí. Soy muy sentimental porque me afectan mucho las cosas. Me importan las personas y sufro con ellas cuando tienen alguna des­gracia… (Adrián).

Sí y creo que cada vez más. Es muy fácil que me emocione viendo una película, un drama o cualquier historia bonita de amor. También` me pongo triste por el fallecimiento de un ser querido (Conchi).

  • Entre los que dicen NO

No, porque no me considero romántico: es algo que no va con mi carácter (Francisco).

Pienso que no soy demasiado sentimental;.., lo que ocurre a mi alrededor no me afecta de forma exagerada. A la hora de tomar deci­siones, prevalece más la lógica, la razón que ­el sentimiento (Salima).

– No, soy más bien tirando a «burro» (David).

– No me considero apenas sentimental. Intento no dejarme llevar por las emociones (Silvia).

– No, porque una persona sentimental es demasiado débil y dulce. Siento y padezco como todo el mundo, pero intento no demos­trarlo a los demás (Almudena).

No soy muy sentimental. Me es muy dificil abrirme a los demás y mostrar mis senti­mientos (Soledad).   

4. Sentimientos experimentados más frecuentemente

SENTIMIENTO CHICAS CHICOS %TOTAL
Amor, cariño, afecto
43  (86%) 11  (69%) 82%
Alegría, felicidad, satisfacción 31  (82%) 6  (37%) 56%
Tristeza, pena 21  (42%) 4  (25%) 38%
Soledad, nostalgia, melancolía 9  (8%) 4  (25%) 20%
Amistad 6  (12%) 6  (37%) 18%
Ternura 6  (12%) 9%
Paz 3  (6%) 1  (6%) 5%
Otros 26 (52%) 15  (94%) 62%

 

  • Otros sentimientos citados 
Entre las chicas
Admiración

Colaboración

Descontento

Dolor

Esperanza

Incompren.

Optimismo

Seguridad

 

Agobio

Compasión

Desencanto

Enfado

Ilusión

Indignación

«El pronto»

Solidaridad

 

Apatía

Comprensión

Desengaño

Esperanza

Incertidumbre

Inseguridad

Rabia

Sorpresa

Entre los chicos
Angustia

Confianza

Ira

Esperanza

Hastío

Miedo

Odio

 

 

Comprensión Desánimo

Envidia

Ganas de vivir

Desconfianza

Nerviosismo

Rabia

 

 

 

El amor y la alegría son, sin duda, los senti­mientos que experimentan más frecuente­mente tanto las chicas como los chicos. Es in­teresante observar cómo estos sentimientos son proporcionalmente más citados por ellas que por ellos. Asimismo también la pena y la tristeza parece que se da más en la mujer que en el hombre. En la amistad destacan algo más ellos que ellas.

5. Cuándo y por qué se experimenta…

  • Amor, cariño

– Cuando estoy con las personas a las que quie­ro y me quieren (familia, novio, amigos) (va­rios).

Cuando estoy, tanto lejos como cerca de las personas que me importan (varios).

– Cuando estoy con mi novio porque es la per­sona más importante de mi vida (Mar).

– Cuando estoy con la chica a la que quiero: me siento a gusto con ella (Fernando).

– Siempre. Hay tanta gente que me da amor y a la que amo que sería imposible determinar un momento en que no pudiera experimen­tar este sentimiento (Myriam).

En primavera, porque como dice mi abuela: » No hay mañana sin sol, / doncella sin amor, / ni vieja sin dolor» (Ana Mª). 

  • Alegría y felicidad

La alegría la experimento casi siempre por­que soy una persona muy alegre que estoy todo el tiempo riéndome: se me nota en la cara (Rocío).

Cuando estoy con las personas a las que quie­ro y siento el cariño que me tienen (Susana).

Desde que me levanto suelo estar alegre. Casi ni sé porqué. Bueno, sí. El sol para mí es alegría (Ana Mª).

Cuando salgo con los amigos o gano al fút­bol (Adrián).

Cuando estoy en armonía con los amigos y con Dios (Leopoldo). 

  • Tristeza y pena

Cuando estoy sola o tengo algún problema que no soy capaz de resolver (Mónica).

Cuando algo no me sale bien o veo que al­guien de mi entorno está mal. Llevo varios me­ses con este sentimiento tras la muerte de mi abuelo (Esther).

Cuando escucho las noticias porque me doy cuenta de lo que ocurre en el mundo: desas­tres, guerras, angustia (Ana Belén).

Me siento triste y sola a menudo porque me gusta pensar y darle vueltas a la cabeza. Aun­que esté rodeada de gente siempre me falta algo o alguien (Almudena).

Cuando veo en la tele o el periódico las des­gracias que suceden, la injusticia y desigual­dad entre pobres y ricos (Fernando).

Por estar lejos de m¡ familia, sobre todo, des­pués de hablar con ellos por teléfono (Asunción). 

  • Soledad

Cuando me encuentro sin nadie que me dé cariño (Gloria).

Cuando tengo desengaños amorosos con mis amigos o me alejo de Dios (Fernando).

Cuando veo que las amistades me fallan (Soledad).

Cuando recuerdo y echo de menos a perso­nas, situaciones y momentos ya vividos (Cristina).

Cuando me encuentro sin nadie al lado: me vienen ganas de volver a Pontevedra. Cuanto más tiempo paso en Madrid, más ganas tengo de ver el mar (Ana).

·        Otros sentimientos

Agobio: Cuando nos mandan muchos tra­bajos, en vísperas de exámenes o cuando las cosas no salen como yo quiero (Dolores).

Apatía: Durante casi todo el día estoy bas­tante baja de moral ante una enfermedad de la que no puedo salir (Susana). 

– Desánimo: Ante los problemas e injusticias que vivimos a diario (terrorismo, inseguri­dad); ante las dificultades que se plantean a ­los jóvenes para vivir una vida normal (paro, relaciones) (Alberto).

– Desengaño: Cuando estoy con gente que me ha fallado, me doy a ellos y no me res­ponden como yo esperaba (Mónica).

– Enfado: Cuando algo no me gusta o me sien­ta mal ¡y se me nota! (Rocío).

Hastío: Cuando veo lo que es mi vida y veo que no puedo fijarme otras metas (Luis).

– Ilusión: Cuando pienso en el futuro, en el fin de mis estudios (Raquel).

Incertidumbre: Ahora más que nunca por­que veo que se acaba la vida estudiantil, tan fácil y sin problemas (Laura).

– Incomprensión: Cuando no me entiendo con mis padres en ciertos temas (Marta).

– Inseguridad: Cuando tengo que tomar algu­na decisión por pequeña que sea (M’ Isabel).

se convive en la vida de la Escuela, se me ocurren estas breves conclusiones:

Miedo: Ante la inseguridad del futuro (David).

– Paz: Cuando me encuentro en la montaña, en plena naturaleza (Silvia).

– «El Pronto»: Cuando estoy nerviosa: me sir­ve de descarga (Ana María).

– Seguridad: Cuando estoy con mis amigos, con mi familia o con la gente a la que quiero (Mª José).

Ternura: Cuando veo niños pequeños o tra­bajo con ellos porque es lo que me gusta (Mó­nica).

6. Conclusión

Al final de este sondeo por la intimidad de los jóvenes, de jóvenes con quienes a diario se convive en la vida de la Escuela, se me ocurren estas breves conclusiones:

  • Los jóvenes -como alguien ha dicho de to­da la generación actual, pero con más in­tensidad- viven a nivel de sentimientos.
  • Hay un mundo interior, un rico filón de sen­sibilidad dentro de ellos, aunque muchas veces lo disimulen e intenten ocultar bajo un caparazón de frialdad o distanciamiento en las relaciones con los adultos.
  • En el fondo les gusta encontrar alguien con quien compartir y expresar en la intimidad sus sentimientos.
  • Todo ello constituye un reto y un estímulo para los padres y para los educadores y ani­madores de juventud.

Antonio S. Romo

 

 

También te puede interesar…

Los itinerarios de fe de los jóvenes

Por Koldo Gutiérrez, sdb

El autor pone el punto de partida de su reflexión en la misión evangelizadora de la Iglesia, situando en ella
el marco de referencia necesario para cualquier itinerario de educación en la fe. Recorriendo con maestría
el reciente magisterio posconciliar, con especial atención al pontificado de Francisco, Gutiérrez señala el
horizonte del diálogo fe-cultura como el gran desafío que la transmisión de la fe debe asumir. En la segunda
parte de su estudio, el autor señala las diez claves que, a su juicio, deben ayudar a implementar y desarrollar
itinerarios de educación en la fe para los jóvenes de hoy a la luz del actual Directorio para la catequesis.