El ser humano está sediento de amistad verdadera y, en la medida en que nos vamos abriendo a la amistad con los otros, nuestro propio ser se va esponjando como un milagro. Hacen falta muchos años para consolidar una firme y transparente amistad, para ahondar en el propio ser, abrir libremente la puerta de nuestro espacio vital y acoger al otro.
- Aprender a ser amigos es todo un arte y puede conllevar toda una vida.
- Ser amigos es estar presentes en la ausencia, presentes en el corazón del amigo o amiga.
- Los amigos se encuentran en el misterio de reconocerse sin forzar, sin programas ni libro de instrucciones, sin exigencias ni falsos cumplidos.
- El amigo se reconoce por una espontánea relación de incondicional y recíproco acompañamiento, desde el mutuo crecimiento y acontecer diario.
- El amigo ama siempre, porque en este «feed-back» relacional nada es tan grave que no pueda ser perdonado.
- Gratuita es la amistad, sincera, profunda como los mismos sentimientos que se incuban y se enraízan en el corazón y se convierten en comunión de vida. Las distancias espaciales no importan; los silencios temporales no incomodan; al contrario, crean lazos más profundos y son signo de respeto y libertad hacia el otro.
- La amistad nace del ser amigo de uno mismo, de la propia aceptación y estima; si no es así no nos podemos ofrecer a los demás.
He aquí nuestro propio decálogo para vivir la amistad con mayor transparencia, con naturalidad y plenitud.
- No forzar: la amistad no se puede imponer. No podemos forzar a nadie a ser nuestro amigo. La amistad o es libre o no es amistad.
- No engañar: no podemos aparentar lo que no somos, debemos contemplarnos tal y como somos.
- No ilusionar vanamente: ilusionar es engañar simulando por mi parte una disposición a la amistad que en realidad no tengo.
- No ser egoísta: no podemos someter la amistad a nuestro propio bien.
- No comprometer: no podemos divulgar la amistad que tenemos con alguien si por alguna razón le compromete o perjudica.
- No ironizar: la ironía es hacer una broma punzante del otro. No hay que hacerlo con nadie, y menos aún con el amigo.
- No prostituir: no hemos de utilizar la amistad para otros fines.
- No cazar ni dejarse cazar: la amistad nos hace libres, no nos puede esclavizar.
- No mandar ni dejarse mandar: porque donde hay mando hay autoridad y obediencia.
- Amar y dejarse amar: es mutuo por parte de todos los seres humanos y más entre amigos.
ANNA-BEL CARBONELL y MARTA MIQUEL
SOI – Servicio de Observación sobre Internet [soi@ua-ambit.org], nº 141, junio 2001