SER SACERDOTE CON LOS JÓVENES Y PARA ELLOS.

1 septiembre 2011

EXPERIENCIA DE MALLORCA

Rafael Mas, Delegado de Pastoral con Jóvenes (Mallorca)
 
El gran acontecimiento eclesial del año 2011 es la Jornada Mundial de la Juventud.  Desde la Delegación de Pastoral con Jóvenes de Mallorca y aprovechando este acontecimiento eclesial se ha realizado una reflexión pastoral entorno a la realidad de los jóvenes cristianos de nuestra diócesis.
 
Intuiciones y cuestiones de formación
A continuación os ofrecemos “intuiciones y cuestiones de formación”, especialmente con presbíteros.
 

  1. Hay dos principios que nos parecen fundamentales teniendo en cuenta el contexto socio-cultural de Mallorca, y la realidad de nuestra Diócesis. Lo que nos urge en este momento es «anunciar el Evangelio del Reino a todos» (Mt 28, 19). Para ello, y en primer lugar, es necesario vivir y testimoniar con nuestra vida este anuncio. El sacerdote antes de ser servidor de la Palabra es destinatario de la Palabra. Antes de ser pastor es oveja. No necesita estar tan pendiente de quien lo sigue, como de «a quien sigue», nos lo recuerda Marcos 3,13; «Jesús les llamó para que estuvieran con él».
  2. En nuestros encuentros sacerdotales, reuniones y planes pastorales repetimos constantemente que vivimos en un contexto misionero, pero nos preguntamos si lo tenemos en cuenta en nuestras prioridades ministeriales y si nuestra mentalidad pastoral es misionera. A la hora de organizar nuestra pastoral ¿tenemos en cuenta la prioridad de anunciar el Evangelio? ¿Cuando buscamos los ámbitos pastorales donde destinar a los sacerdotes, en qué ámbitos pensamos? ¿A la hora de estructurar la formación de los futuros sacerdotes, qué modelo de sacerdote presentamos? ¿Qué priorizamos en su formación?
  3. Nos urge redibujar y redefinir el mapa pastoral de nuestras comunidades y los lugares de anuncio. Primero tendremos que encontrar los criterios para hacer efectiva esta redefinición. Nos tendremos que poner de acuerdo qué entendemos por parroquia, por comunidad, por unidad de pastora, servicios diocesanos, etc.. Después urge tomar decisiones, potenciar diferentes lugares de presencia misionera o descubrir otros nuevos. Dentro de este contexto misionero creemos que como Iglesia de Mallorca hemos de hacer una opción clara y decidida por una pastoral de evangelización a diferencia y frente a una pastoral de mantenimiento. Evangelizar constituye la razón de ser de la Iglesia, su vocación e identidad más profunda. De esta forma nos hemos de empeñar en que todos los cristianos asumamos esta vocación como vocación personal. En la medida que la pastoral de la Iglesia en su conjunto -y en todas las concreciones posibles- sea de verdad evangelizadora se convertirá en vocacional, en una pastoral que tiene como centro a Dios que llama cada uno de los cristianos.
  4. Hay que caminar hacia una Iglesia que pase de la espera a la propuesta. Por eso deberíamos ser sacerdotes cercanos que no sólo han de acoger sino que deben dedicar tiempo para escuchar, interrogar y dejarse interrogar por la historia y la realidad en la que estamos sumergidos. No podemos dejar de tener en cuenta el proceso de evangelización que nos propone el Concilio Vaticano II, en su decreto sobre la acción misionera Ad Gentes (nn. 15-17), siguiendo este orden: testimonio, caridad, anuncio explícito del Evangelio, iniciación cristiana o catecumenado, vida comunitaria y misión. No podemos olvidar ninguno de estos elementos y mucho menos perder la conciencia de que se trata de un proceso muy bien entrelazado.
  5. Es cierto que la falta de sacerdotes hace que nuestros ritmos de vida sean un poco «frenéticos» pero también existe el llamado «paro encubierto». Todo esto puede conducirnos insensiblemente a una superficialidad y un nerviosismo que producen incomodidad y malestar en uno mismo y en el propio entorno. Conscientes de que nuestras vidas sólo serán evangélicamente significativas si parten de la pasión y la seducción por la persona de Jesús y su mensaje, hay que asumir nuestra responsabilidad personal en un camino de crecimiento interior.
  6. Necesitamos, hoy más que nunca, encontrar un equilibrio entre la disponibilidad para escuchar y atender las necesidades del mundo y de la Iglesia, y al mismo tiempo respetar a la persona, el propio ritmo con las propias necesidades. Es muy importante que tengamos instancias que nos ayuden a hacer este discernimiento entre la disponibilidad y la necesidad. Que animen, a unos, a implicarse más en la tarea, y a otros a ir a un ritmo más sereno, aprender a delegar, a trabajar en equipo, a incorporar de manera concreta al laicado.

 
Una experiencia concreta de formación
El programa de formación de este curso, teniendo como marco la reflexión anterior, ha intentado aterrizar la teoría y la práctica en este campo de pastoral juvenil. Tres “ambientes” han sido objetivo de nuestro empeño formativo: sacerdotes y diáconos, agentes de pastoral juvenil y los responsables de pastoral escolar de colegios religiosos
Se ha convocado a un día de formación a los presbíteros y diáconos, para compartir la tarea de una propuesta evangelizadora con los jóvenes de hoy. Nos acompañó Álvaro Chordi (Vitoria). Los objetivos de la jornada, siguiendo la experiencia de la Diócesis de Vitoria fueron: Ser sacerdote con los jóvenes y para ellos, compartir y aprender del trabajo de los demás compañeros, adquirir conocimientos, habilidades y actitudes que permitan acompañar a los jóvenes en su proceso de crecimiento personal y en la fe.
Durante el año se ha convocado a los agentes de pastoral a una formación abierta bajo el título: La juventud de hoy: desafíos y oportunidades. Se han realizado dos encuentros. En el primero se trabajó la dimensión socio-cultural y religiosa de los Jóvenes hoy, dirigidos por Helena Román (Salamanca) y Juan Balsells (Madrid). En el segundo las estrategias pastorales del trabajo con jóvenes con Marisa Jiménez, (Tarragona), Javier Porro y Javier Garcia  (Santiago de Compostela).
En el campo de la pastoral escolar, conjuntamente con Escuela Católica de las Islas Baleares y las delegaciones diocesanas de catequesis y enseñanza, se ha realizado un curso, en horario lectivo reconocido por la parte de la Consejeria de Eduación y Cultura. Los objetivos han sido: formar educadores capaces de liderar y dinamizar la acción pastoral en las escuelas, formar personas que creen, impulsen y gestionen procesos de dinamización de la pastoral en la escuela y crear estilos, maneras de hacer, lenguajes, metodologías que vigoricen los equipos de pastoral en cada centro, respetando las diferentes formas de hacer, carismas e identidad de cada centro educativo.
A la hora de evaluar esta experiencia de formación, creemos que ha sido muy enriquecedora la posibilidad de reflexionar y compartir las búsquedas y las oportunidades; de entresacar intuiciones en un tiempo en el que todos tratamos de abrir caminos. De apuntar líneas de trabajo que nos permitan, siempre, seguir comunicando el evangelio que transforma las vidas y redimensiona los proyectos vitales. Sin fórmulas milagrosas. La propia historia de la evangelización  juvenil va oscilando entre pertenencias sólidas y flexibles, y quizás toca ahora retomar lo plural, lo difuso, lo distinto, para poder ayudar a las personas a dejarse llenar por Dios.
 

Rafael Mas Tous