Silencio de Palabra

1 diciembre 2011

¿Y ése es el hablar de Dios?
Dicen que Él es la Palabra
del Padre. Le miro y es
Niño de un día. No habla:
a lo más, sonríe y llora…
Y es verdad: eres Palabra
del Padre, que para hablarnos
se ha quedado en Ti callada.
¿Y quién podría decirnos
lo que tus silencios hablan?
Infante -el que no habla-, ¡y cuánto
dice Dios en lo que Él calla!
Nunca nos habló tan alto
como cuando su voz baja
para hacerse este infinito
silencio de su Palabra
callada en forma de Niño
callada en la Forma blanca
en la que mis labios ponen
al Dios que en Belén callaba.
¿Y quién podrá hablar de Ti,
si Tú para hablar te callas?
El cielo quiso decirte,
y por suprema alabanza,
calló el cielo media hora.
Toda la creación callada
quedó al venir en la noche
de sus reales moradas
sobre silencios de Dios
tu Omnipotente Palabra:
Misterio del gran silencio
fecundo en que te engendrara
el Padre en los resplandores
de aquella eterna mañana,
en la mitad de la noche
que nuestro día alumbraba,
al corazón del silencio
todas las cosas entraban.
¡Si alguna palabra hubiese
que aquel silencio expresara!
Pero en Ti lo tengo todo,
posesión de mi esperanza,
ya que el Padre en tu silencio
comprometió su Palabra.
Porque si Tú estás callado,
callada llega a Ti mi alma,
sin hacer ruido, hasta oír
que, entre el rodar de tus lágrimas,
en el cielo de la tuya
se va hundiendo su mirada,
en el mar de tu silencio
el río de su palabra.
La palabra de un silencio
se me quedó en Ti callada.

Ángel Martínez

Para hacer
Este poema lo escribió un jesuita español oriundo de Lodosa, Navarra, que vivió casi toda su vida en Nicaragua. Bien podemos meditar con él y hallar toda la sabiduría que contiene en estos momentos de inflación de palabras y de ausencia de una palabra auténtica que resuene en el silencio.
Convertimos el poema en oración. ¿Qué nos dice? ¿Qué decimos?
Véase también el poema de la siguiente página, relacionado con el nuevo año.
 

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