EN UN MUNDO LAICO
“En el contexto social y cultural actual,…,
vivir la caridad en la verdad lleva a comprender
que la adhesión a los valores del cristianismo
no es sólo un elemento útil, sino indispensable
para la construcción de una buena sociedad… ”
(CV 4)
“La ruptura entre Evangelio y cultura es sin duda alguna el drama de nuestro tiempo” (EN 20). Son palabras escritas por Pablo VI hace treinta y cinco años. Son palabras que siguen teniendo gran actualidad. Esta ruptura no ha remitido, sino que adquiere hoy tonos nuevos motivados, entre otras causas, por la globalización, la revolución en las comunicaciones (internet) y las migraciones.
Quizá nos cuesta ver la relación entre las causas, pero posiblemente veamos con claridad los efectos. Nuestro mundo ha intensificado la interdependencia entre universos culturales y religiosos distintos.
Debate de actualidad
La relación entre el evangelio y la cultura está de actualidad. Hay un debate entre estudiosos y hombres de ciencia sobre este tema. Es paradigmático el diálogo entre Habermas y el entonces cardenal Ratzinger. Nosotros percibimos la dificultad práctica, el día a día, de esta ruptura. Se convierte, para nosotros, en retos pastorales.
Estamos hablando de la relación entre evangelio y cultura cuando hablamos de inculturación, cuando hablamos de libertad religiosa, cuando se plantean las dificultades de entendimiento (o fecundación mutua) entre fe y razón, cuando hablamos de laicismo o de laicidad.
Laicismo y laicidad
Se habla de pensamiento laico, moral laica, política laica, sociedad laica, Estado laico… El término laico o laicidad se emplea, en estos momentos, con mucha confusión. No todos emplean la palabra laicidad con el mismo sentido. Unos quieren expresar ‘autonomía de las realidades terrenas’ (GS 36), otros quieren subrayar una ‘visión no-religiosa de las realidades humanas’.
Hemos pedido a Eugenio Alburquerque unas reflexiones sobre esta relación. Afirma que desde el punto de vista cristiano la laicidad es un valor. Distingue entre laicidad y laicismo. Aboga por la construcción de un modelo de presencia cristiana capaz de ubicarse de una manera nueva en la laicidad, de aceptarla y reconocerla, de cooperar en su realización como laicidad positiva, abierta, unitiva y dialogante. Para ello propone superar actitudes beligerantes, asumir el dinamismo democrático, el reto de construir una ética cívica, personalización de la fe.
La soledad del creyente
¿Cómo vive, el creyente, esta situación? Las palabras perplejidad, confusión, asombro, dificultad, división… podrían responder la pregunta. También describe esta vivencia la palabra soledad, uno de los males de nuestro tiempo.
Miguel Ángel G. Morcuende presenta esa sensación de soledad que hay en no pocos creyentes. Y descubre algunas tentaciones: el individualismo, un cristianismo exaltado, replegar velas. Pero también podemos seguir otras rutas: tomar conciencia, ofrecer un cristianismo atractivo y profético, un cristianismo que no se conforme con la mediocridad, vivir desde dentro, estar presentes en las líneas de fractura de los jóvenes, estar en búsqueda.
Relectura a la carta a Diogneto
En la tradición de la Iglesia encontramos un texto escrito a finales del siglo II, que habla de los cristianos en el mundo. Es un texto apologético. Sus formulaciones acerca de la postura de los cristianos en el mundo, o del sentido de la salvación ofrecida por Cristo, son de una justeza y una penetración admirables.
Pedro José Gómez nos ofrece una relectura de este texto. Descubre un gran esfuerzo de inculturación del evangelio. Le resulta atractiva, y actual, el estilo de una argumentación positiva. Se le muestra un cristianismo vigoroso y atrayente. Sugiere afrontar las dificultades con realismo y actuar desde la dinámica de la semilla.
Creadores de cultura
El relato del Génesis, en sus primeros capítulos, hace una lectura creyente del origen de la cultura. Se presenta la vocación del hombre a colaborar con el Creador. Es así como el hombre (hecho a imagen y semejanza de Dios) crea cultura. Precisamente porque en la cultura de hoy Dios es el gran ausente, la cuestión sobre Dios se convierte en la cuestión fundamental. Para un pastor de jóvenes la gran pregunta de este momento es cómo llevar a Dios a los jóvenes y cómo llevar los jóvenes a Dios.
El magisterio del Papa Benedicto
El Papa Benedicto, en su magisterio, está ofreciendo una gran luz en este tema. La necesidad del diálogo y entendimiento, en un mundo con diversidad cultural y religiosa, no autoriza a poner la propia fe entre paréntesis, ni puede fundarse en un sincretismo buscando un mínimo denominador común.
Para la sana laicidad hay un terreno común entre creyentes y no creyentes. “Es legítima una sana laicidad del Estado en virtud de la cual las realidades temporales se gobiernan según las normas que le son propias, sin excluir sin embargo las referencias éticas que encuentran su fundamento último en la religión” (Benedicto XVI).
Koldo Gutiérrez