SOÑAR EL PRESENTE Y PROYECTAR EL FUTURO CON LOS JOVENES

1 enero 2009

Herminio Otero
 
En el trabajo con los jóvenes es necesario ayudarles a concretar los ideales en proyectos. Y a realizar la esperanza en acciones. Y a soñar desde la realidad. Y a asumir el pasado para cambiar el futuro. Hace 20 años y ahora.
Todo ello se logra no hablando, sino haciendo que hablen y que se expresen para ayudar después a tomar postura. Uno de los recursos para ello es el relato, recurso que valdrá para siempre.
Presentamos dos ejemplos. Ambos tienen una particularidad: fueron realizados ahora hace 20 años: exactamente en 1989. Del segundo, ofrecemos tres parábolas o relatos.
La perspectiva del tiempo nos puede ayudar a ver qué se decía entonces, cómo han evolucionado lso acontecimientos y cómo…
 

  1. Diario de futuro

■ El ejercicio
El primer ejemplo es un diario figurado de una joven de 20 años. Asistía a un curso de Pastoral Juvenil y habíamos indicado que cada uno respondiese a la pregunta ¿Qué pasaría si yo fuese joven? y elaborase a partir de ahí un relato como si realmente lo fuera. Esto era válido especialmente para quienes ya han abandonado los años jóvenes. Como en el grupo la mitad eran jóvenes, sugiero que estos se imaginen dentro de cuarenta años y escriban una especie de diario de lo que creen que harían según lo que en ese momento vivían.
 
■ El resultado
Transcribo un amplio “diario imaginado de futuro”, escrito en unos breves momentos dentro del curso. Lo elijo por la riqueza de contenidos que tiene, la concreción de líneas, la expresión de vida actual y la anticipación de futuro que supone. Y a la vez, por ser un testimonio de búsqueda y de fe que puede servir para otros grupos. Como todos los relatos de futuro, además, refleja sueños o temores que la realidad demuestra que tardarán mucho más en llegar.

 
Diario soñado (escrito en realidad en 1989)

24 de mayo de 2009. 00:10
Cansada
Creo que hace bastantes días que no cojo un boli y me paro a escribir, pero es que el cansancio y el sueño pueden conmigo.
Hoy ha hecho un día estupendo: cielo azulísimo, sol claro y olor a primavera. Ya hasta los mosquitos empiezan a dar la lata. Y, como cada día, el dulzor del canto de los pájaros…
El trabajo no ha tenido muchas particularidades. ¡Estos jóvenes…! Hoy han terminado casi la capilla. ¡Yo ya pensé que nunca terminarían. ¡Cuántas piedras se han necesitado! Lo que más me gusta es la claridad y la luz que tiene… Ana me ha dicho que han pensado poner bancos pequeños alrededor de una mesa redonda. Luis ya ha traído el Cristo que hizo hace unos meses de madera. Juan ya está empezando a pintar las paredes. ¡Cuánto color…! Cuando hoy he ido a verles, estaban embadurnados y tan felices de que sea algo suyo.
¡Vaya trabajo! Parece que nunca se termina. Menos mal que Phillipe se preocupa de los que han venido del extranjero. Se llevan un poco mal con los españoles, pero paciencia.
¡Ah!, hoy han llegado cinco musulmanes. Con ellos ya somos 120: 85 jóvenes y los demás, matrimonios, laicos, pastores de las distintas iglesias… Me estoy durmiendo. Creo que voy a dejarlo por hoy.
 
25 de mayo de 2009. 17:30′
Desaliento…
Espero que mañana salga el sol de nuevo. ¡Qué día más negro! Hoy, en vez de ser animadora, me he convertido en prototipo completo de ‘desanimadora’.
Ya empezó mal el día. Hemos recibido un comunicado del Consejo Regional Madrileño acusándonos de ‘Sociedad de peligrosa liberalidad, atentadora de la integridad del poder social y político y, para colmo, inútil’.
Desde luego esto es peor que ser perseguidos directamente. Hace ya diez años que comenzó la reevangelización de la vieja Europa, pero no hay forma. Cada vez nos tapan más la boca. Han prohibido la entrada de nuevos misioneros asiáticos y americanos. Creo que esto va a terminar pareciéndose a los primeros siglos de la Iglesia. Bueno, cambio de tema porque cada vez que lo recuerdo me altero y pierdo los estribos.
Para colmo de males he descubierto que pierdo facultades: no puedo casi correr, me canso y me asfixio, la memoria se me escapa… Me rebelo. Siempre quise una juventud eterna. Al verlos a ellos siento envidia… Estoy desagradable, de mal humor… Y ellos lo notan.
En la oración, como de costumbre, no he hecho más que quejarme y rebelarme. Pero menos mal que sentarme en su presencia calma todo el fuego descontrolado y la hoguera sigue ardiendo tranquila y silenciosa. Esta hoguera, aunque vaya siendo ‘menos joven’, tiene otras cosas que no tenía cuando era joven: felicidad en su vocación, experiencias de vida y de muerte, experiencia más serena de Dios…

 
 

He pensado en ellos al hacer esta reflexión. Ellos sí que lo tienen difícil. No es nuestra juventud, mi juventud. Son otra generación y otra juventud muy distinta: no saben soñar. Son tan realistas como el mundo que los ha fabricado. Cuentan con el poder de una Europa vieja que cae en la cuenta de que los jóvenes son su esperanza y, sobre todo, son tremendamente solidarios porque están cansados de este mundo viejo…
Por eso, a pesar de este día negro, quiero seguir aunque sólo se apara sembrar mi chispa de esperanza y de sueño en ellos.
 
3 de julio de 2009 12:15h
Empezamos
La casa está terminada y todavía no tiene nombre, pero Samir ha puesto un gran cartel en la puerta que dice: “¡Párate! Aquí hay vida”. De momento han llamado al Lotos tres personas. Han comido con nosotros y dicen que les gusta nuestra fraternidad y nuestro ecumenismo. Después, que eso de soñar con hacer “más felices y vivas y, sobre todo, libres a las personas” no deja de ser una tonta utopía. Bueno, yo a veces pienso que algo de razón tienen, pero sigo creyendo que algo sí es posible.
Velada de guitarra para terminar el día. Mañana iremos “de aventura”. Es nuestra primera salida. Estoy nerviosa. He meditado mucho nuestro lema: “Cuando la vida es dura para muchos, la aventura de la vida no puede ser otra que la aventura del amor”.
 
14 de julio de 2009. 19:45h
Los primeros sudores…
Final de nuestra primera aventura. Esto es más difícil de lo que creíamos. La comunidad ha hecho la evaluación. Hay desilusión en todos, sobre todo en los más jóvenes.
Yo he pensado que realmente la vida no ha cambiado demasiado: el ansia de poder, la explotación, la manipulación, las injusticias… siguen estando en los primeros puestos de la vida. Lo único que cambian son las formas: con más técnica, más ciencia y más comunicaciones… (Ya se puede ir a veranear a la luna).
En mí sí han cambiado muchas cosas. Al menos encuentro a Dios más que nunca en las personas. Sin embargo no he dejado todos mis prejuicios y miedos. Quisiera éxito y grandeza como los demás. Menos mal que tengo a alguien que cuida de mí y tengo también esta comunidad que me da calor y que me enseña en cada persona.
¡Ah!, la noticia del día: ‘Las mujeres pueden ser sacerdotes’. Ya era hora de que contásemos en esta Iglesia.
En la cuestión Iglesia, ha mejorado la cosa: vamos por buen camino. Desde que ha vuelto a sus orígenes de opción por los pobres y de ser pobre, parece que todo va mejor: la eucaristía es más sencilla y fraterna y entendible. Yo, al menos, me siento más a gusto.

                              Juani Mateos Rodilla (20 años)

 
 
■ Realización y conclusiones
El relato podía haber seguido concretando aspectos que ahora ya se viven o se desean. Después de leerlo ante todo el grupo, ella misma concretó cómo lo había hecho y de qué le había servido:
– Tuve una sensación muy fuerte al poner la fecha del 2009, porque era como concretar todo lo que quiero para mi vida.
‑ Primero hice la lista de todos los elementos que yo quisiera para el mundo, para la Iglesia… tal como me la imagino para entonces. Y fue muy interesante, porque te vas dando cuenta de cómo hay varias cosas que siempre estarán en tu vida y en la de los demás.
‑ Por otra parte, en la posibilidad de ver lo que será, metes muchos elementos de esperanza, de ilusión, de ganas de trabajar…
‑ Sobre todo me ha ayudado el hecho de escribirlo porque he sido consciente de lo que puedo llegar a ser o de lo que no puedo llegar a ser.
‑ Me he dado cuenta de que el futuro lo va construyendo uno mismo. Si comienza a pensar cómo quiere que sea ese futuro, le sale mejor y no sucederá que te den un futuro y tú te acoples a él. Tú vives ese futuro y tú te lo creas…’
Y entonces concluimos que todo esto (este ejercicio y otros por el estilo), no son tonterías, sino una forma de ayudar a concretar, que es lo que ahora hace más falta a los jóvenes: convertir los ideales en proyectos.
Y aquí había un proyecto concreto.
Y no era una fantasía evasiva, sino una alimentación de la esperanza.
Y no era un escape, sino una forma de concretar y realizar algo con lo que uno sueña.
Y era ver las dificultades (‘Me ayudo a concretar’).
Y entonces, cualquier cosa vale para trabajar. Porque es una crítica al futuro o al pasado. O sea al presente, porque implica tomar postura: qué puedo hacer desde ahora para que algo sea así o deje de serlo.
 

  1. Sueños de presente

■ El ejercicio
Con jóvenes del entonces tercero de BUP y COU (ahora Bachillerato) del colegio salesiano de Vigo (mediados los años ochenta) preparamos un encuentro que por la noche tendríamos abierto a todos los jóvenes de la ciudad sobre ‘Imágenes del hombre, mundo del joven y dialéctica de la creatividad’. Por eso, en vez de hablar yo, quise que fueran ellos quienes expresaran desde el primer momento sus ideas, vivencias, deseos y situación.
Así lo hicieron. Unos prepararon noticias de futuro, otros fueron leyendo relatos que por la mañana habían escrito en unos cinco minutos auque me habían dicho: ‘Estos no son capaces de escribir nada’.
 
■ El resultado
Traemos aquí tres relatos breves, no los mejores, sino los que se leyeron y a partir de los que fuimos comentando las características de los jóvenes de entonces.

  • Todos ellos tienen el término ‘bravo’ en el título porque ante mi primera intervención en el curso alguien dijo “¡Bravo!”
  • El primer relato, además, indiqué yo el título y comencé el primer párrafo, como ejemplo de lo que podían hacer.
  • Quien lo deseara se podía imaginar dentro de 500 años. Pero ya se sabe que, aunque así lo hagan, se habla de sus inquietudes presentes.

 
■ Tres relatos de jóvenes

Beatriz Bravo
(Continúa ella). Sus latidos eran monótonos y aburridos de acuerdo con los tiempos que corrían.
A medida que se sucedían las estaciones, su corazón se fue oxidando poco a poco hasta que llegó el momento en que se paró.
Había que buscar una solución.
Aún tardaron algún tiempo en encontrar la llave con la que abrirlo y poder arreglarlo, pero cuál no sería su sorpresa cuando descubrieron lo que se ocultaba dentro.
Era un corazón distinto: sus latidos eran alegres y ya podían ser escuchados por todos porque eran para todos.

                              Beatriz Suárez

 
El bravo
Era costumbre por aquellos días ver microfilmes grabados con estúpidas películas o documentales sobre temas anodinos e insulsos. Por eso a Eduardo le gustaba más escaparse al museo de objetos antiguos y leer. Sí, leer. Tan sólo los curas ancianos recordaban qué era eso… y algún que otro joven interesado, porque, por supuesto, era esa una actividad retrógrada. Pero a Eduardo le gustaba. Y en especial le gustaba un libro titulado ‘El bravo’, que hablaba de valerosas hazañas, de antiguos caballeros y de nobles ideales…
Eduardo encontraba en los libros lo que no encontraba a su alrededor: vida, ilusión y… amigos. Por supuesto, Eduardo era un muchacho arcaico, pero a él no le importaba mientras pudiera refugiarse en sus libros.
Un buen día, un enorme incendio devastó el museo de objetos antiguos. Algunos opinaron que estaba bien, que era una forma de romper con el pasado. Pero a Eduardo se le vino el mundo encima. Estaba solo, indefenso, en una sociedad apática que no le entendía. ¿Qué podía hacer él solo?
Pero no estaba sólo; había más gente con él. Solía rebuscar entre los escombros con la ingenua esperanza de encontrar algún ejemplar que hubiera escapado de la pila y una tarde se encontró con un muchacho de su edad empeñado en la misma tarea.
Os podéis imaginar el final. Había mucha gente sin nada que decirse y sin nada que hacer. Pero ellos dos sí tenían cosas que decirse y muchas por hacer. Y toda una vida por delante para ello.

                     Manuel Esteban

 
 

Bravo, campeón
El recuerdo de sus hazañas pasadas se mezclaba ahora con el griterío inconexo de la multitud. Eran unos gritos ciertamente embriagadores y atractivos. Esos gritos, esas aclamaciones, le hacían sentirse diferente, por encima de los vicios, virtudes y defectos que todo aquel atajo de personas vociferantes podía tener.
Y es que, como bien mandaban los cánones de esa sociedad, todo hombre debe tener un alma, toda sociedad debe tener un ídolo al que seguir ciegamente sin importar cuál es el precio a pagar. De esta forma, y sólo de esta, las cosas pueden ir bien y todos serán felices porque habrán sido liberados de la más espantosa maldición, el estigma ineludible que la condición humana lleva pegado desde el principio de los tiempos: el pensar ¡Valiente disparate! ¡Menuda incoherencia! Total, siempre habrá quien lo haga por ti…
¿Y qué decir del líder? ¿Qué decir del gran dios de acero y de oro que contempla a la multitud con ojos de halcón? Quizás tan sólo que todo ese acero y oro está sostenido por unos pies de miserable y frágil barro.
¡Pero, un momento! Algo sucede fuera de la norma. El líder grita, se encoge… ¡Es imposible! Pero si parece humano. Habla de ideas incoherentes acerca de algo llamado ‘libre albedrío’ o sandeces semejantes… Se escucha un murmullo sobrecogedor que va creciendo hasta llenar la sala. Luego, el silencio, la noche, la oscuridad. E, invariablemente, otro nuevo día contempla el mundo y su sociedad. Y nada ha cambiado. Otro gran hombre está ahí y todos son felices.
Y nuestro hombre, porque tan sólo eso era con todas las bendiciones y maldiciones que ello implica, se arrastra por el fango repudiado y olvidado de todos.
Pero en su corazón, en su corazón vuela más alto que la estrellas…

                          Carlos Villar

 
■ Algunas claves
Aquel día trabajamos con estos relatos. Siempre es más fácil hacerlo a partir de las personas que los crearon.

  • Nótese cómo el primer relato no dice cómo se encontró la llave, ni cómo se efectuó el cambio… También se nota algo que entonces detectábamos: una vuelta a lo emotivo…
  • En el segundo relato el futuro queda solamente atisbado en esperanza. La solidaridad no existe y se traduce sólo en el trabajo en común por lo mismo, aunque eran muy pocos. Tareas para la minoría, que será la ‘salvadora de la humanidad’.
  • El tercer relato presenta otra visión, abierta a la esperanza y a la vez desesperanzada. O insolidaria. O al menos impotente ante la sociedad.

¿Por qué no leer y comentar y trabajar con estas parábolas? Y sobre todo, ¿por qué no seguir creando otras? ¿Sería posible hoy hacer lo mismo? ¡Sabemos que sí, aunque la realidad ha cambiado hasta no parecerse nada a aquella! (Entonces no había, por ejemplo, Internet, no teléfono móvil…). Pero los sueños siguen siendo los mismos: ser persona. Porque su mundo está ahí: ese mundo de futuro con sus miedos e ilusiones, esos ideales movidos por los sueños, que se pueden ir haciendo poco a poco palabra, proyecto y realidad.