El mes de octubre para los centros educativos cristianos es el «mes del DóMUND». Desde diferentes partes se ofertan actividades y experiencias que ayuden a comprender y vivir el sentido de esta tradicional fecha.
La actividad que proponemos aquí -«subasta misionera»- se enmarca en este contexto de la campaña del DÓMUND, aunque se puede realizar en otras campañas de solidaridad y/o misioneras.
La subasta misionera es una actividad que consiste en realizar, en un ambiente de fiesta participativa, una especie de subasta o puja de distintos objetos, que los propios participantes aportan, para destinar los beneficios a la campaña del DóMUND. Los objetivos de la actividad podrían situarse dentro de los siguientes:
– Darnos cuenta que tenemos y nos sobran muchas cosas.
– Todos y todas podemos aportar algo para la campaña.
– Poder apoyar actividades solidarias con nuestro dinero v nuestras cosas.
– Reconvertir un método competitivo y agresivo en cooperativo y lúdico.
La organización es muy sencilla. En el grupo o aula se avisa con antelación de la subasta misionera para ir creando ambiente. Para ello, se pueden realizar unos carteles -hechos por uno del grupo que dibuje y rotule medianamente bien- para empapelar el atila, centro o local que sea; junto a ello, se pueden entregar una especie de invitaciones indicando lugar, día y hora, etc. Además, se presenta verbalmente la iniciativa al grupo o aula en cuestión. Los datos importantes a informar son:
- Cada uno puede traer los objetos que desee (si son de niños, recordar que lo consulten con sus padres). Sería bueno que haya objetos de todo tipo, tamaño v valor, desde pegatinas hasta objetos decorativos, deportivos o libros… Todo vale con tal de que esté en buen estado.
- A cada objeto se le asigna una cantidad-precio inicial con la que comenzará la puja (sería conveniente que en un papel o cartulina aparezca atado o pegado el precio de entrada). No conviene que dicho precio sea muy alto.
- Se señala la cantidad máxima de dinero que podemos traer para pujar (esto es muy importante, particularmente si se trata de niños o niñas, para que nadie «se imponga» por su condición social).
- Se indica el día y hora para la subasta, junto a la finalidad de la misma: todo lo que se recaude irá destinado para el DÓMUND.
El día de la subasta en una sala o aula, adecuadamente preparada y ambientada, dará comienzo la puja. Un animador o animadora o el profesor/a podrán dirigir la sesión. Sería interesante disponer de una mesa amplia donde se puedan colocar todos los objetos que se van a subastar, con la indicación del precio de salida. Todo deberá producirse, después, siguiendo el rito de las «subastas de verdad» –con la verborrea, tono, rapidez… típicos- (sería bueno disponer del mazo tradicional de las subastas para darle un aire oficial).
Cada participante que quiera subir la puja podrá levantar la mano y decir la cantidad por la que puja… cuando al final de una puja se lleven varios segundos de silencio se podrá acabar con el tradicional «a la una…, a las dos… v… a… a la de tres. Queda adjudicado al señor/señora… por el valor de …». En ese momento se acercará adonde está el objeto en cuestión v, tras el pago, se le entregará.
Creemos que es una actividad creativa v válida para todas las edades desde los estudiantes de primaria hasta el equipo de animadores y animadoras de un centro juvenil. La experiencia así nos lo indica. Lógicamente, dependiendo de los destinatarios habrá que acentuar más unos elementos que otros, pero la creatividad de cada equipo organizador dará con las adaptaciones necesarias.
XULLIO C. IGLESIAS